Nauseabundo
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Es muy celebrado el dicho de que, "del cerdo, hasta los andares", significando con ello la calidad de cualquier parte de ese animal para la alimentación humana e, incluso, para la gastronomía.
También es conocido, aunque no esté elevado al altar de las frases célebres, el hecho de que, el cerdo, come de todo. Cualquier cosa le vale para desarrollar esa carne tan apreciada. Todo le sirve para alimentarse. Por muy desagradable que nos pueda resultar a los humanos, por mucha nausea que nos pueda producir eso con lo que se alimentan, los cerdos se lo comen con fruición, incluso, podríamos pensar, con deleite. Comen, para resumir, y hablando mal y pronto, hasta mierda.
En política, a veces, nos encontramos con especímenes que podrían asimilarse al cerdo a la hora de aprovechar cualquier cosa para reforzar su posición política. Todo les vale para hacer lo que ellos llaman política. Cosas que, a cualquiera, nos producirían nauseas, ellos parecen deglutirlas con satisfacción. Vuelvo a repetir, hasta la mierda. Y, desde, luego, el fango.
Lo más nauseabundo de todo eso, sea considerar esas guarrerías como un medio honorable para llegar al gobierno de España. Tanto como para irse a alardear de ello a Europa
"Como cochino en un charco" es otro dicho del saber popular. En el fango, los cerdos se mueven muy bien. Parece, dado su comportamiento cuando se rebozan en el lodo, su hábitat natural. Como muchos políticos.
Hay profesionales de la política que, se mueven en el fango como si fueran cerdos. Se mueven en él como si se tratara de su medio ambiente y lo utilizan para hacer, es un decir, política. Mientras se revuelcan en él, pretenden negar, incluso, la realidad. Bueno, la realidad de los demás porque, para ellos, no existe otra que la basura en la que se rebozan.
En el fango, los cerdos se mueven muy bien. Parece, dado su comportamiento cuando se rebozan en el lodo, su hábitat natural. Como muchos políticos
A mí no me gusta señalar, pero, cuando te vas a Europa con más de 200 muertos para acusar, a una española candidata a comisaria europea, de ser la responsable de que un amiguete tuyo esté de palique con una amiga en lugar de estar a lo que debiera, me parece una cerdada. Pero, claro, a mí, me dan nauseas ciertas cosas.
Entre otras, ir en barco con contrabandistas de droga. Incluso, de tabaco. Entre otras, encamarse, ni figuradamente, con fascistas. Entre otras, negarse a que los que menos tienen, receptores de salario mínimo o pensionistas, mejoren su situación. Entre otras, negarse, también, a que las mujeres dispongan de una legislación que reduzca la posibilidad de ser agredidas por el mero hecho de ser mujeres.
Y, desde luego, el que use, como ya hizo algún antecesor suyo con las víctimas del terrorismo, a los muertos de una catástrofe natural para perjudicar a su rival político.
Puede que, lo más nauseabundo de todo eso, sea considerar esas guarrerías como un medio honorable para llegar al gobierno de España. Tanto como para irse a alardear de ello a Europa.