TRIBUNA POLÍTICA

Hitler el rojo

La candidata neonazi alemana llega a la conclusión de que ha encontrado lo que quieren oír sus seguidores: Hitler era comunista.

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Después de la entrevista de esta semana en el plutócrata Musk, va a ser necesario inventar un término novedoso para esa “realidad alternativa” que la ultraderecha cultiva con mimo desde hace décadas. No vamos a decirle a la gente la verdad, sino lo que quiere oír, es el lema de esta nueva y voraz multinacional, y a los potenciales votantes neonazis no les gusta que asocien a su candidata a ese tipo ridículo que sale en tantas películas y que era, indiscutiblemente, malísimo, así que vamos a librarnos de él. No queremos a Hitler entre nuestros padrinos, así que vamos a convertirlo en miembro destacado del enemigo.

Siguiendo este complejo razonamiento, la candidata neonazi alemana llega a la conclusión de que ha encontrado lo que quieren oír sus seguidores: Hitler era comunista. 

El personaje de Hitler el rojo no habría nacido de no ser por esa predisposición a las ruedas de molino con la que estos señores han jugado

La broma sería tan risible como la candidata si no fuera por lo mucho que revela del fundamento de la estrategia ultraderechista, que como era de esperar es muy simple: nuestros seguidores no merecen respeto, porque se tragan crudo todo lo que decimos. Por consiguiente, vamos a despreciarlos de manera absoluta haciendo que comulguen no ya con las ruedas de molino acostumbradas, sino con catedrales góticas.

De todos modos, van a tragárselo todo, piensan Alice Weidel y Elon Musk, y posiblemente muchos más socios de su alegre peña. 

Lo que tiene que hacernos pensar a los demás es qué es lo que ha pasado para que hayamos podido llegar a que estos finos estrategas ni siquiera elaboren sus mentiras, y lo que es peor, para que, en efecto, sea mucha gente la que les da crédito. Gente que se cree a pies juntillas que Abascal y su tribu no se dedican a la política, sino a no sé qué cosa filantrópica, gente que se cree que los puentes y las carreteras de Valencia las reconstruyen los voluntarios, gente que se cree que Feijóo no sabía que su amigo era narco porque no existía Google.

Si no se frena con decisión la espiral, que parece imparable, de la mentira, la única libertad que nos quedará será la de tomar cervezas al lado de esos comunistas de las SS

El personaje de Hitler el rojo no habría nacido de no ser por esa predisposición a las ruedas de molino con la que estos señores han jugado, y la pregunta es cuándo despertarán nuestros conciudadanos del sueño húmedo de ese país en el que solo les cuentan lo que quieren oír, y si lo harán a tiempo. Si no se frena con decisión la espiral, que parece imparable, de la mentira, la única libertad que nos quedará será la de tomar cervezas al lado de esos comunistas de las SS y no ir al hospital cuando estemos enfermos porque, de todas formas, nos vamos a morir. 

Siéntense ustedes a pensar lo que quieren. Porque, si Hitler era comunista, ya no hay que preguntarse qué será lo siguiente. Ya no hay siguiente.