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Diego Ruiz de la Cruz | @dieruiz90

De la mano de Filmax y bajo la batuta del la película Desmontando un elefante, con un elenco repleto de premios Goya.
La cinta cuenta la historia de Marga, una mujer de unos 60 años que acaba de salir de un centro de desintoxicación y regresa a su hogar, donde continuará luchando contra su adicción al alcohol. Contará con la ayuda de su inseparable hija Blanca, quien enfrenta su propio dilema interno debido a la presión que implica el espectáculo de danza que está preparando, así como el temor de que su madre recaiga en su adicción. Junto a ellas estará Félix, padre de una y esposo de la otra, quien también sufrirá las consecuencias de la abstinencia de su mujer.
El ritmo de la película se ajusta perfectamente a la trama, lo cual genera en el espectador una sensación de opresión, casi grisácea
La película aborda una dura realidad que afecta a muchas personas y familias, y lo hace gracias al talento de su elenco de lujo, compuesto por Emma Suárez (ganadora de tres premios Goya), Natalia de Molina (ganadora de dos premios Goya) y Darío Grandinetti (ganador de un Emmy y una Concha de Plata en el Festival de San Sebastián).
En cuanto a los aspectos técnicos de la cinta, destaca el predominio de los colores grises, que refuerzan la sensación de dureza y tristeza en la trama, acompañados de la música de la danza, que indudablemente acentúa el tono dramático.
El ritmo de la película se ajusta perfectamente a la trama, lo cual genera en el espectador una sensación de opresión, casi grisácea.
Quizá el aspecto más negativo sea que presenta algunos fallos en las transiciones de escenas, ya que, en ciertas ocasiones, parece que cambia de una a otra sin completar adecuadamente la anterior.
En resumen, a mí me pareció una película muy gris, lo que refleja también una realidad igualmente sombría. Lo mejor de ella, sin duda, son las personas que dan vida a los personajes y, por ende, a la trama.