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Antonio Ávila
Desde que en 2001 Peter Jackson deslumbrara al mundo con su portentosa adaptación de la trilogía de El Señor de los Anillos, han aparecido algunos proyectos que han complementado el universo de la Tierra Media, como la trilogía-precuela de El Hobbit o la serie Los Anillos de Poder, otra precuela de la trilogía original. El próximo 13 de diciembre se estrena El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim, una nueva precuela, esta vez en formato de película de animación. Una historia que nos sitúa 261 años antes de la trilogía original.
Un repentino ataque de Wulf, un astuto y despiadado señor de los Dunlendin que busca venganza por la muerte de su padre, obliga al rey Helm y a su gente a hacer una última y audaz resistencia en el antiguo fuerte de los Hornburg, una imponente fortaleza. Hera, la hija de Helm, se encuentra en una situación cada vez más desesperada, así que deberá hacer gala de una gran determinación para liderar la resistencia contra un enemigo letal que pretende destruirlos por completo.
El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim es un absoluto divertimento que no hay que dejar escapar estas navidades. Es el mejor producto de la franquicia desde su primera trilogía.
Esta producción estadounidense y japonesa cuenta con la dirección de Kenji Kamiyama, uno de los directores de animación japonesa más reputados. Su curriculum cuenta con producciones tan destacadas como Jin-Roh (1999), las series Ghost in the Shell: Stand Alone Complex (2002) y Moribito (2007), Ancien y el Mundo Mágico (2007), o la serie Blade Runner: Black Lotus (2021) por citar tan solo unas pocas. Con semejantes trabajos, y lo que se pudo ver en el tráiler, quedaba claro que estábamos ante una producción que no había que perder de vista, y más viniendo del universo del que proceden sus personajes.
El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim son dos horas y cuarto de pura épica que no da pie al respiro, en el que vemos como una amistad desde la más tierna infancia se torna en un oscuro relato de venganza. Si bien se tratade una cinta bastante coral, como todos los relatos de la Tierra Media, en ella brillan con luz propia personajes con un carisma atroz y empoderados como la heroína Hera o el rey Helm, pasando por un villano bien construido como es Wulf.
Uno de los aspectos más interesantes de la película es ver cómo se va construyendo el personaje de Hera, quien a pesar de su origen noble es un alma libre y poderosa, si bien todavía no cuenta con la confianza de su padre. Es con el devenir de los acontecimientos cuando se irá viendo como Hera, poco a poco deberá ir tomando las riendas de su destino y su gente.
Cualquier fan de la inmortal obra de Tolkien y la fantasía épica quedará sobradamente satisfecho. Además, siempre es un regalo poder ver animación de este calibre en la pantalla grande.
A nivel argumental no estamos hablando de ninguna maravilla, pero la película tiene un ritmo tan vertiginoso y perfecto, dejando momentos para la épica, la contemplación y la emoción, que hace que no podamos despegar los ojos de la pantalla.
La épica queda, además, reforzada por la poderosa narración de Miranda Otto, quien interpretó a Eowin en las películas originales.
A nivel técnico y de animación estamos ante un producto de una solidez abrumadora. El bonito y detallado diseño de personajes, los fondos espectaculares y una animación hiperfluída, hacen que nos metamos más todavía en historia.
Tampoco se puede dejar escapar el apartado sonoro, con una banda sonora que recuerda a la mítica creación de Howard Shore, incluso podemos escuchar un mítico extracto de esta al principio de la película. Epicidad por los cuatro costados.
El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim es un absoluto divertimento que no hay que dejar escapar estas navidades. Es el mejor producto de la franquicia desde su primera trilogía. Cualquier fan de la inmortal obra de Tolkien y la fantasía épica quedará sobradamente satisfecho. Además, siempre es un regalo poder ver animación de este calibre en la pantalla grande.