
@ebarcala | Pese a la retórica medieval de los comunicados oficiales del Estado IslĆ”mico, sus militantes saben de las posibilidades que brindan las nuevas tecnologĆas y explotan las redes sociales para la captación de adeptos, la propaganda e incluso el apoyo en operaciones militares. Ante la incursión en la arena digital, el contraataque era cuestión de tiempo.
Desde el inicio de las operaciones de ISIS (Estado IslĆ”mico de Irak y el Levante) en Siria las redes sociales han formado parte de su estrategia. No se prodigan con escenas repartiendo alimentos o exhortando a la lucha en interminables vĆdeos caseros, como acostumbran otras facciones integristas. Utilizan recursos mucho mĆ”s virales: fotos de su vida diaria en Instagram, imĆ”genes con la estĆ©tica de videojuegos tipo Call of Duty, pelĆculas con planos aĆ©reos, explosiones en cĆ”mara lenta y puntos de vista en primera persona, memorias de operaciones mediante infografĆas y hasta merchandising, con pĆ”ginas en Facebook donde obtener desde siete dólares camisetas, sudaderas y otros productos.
Yihad al estilo occidental
La campaƱa en Irak multiplicó esas acciones. Tanto para infundir temor en el enemigo (caso de la toma de Mosul), como para reclutar nuevos militantes. Muchos proceden de Occidente y, como ocurre con los sospechosos de la ejecución del freelance James Foley, sus biografĆas se acercan mĆ”s al estereotipo del hipster urbano que al del tópico islamista: hackers, escritores de viajes y hasta un rapero.
Entre sus tĆ”cticas se encuentran infiltrar mensajes en las conversaciones sobre hashtags populares o crear aplicaciones propias con las que publicar automĆ”ticamente en miles de cuentas. Conscientes de la relevancia de la imagen y el al pĆŗblico joven, han permitido a ViceNews la realización de un documental en el territorio que controlan. Los productores reconocĆan que los medios tĆ©cnicos que allĆ vieron no tienen nada que envidiar a los suyos.
Las claves del contraataque
Ha sido precisamente la difusión del vĆdeo del asesinato del periodista el punto de no retorno ante la propaganda radical. En Irak, la respuesta ha consistido en censurar y limitar las horas de a internet, especialmente en las provincias con frentes abiertos. Redes como Youtube o Twitter colaboraron en la identificación y cierre de cuentas relacionadas con ISIS; miles de s claman contra la difusión de sus vĆdeos y mensajes y Estados Unidos tiene en marcha una campaƱa con imĆ”genes de la crueldad de la guerra y sus resultados para contrarrestar los llamamientos a engrosar las filas yihadistas.
ISIS busca ahora canales alternativos. El analista David Barrancos reseƱa el uso en Irak de Psiphon (una aplicación para crear redes privadas virtuales) y Firechat, que difunde mensajes entre móviles conectados por bluetooth. En el resto del mundo, optan por migrar a espacios menos vigilados. The Guardian cita pĆ”ginas como Ask, Justpasteit, Friendica, Quitter y diaspora, una red descentralizada donde los āpodsā o canales privados se comparten de manera discreta.
Sea cual sea el desenlace de la guerra digital, el uso intensivo de los medios sociales parece ser pieza clave para entender la transformación de un grupúsculo prÔcticamente desconocido hace apenas un año en toda una amenaza global.