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lunes. 09.06.2025
TRIBUNA

La sexta manifestación de Núñez Feijóo contra el Gobierno

La idea de utilizar el derecho de manifestación, la ocupación de la calle, con el fin de derribar el Gobierno no deja de ser inquietante en una democracia asentada.
PP

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El Presidente del Partido Popular ha convocado una manifestación contra el Gobierno. Es la sexta que convoca desde que preside el partido conservador, partido que ya practicó este tipo de oposición cuando lo presidía Mariano Rajoy. La idea de utilizar el derecho de manifestación, la ocupación de la calle, con el fin de derribar el Gobierno no deja de ser inquietante en una democracia asentada. Pero, además de la inquietud que provoca esta forma de hacer oposición, hay oros elementos inquietantes en el comportamiento del Partido Popular, como es el lenguaje que utiliza contra el Gobierno y los réditos políticos que este tipo de manobras aportan a Vox, que quizá sea, más que el propio Partido Popular, el principal beneficiario de la operación. Empecemos por el primero de estos dos puntos.

El lenguaje del Partido Popular. En su comparecencia sin preguntas para anunciar la convocatoria de la manifestación del 8 de junio, Núñez Feijóo habló de las “prácticas mafiosas” y de “inmoralidad” del Presidente del Gobierno. Y Tellado, su Portavoz en el Congreso, habitual de la injuria y de la violencia verbal, definió al Gobierno en el último pleno de la Cámara como una “organización criminal”. Con ese lenguaje se degrada la democracia porque se sitúa al partido adversario extramuros del sistema, se le califica como delincuente y se le niega toda legitimidad. Éste es el primer indicio de debilitamiento de la democracia, cuando se trata al adversario como enemigo a eliminar y estos excesos verbales de Núñez Feijóo, de Tellado y de tantos otros dirigentes populares denota la voluntad de destrucción de este partido. Cuando un partido deslegitima y acusa a otro, lesiona el principio de pluralismo y hasta la alternancia.

Derribar al Gobierno desde la calle. Como apuntaba más arriba, cuando Rajoy lideraba la oposición contra Rodríguez Zapatero fue el primero en aplicar la técnica de la manifestación para derribar al Gobierno. Es legítimo el uso del derecho de manifestación y, por ende, es legítimo que la oposición convoque manifestaciones para protestar contra medidas gubernamentales. Pero, como ocurrió en la legislatura 2008-2011, hay una línea divisoria que no se puede traspasar. Me refiero a convocar manifestaciones con el fin de “echar” al Gobierno, como dice Núñez Feijóo. Porque al Gobierno se le “echa” tras unas elecciones o mediante la moción de censura (y su paralela la cuestión de confianza).

Convocar una manifestación para “echar” al Gobierno es una doble irresponsabilidad. Por un lado, se hace creer al ciudadano que la vida del Gobierno depende de la calle, con los consiguientes riesgos de alteración grave del orden público. Por otro lado, una manifestación de ese tipo ignora los mecanismos constitucionales de formación y censura del Gobierno, que se ignoran y tratan de desplazarse, y se hace creer a los ciudadanos que la vida y la muerte del Gobierno se dilucida en la calle y no en la Constitución.

Por otra parte, el Partido Popular, con su convocatoria callejera, lanza dos inquietantes mensajes a los ciudadanos. En primer lugar, el mensaje de la inutilidad del Parlamento porque la calle puede conseguir lo que no consiguen los parlamentarios En segundo lugar, el mensaje de la frustración porque, como por mucho y mucho que se manifiesten el Gobierno no va a caer, lo que consigue el mensaje de Núñez Feijóo es crear un sentimiento de frustración entre las bases más movilizadas de la derecha y ese sentimiento de frustración conduce al fascismo, pero no lo aprovecha el Partido Popular. Además, no entiende Núñez Feijóo que la manifestación expresa su fracaso como político parlamentario. Es una confesión de impotencia parlamentaria, por otra parte esperable después de las operaciones bruselenses contra las lenguas autonómicas y tras la denuncia al Tribunal de Cuentas de la cesión del palacete de la Avenida Manceau de París, que excluyen de toda moción de censura a Junts y al PNV.

Por último, otro factor de degradación de la democracia es la obsesión de toda la derecha (con la complicidad de su prensa adicta) por romper al PSOE. En su comparecencia para anunciar la manifestación, Núñez Feijóo dijo representar no sólo a su partido, sino también al PSOE descontento. Aquí habría que decirle, como en el cine, que saque sus sucias manos del PSOE, que respete a un partido adversario y que deje de comprar, a través de Díaz Ayuso, a traidores y tránsfugas, que hay en todos los partidos. El poco respeto por el PSOE como partido, el intento de dividirlo y manipular a algunos que ya han abandonado el partido, es una conducta que no respeta la Constitución ni el principio democrático.

En definitiva, convocar una manifestación para “echar” al Gobierno supone dar la espalda a la Constitución, a sus procedimientos y al principio democrático.

El verdadero beneficiario de la manifestación. No hace falta ser un especialista en la opinión pública para entender que este tipo de iniciativas benefician más a Vox que al Partido Popular. En primer lugar, porque el Partido Popular “compra” el discurso de Vox y se pasa al campo ideológico y simbólico de la extrema derecha: el centro no sale a la calle para “echar” a un Gobierno. En segundo lugar, las masas que concurren a la manifestación se van a sentir más próximas a los métodos populistas de Vox que a la vía democrática que debería representar el Partido Popular. Cuando se dispersen, los manifestantes van a sentir, imperceptiblemente, que es Vox el que más representa los valores antidemocráticos que desprecian la Constitución. Con cada manifestación de este tipo un grupo de votantes del Partido Popular se desplaza a Vox.

Núñez Feijóo llegó a la Presidencia del Partido Popular como moderado y dialogante (aunque no lo había sido como Presidente de Galicia), pero la frustración de las elecciones de 2023, cuando ya se veía como Presidente del Gobierno, han hecho de este político una máquina de despecho y de rabia.

La sexta manifestación de Núñez Feijóo contra el Gobierno