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Durante años, el placer sexual ha sido un tema cubierto por capas de silencio, especialmente cuando se trata del deseo femenino y la autoexploración. Sin embargo, una transformación está teniendo lugar -no desde las instituciones ni en voz alta-, sino desde lo íntimo y cotidiano: los juguetes sexuales se han convertido en herramientas de empoderamiento personal, reivindicación del cuerpo y bienestar emocional.
Una práctica cada vez más común
Lejos de ser una moda pasajera, el uso de juguetes sexuales se ha asentado como un hábito común en muchos hogares españoles. Según la Encuesta Nacional sobre Sexo 2024, más de la mitad de los españoles (52,3%) han utilizado juguetes para adultos en algún momento. El dato resulta todavía más relevante si se tiene en cuenta que más del 73% se declara satisfecho con su vida sexual, y casi un 85% opina que el sexo es un aspecto clave para el bienestar general.
La relación es clara: quien se permite explorar nuevas formas de placer, también suele desarrollar una relación más sana con su cuerpo, sus deseos y sus límites.
El empoderamiento nace en el cuerpo
Hablar de estos rios también es hablar de autonomía. Especialmente para muchas mujeres, estos productos han representado una ruptura con la idea de que el placer debe estar condicionado a la presencia de otra persona. La posibilidad de descubrir el propio cuerpo, experimentar distintas sensaciones y entender mejor qué funciona o no en la intimidad, genera un efecto directo en la autoestima.
Este tipo de autoexploración no solo favorece el bienestar personal, sino también la comunicación en pareja, ya que permite expresar deseos de forma más clara y segura.
No hay edad para el placer
Uno de los hallazgos más interesantes de los últimos estudios es la presencia cada vez más activa de personas mayores en esta revolución. De hecho, según datos de 2024, el 84% de las personas mayores de 60 años en España afirma alcanzar el orgasmo con frecuencia, superando incluso a franjas más jóvenes en algunos casos.
Esto confirma que el deseo no desaparece con la edad, y que los juguetes sexuales pueden ser aliados importantes para seguir disfrutando de una vida íntima rica, diversa y saludable a cualquier edad.
Diversidad, tecnología y accesibilidad
Otro factor que ha facilitado esta expansión ha sido la innovación en diseño y tecnología. Hoy en día existen juguetes silenciosos, ergonómicos, recargables y pensados para adaptarse a distintas anatomías, identidades y necesidades. Además, la amplia disponibilidad a través de tiendas online ha eliminado muchas barreras: ya no es necesario entrar a un sex shop físico para acceder a ellos, lo que facilita un consumo más libre y menos condicionado por el juicio social.
La variedad también invita a la curiosidad: desde vibradores externos hasta succionadores de clítoris, pasando por anillos, plugs, masturbadores y más, la exploración está al alcance de la mano.
Educación y conversación abierta
El papel de la educación sexual ha sido clave. Medios, redes sociales, sexólogas, divulgadoras y podcasts han contribuido a desmitificar y normalizar su uso. La conversación se ha vuelto más abierta, más libre de prejuicios, y en muchos casos, más basada en evidencia.
Hablar de este tema ya no implica escándalo, sino información, salud y placer. En muchos entornos, estos objetos ya no se esconden en cajones oscuros, sino que forman parte de una vida íntima plena, consciente y elegida.
Lo que hace apenas una década parecía impensable, hoy forma parte de la normalidad de miles de personas. La revolución de los juguetes para adultos no necesita pancartas ni manifestaciones, porque se produce en silencio, desde los dormitorios, desde el cuerpo, desde la autonomía.
Y como toda revolución íntima, su impacto se refleja en lo cotidiano: en la forma de relacionarnos con nosotras mismas, con los demás y con nuestra propia libertad.