
Una victoria este domingo le supondrĆ” al presidente de Ecuador, Rafael Correa, la posibilidad de ocupar el poder durante 10 aƱos, algo insólito en las Ćŗltimas dĆ©cadas en un paĆs en el que la población se acostumbró a gobiernos dĆ©biles que caĆan por la acción de las masas o los golpes militares. Correa goza de una gran popularidad, sobre todo entre los sectores mĆ”s pobres de la población, aunque sus polĆticas, su estilo confrontativo y su obsesión con los medios le granjean tambiĆ©n adversarios importantes.
La gran popularidad de Correa tiene relación directa con los enormes recursos que dedica a distintos programas sociales. Se calcula que mĆ”s de un millón y medio de personas reciben subsidios directos. Ha llevado a cabo importantes obras de infraestructura que han beneficiado sobre todo a los sectores rurales. La inversión en Educación se duplicó y el aumento en el presupuesto de Salud ha sido notable. El sueldo mĆnimo le ha ganado a la inflación y los ingresos del petróleo āEcuador forma parte de la OPEP- han permitido que la pobreza se reduzca del 64 % de la población en el 2000, a 27 % en la actualidad.
La bonanza petrolera, aunque la producción estĆ” estancada, es la que asegura la continuidad de este esquema. Y Correa apuesta tambiĆ©n a la gran minerĆa, lo que en ocasiones lo enfrenta con ambientalistas y grupos indĆgenas. Y China es ahora el gran aliado y el primer acreedor, con 3.400 millones de dólares. Dato importante ya que Ecuador no puede acceder a los mercados internacionales de capitales a consecuencia del default de 2008, cuando decidió no pagar a los tenedores de bonos por 3.200 millones de dólares. TenĆa fondos suficientes, pero decidió no pagar al estimar que era una deuda ilegĆtima, contraĆdo por gobiernos anteriores.
La alianza con China no es el Ćŗnico cambio importante en las relaciones exteriores. Al igual que Venezuela, ha hecho de IrĆ”n un aliado estratĆ©gico. Y sigue el enfrentamiento polĆtico y diplomĆ”tico con EE.UU., a pesar de que hay nuevo embajador de Washington en Quito, despuĆ©s de la expulsión en abril de 2011 del representante norteamericano. La concesión de asilo diplomĆ”tico a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, en la embajada ecuatoriana en Londres, ha actuado como nuevo foco de tensión.
En la cruz de los seis aƱos del gobierno de Correa estĆ”, sin duda, el cambio de reglas para construir poder. La reforma de la Constitución āque habilitó una nueva reelección- en la justicia, en la ley electoral, asĆ como en los órganos de control, afectan la calidad institucional. A ello hay que aƱadir su estilo de conducción y sus enfrentamientos con los opositores y con la prensa. Alberto Acosta, candidato presidencial que fuera un aliado polĆtico clave de Correa, lo considera ahora autoritario y arrogante; su hermano Fabricio, un fanĆ”tico.
El presidente prohibió a sus ministros y funcionarios pĆŗblicos dar entrevistas a los medios privados a los que ha dedicado todo tipo de descalificaciones: ācorruptosā, āsicarios de tintaā, āconspiradoresā. Y tambiĆ©n decidió eliminar la publicidad oficial en los mismos medios, con el argumento de que āno tenemos por quĆ© beneficiar el negocio de seis familias de este paĆsā. Una actitud que Correa comparte con dos de sus principales aliados en la región, Hugo ChĆ”vez y Cristina FernĆ”ndez.
Al igual que ellos viene haciendo un uso intensivo āabusivo para muchos- de las llamadas ācadenas nacionalesā. En noviembre del aƱo pasado, la ONG Fundamedios habĆa contabilizado 1.365 cadenas en sus seis aƱos de gobierno. Para esta ONG, las cadenas, junto con los mĆ”s de 20 medios de comunicación en manos del Estado, constituyen āla herramienta mĆ”s poderosa para tratar de plasmar el pensamiento de la revolución ciudadanaā.
Estos espacios han sido utilizados para polemizar contra lo que Correa considera opositores y con los medios adversos. Al menos 13 de estas cadenas fueron utilizadas para justificar el juicio contra el diario El Universo. En algunos casos lo que sucede es una especie de réplica instantÔnea, interrumpiendo entrevistas o programas donde se criticaba al gobierno o se entrevistaba a algún opositor.
En los planes de Correa estĆ” una reforma del código penal con penas mĆ”s severas para el libelo. Hasta mediados del aƱo pasado, el presidente ecuatoriano habĆa demandado a mĆ”s de 25 personas por injurias y delitos de opinión. Los casos mĆ”s sonados fueron contra periodistas del diario El Universo, condenados a 3 aƱos de prisión y 40 millones de dólares de multa. Y contra los autores del libro āEl Gran Hermanoā, sobre Fabricio Correa y sus negociados corruptos. En ambos casos el presidente decidió perdonar la pena, pero sin olvidar.
Ante las observaciones de que las leyes penales de difamación restringen la libertad de expresión, RaĆŗl Vallejo, embajador de Ecuador en Colombia, dijo a la revista Semana: āDemocrĆ”ticamente, ĀæquĆ© legitimidad tiene un dueƱo de un medio que impone su punto de vista, frente a un gobierno que ha sido elegido por votación?ā.
En ocasiones fueron simples ciudadanos privados, que hicieron algĆŗn tipo de manifestación verbal en la calle, los que enfrentaron la furia del presidente. El caso mĆ”s sorprendente fue el de Irma Parra, una mujer que fue detenida durante varias horas cuando hizo un gesto que se interpretó como un ānoā al paso de una caravana en la que iba el mandatario. El propio Correa se bajó de su vehĆculo, la increpó y justificó la detención como necesaria para hacer respetar su dignidad. āEs una pelucona (oligarca) de Riobamba, por lo que se merece ese castigoā, dirĆa despuĆ©s.
Paralelamente, Ecuador y Venezuela intentan recortar sus atribuciones a la RelatorĆa para la Libertad de Expresión de la OEA. No solo reduciendo drĆ”sticamente su presupuesto, tambiĆ©n quieren eliminar los informes anuales sobre libertad de expresión en los paĆses . Para Human Rights Watch (HRW), Correa intenta cambiar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos por las ājustificadas crĆticasā que se han hecho en la OEA a su gobierno, āpor los graves retrocesos para el ejercicio de la libertad de expresión en el paĆsā.