
Las niñas y mujeres jóvenes se ven expuestas a todo tipo de abusos durante el trayecto migratorio hasta Marruecos
MĆ©dicos sin fronteras ha realizado un estudio sobre la problemĆ”tica de la violencia sexual que sufren las mujeres emigrantes subsaharianas hasta llegar a Marruecos, paĆs de trĆ”nsito migratorio hacia Europa. El endurecimiento de las polĆticas europeas sobre el control de las fronteras externas, revierte sobre los emigrantes. A las polĆticas de control europeo, tras la firma de acuerdos de reisión en los paĆses de origen, se suma la expulsión de las personas sin papeles. Todo ello conforma una situación de extrema gravedad, especialmente para las mujeres.
La ONG es testigo directo del impacto que las polĆticas europeas causan en los paĆses fronterizos en la salud fĆsica y mental de hombres y mujeres que se ven obligados a emigrar, y en aquellos que solicitan asilo en Marruecos. La dificultad de trĆ”nsito de las rutas tradicionales ha obligado a las personas a realizar viajes mĆ”s largos y peligrosos, ademĆ”s de enfrentarse a una situación de bloqueo indefinido en Marruecos. Durante el Ćŗltimo aƱo, el endurecimiento de los controles fronterizos, ha contribuido a la reducción del nĆŗmero de emigrantes africanos en Marruecos, pero no ha mejorado su situación.
Actualmente la violencia sigue siendo una constante en la vida de estas personas; el 39% de las 5.231 personas entrevistadas por Médicos sin Fronteras reconoció haber sufrido algún tipo de agresión. El censo elaborado por Médicos sin Fronteras fue realizado en las ciudades de Nador, Oujda, Casablanca, Salé y Rabat; en ellas se recogen las consultas médicas por actos de violencia. Las niñas y mujeres jóvenes se ven expuestas a todo tipo de abusos durante el trayecto migratorio hasta Marruecos.
En general, viajan hacinados en la parte posterior de las pick-ups que atraviesan el desierto, no hacen paradas para dormir, comer y apenas llevan agua. SegĆŗn varios testimonios, hay personas que mueren por las malas condiciones del trayecto o por la violencia. Las mujeres aƱaden otro factor; ser vĆctimas de violencia sexual. SegĆŗn MĆ©dicos sin Frontera, el paso fronterizo de Argelia-Marruecos es extremadamente peligroso, sobre todo para las mujeres; son pocas las que se atreven a hablar de las agresiones sufridas y mucho menos a denunciarlas.
La atención de casos de violencia sexual ha sido constante y aumenta progresivamente desde julio de 2009. Entre mayo de 2009 y enero de 2010, una de cada tres mujeres atendidas por MĆ©dicos sin Fronteras en Rabat y Casablanca itió haber sufrido uno o mĆŗltiples episodios de violencia sexual durante el proceso migratorio y tambiĆ©n en territorio marroquĆ. Esta cifra podrĆa ser mĆ”s elevada, ya que algunas mujeres no lo reconocieron.
Una reciƩn llegada a Maghnia es de quien quiera; no puede negarse, no puede irse, todo se paga con sexo
MSF ha documentado las historias de 63 mujeres que han declarado haber sufrido violencia sexual durante el trayecto migratorio, en la frontera o dentro del territorio marroquĆ. Estas 63 pacientes oscilan entre 2 y 40 aƱos, el 21,5% son menores de edad y un 10% de ellas menores de 16 aƱos. La mayorĆa son de la RepĆŗblica DemocrĆ”tica del Congo (RDC), principalmente de las zonas en conflicto bĆ©lico, y de Nigeria, pertenecen mayoritariamente a las etnias Ibo y Yoruba, las mĆ”s pobres de este paĆs. TambiĆ©n proceden de CamerĆŗn, Congo-Brazzaville, Costa de Marfil y la RepĆŗblica Centroafricana (RCA), entre otros. La gran mayorĆa de las mujeres entrevistadas por MĆ©dicos sin Fronteras habĆan huido de sus paĆses de origen por conflicto armado, persecución polĆtica y otros tipos de abusos, tales como matrimonios forzosos, violencia domĆ©stica y abusos en el hogar.
āUna reciĆ©n llegada a Maghnia es de quien quiera; no puede negarse, no puede irse, todo se paga con sexo. Aunque vaya con su bebĆ© o con su hijo, toda mujer debe pasar por lo mismoā, declara un testigo de 31 aƱos que estuvo en la zona. La ciudad de Oujda es una de las puertas de entrada hombres y mujeres emigrantes en trĆ”nsito hacia Europa; tambiĆ©n es el lugar donde las personas son habitualmente expulsadas por las Fuerzas de Seguridad marroquĆes. Aunque oficialmente la frontera istrativa con Argelia sigue cerrada, los emigrantes subsaharianos detenidos en Ć©sta y otras ciudades son expulsados y abandonados en esta frontera desĆ©rtica.
Tres casos significativos del informe de MSF
1) O.A, mujer de 26 aƱos dejó su paĆs a causa del conflicto polĆtico. Cuando volvĆa de recoger leƱa, vio a dos soldados golpeando a su padre. Pasó tanto miedo que decidió abandonar el pueblo. Al llegar a una aldea, se encontró con un grupo de gente vestida con ropa verde caqui, como los soldados, y les preguntó cómo seguir el camino. Le dijeron que se sentara y esperara. SegĆŗn relata O.A., un hombre pasó por detrĆ”s de ella y le tapó la boca con la mano mientras otro se colocó delante. Le hizo quitarse las bragas y la penetró por la vagina. Gritó pero nadie la ayudó. Los demĆ”s tambiĆ©n abusaron de ella, pero estaba semiinconsciente y no sabe cuĆ”ntos fueron. Ya en Mauritania, como no tenĆa pasaporte, un camionero le propuso llevarla escondida debajo de su asiento. Por el camino, el camionero y otro hombre que viajaba con ellos le dijeron que bajara del vehĆculo; allĆ no habĆa nadie, estaban en mitad del desierto. En un momento dado, el camionero se acercó a O.A. y la golpeó. Cayó al suelo, donde le estrujó los pechos y la insultó. DespuĆ©s el otro hombre la violó. Gritó pero nadie podĆa oĆrla, estaban en medio del desierto. Cuando terminaron, los dos hombres se dieron a la fuga.
2) La policĆa arrestó a T.D., mujer de 14 aƱos, en la medina de Oujda cuando iba al mercado a comprar comida y la llevó a la comisarĆa donde habĆa 28 personas subsaharianas, de ambos sexos, detenidas, las cuales fueron expulsadas y devueltas a la frontera esa misma tarde, dejĆ”ndolas abandonadas en pleno desierto. T.D. caminaba con tres hombres y otras dos mujeres, cuando el grupo fue atacado por bandidos marroquĆes: en total, seis hombres armados con cuchillos. SegĆŗn el relato de T.D., cada mujer fue violada por tres bandidos, uno tras otro.
3) Mujer de 19 aƱos: A.A. se habĆa quedado sola en su paĆs despuĆ©s de la muerte de su madre y de que su padre tuviera que huir por persecución polĆtica. Una amiga de la familia fue a buscarla y viajaron en avión hasta Casablanca y luego a ParĆs. En el aeropuerto fueron rechazadas y devueltas a Marruecos. De vuelta en Casablanca, A.A. fue separada de la mujer que la acompaƱaba y enviada a la comisarĆa de Oujda. Esa misma noche fue expulsada a la frontera con otros 15 emigrantes de diversas nacionalidades. Ella era la Ćŗnica mujer del grupo. Cuatro policĆas con perros los llevaron en coche hasta un lugar en mitad del desierto. Entonces, dos policĆas se llevaron a A.A. aparte, le dijeron que se levantara la ropa y, al negarse, un āsoldadoā le dio una bofetada y la tiró al suelo. El otro le agarró los brazos mientras la desnudaban. DespuĆ©s de violarla, los policĆas la levantaron del suelo y la llevaron de nuevo con el resto de emigrantes y los otros dos policĆas que aguardaban.
Violencia en Marruecos
La estigmatización que sufre la mujer subsahariana le bloquea el a una atención médica
Cada vez son mĆ”s las personas que solicitan asilo que se han encontrado bloqueadas en Marruecos. Las mujeres y menores no acompaƱadas sufren agresiones de todo tipo que quedan impunes; su situación irregular les impide denunciar. De todos los casos conocidos por MĆ©dicos sin Fronteras, sólo una mujer (aĆŗn con hematomas y sin contar con asesoramiento previo) denunció la violación ante las autoridades, pero de nada sirvió; el hombre denunciado alegó el consentimiento de la vĆctima y fue absuelto. Otras mujeres estĆ”n bajo el control de las redes de trata o trĆ”fico de personas. De las 63 mujeres entrevistadas por MĆ©dicos sin Fronteras, un tercio afirmó haber sufrido alguno de estos abusos sexuales en Marruecos (sin incluir Oujda).
MSF trató a 54 mujeres por secuelas de abortos, el 74% de los cuales habĆan sido provocados debido a embarazos no deseados. SegĆŗn las mujeres que prestaron su testimonio, el 23% quedaron embarazadas como consecuencia de violaciones, el 35% tenĆa problemas de salud sexual y reproductiva vinculados a la violencia sexual, y el 33% de Ćndole psicológica: insomnio, anorexia, pesadillas, estados de estrĆ©s y ansiedad, depresión, pasividad emocional, fuerte sentimiento de culpa o vergüenza, pensamientos suicidas, etc.
La estigmatización que sufre la mujer subsahariana ātanto por su condición femenina como por su origen y por su situación de irregularidad en Marruecos-, le bloquea el a una atención mĆ©dica, social y legal. La necesidad de una atención integral para las vĆctimas de violencia es fundamental, pero no existen los mecanismos para asumir este tipo de casos. De la misma manera que el Gobierno de Marruecos debe dar una respuesta integral a las vĆctimas de violencia sexual, los paĆses de la Unión Europea deben asumir la responsabilidad de sus polĆticas de migración y asilo, cada vez mĆ”s restrictivas, sobre el aumento de la violencia en general de los emigrantes, en especial las mĆ”s vulnerables, como las mujeres y las niƱas.