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Jaime Polo | @lovacaine
Lucía Casañ Rodríguez debuta en el cine con una propuesta sorprendente en Un Bany Propi, un filme que convierte el baño, un espacio de tránsito, en un lugar habitable, transformándolo en el refugio creativo de Antonia, una ama de casa de 65 años que encuentra en su soledad doméstica una inesperada liberación personal.
La película presenta una premisa tan sutil como poderosa. Antonia, interpretada con ternura y profundidad por la grandiosa Nuria González, es una mujer atrapada en el rol tradicional de ama de casa, que vive su vida en el silencio de la cotidianidad, y, sin embargo, guarda un secreto peculiar: el baño es el único espacio donde puede sentirse libre y escribir.
Casañ Rodríguez mezcla en su dirección una poética visual con un enfoque atrevido y formalmente desafiante. La estética de la película crea un ambiente que se siente alegre y nostálgico, capturando el espíritu escapista y de redescubrimiento que define la historia de Antonia.
La magia de Un Bany Propi radica en su habilidad para transformar el “no-lugar” en un sitio de pertenencia emocional
La magia de Un Bany Propi radica en su habilidad para transformar el “no-lugar” en un sitio de pertenencia emocional. Inspirándose en la noción de non-lieu del antropólogo Marc Augé, quien describe los “no-lugares” como espacios de tránsito sin identidad, tales como aeropuertos, centros comerciales y, en este caso, un baño, la directora convierte un espacio de paso en un refugio lleno de significados. Este acto resignifica no solo el uso del espacio, sino también la identidad y autonomía de las mujeres en espacios relegados. En su núcleo, la película se convierte en una crítica a las limitaciones impuestas sobre las mujeres de generaciones anteriores, y a la vez, en un mensaje universal sobre la búsqueda de sentido y autorrealización en la edad madura.
Lucía no solo aporta una nueva voz al cine español, sino que también sugiere un camino lleno de frescura y audacia para la industria. En un festival como La Mostra de València, Un Bany Propi es un testimonio del poder de las historias pequeñas, contadas desde la autenticidad y con una precisión visual y narrativa que rara vez encontramos en el cine de autor debutante.
