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viernes. 30.05.2025
TEATRO | ENTREVISTA

Juan Mayorga y 'La gran cacería'. ¿De verdad hay alguien que pueda dormir?

Dramaturgo, escritor y actual director artístico del Teatro de La Abadía, Mayorga es una de las figuras más influyentes del panorama cultural español.
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Juan Mayorga en 'La gran caceria'. Fotos: Vicente I. Sánchez

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

Para cualquier amante del teatro, el nombre de Juan Mayorga es sinónimo de calidad, profundidad y compromiso. Dramaturgo, escritor y actual director artístico del Teatro de La Abadía, Mayorga es, sin duda, una de las figuras más influyentes del panorama cultural español. Con motivo del estreno de La gran cacería en el Teatro del Barrio, hablamos con él sobre esta nueva creación: una obra íntima y profundamente política que nos invita a repensar nuestra relación con los otros —humanos y no humanos— y a redescubrir el teatro como un espacio privilegiado para la reflexión colectiva.

Vicente I. Sánchez | Esta obra parte, según has contado, de una experiencia personal. ¿Cómo nació “La gran cacería”?

Esta obra es, ante todo, una indagación teatral que surge de una vivencia propia

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Juan Mayorga | Esta obra es, ante todo, una indagación teatral que surge de una vivencia propia. Tuve un episodio de insomnio mientras regresaba en barco desde la isla de Sicilia al continente. En ese estado, comenzaron a asaltarme imágenes de otros barcos que había visto durante mi viaje. Uno de ellos fue el Arca de Noé, y otro, una imagen hallada en los mosaicos de una villa romana: un barco en el que entraban y salían animales. A simple vista, parecía una representación del Arca, pero en realidad era una nave romana dedicada a capturar fieras en África y Asia para ser exhibidas en los anfiteatros del Imperio.

A partir de ahí, el personaje que interpreto —atrapado en su insomnio— comienza a reflexionar sobre su experiencia, sobre nuestra relación con los animales y sobre cómo, muchas veces, los seres humanos también nos tratamos entre nosotros como bestias.

La obra parte de un insomnio... pero, ¿qué le quita el sueño hoy a Juan Mayorga?

En el mundo actual hay injusticias insoportables a las que no deberíamos resignarnos

Cuando escribía La gran cacería, tenía presente una anotación de Walter Benjamin —filósofo al que me siento muy vinculado—. En una carta a un amigo, Benjamin se preguntaba: “¿De verdad hay alguien que pueda dormir?”. Él lo escribió en los años 30, en medio de una Europa en catástrofe. Y creo que hoy también hay motivos para la desvelación: lo que ocurre en el Mediterráneo, a lo que precisamente alude esta obra; lo que sucede en Gaza, en Ucrania... En el mundo actual hay injusticias insoportables a las que no deberíamos resignarnos. Tenemos la obligación moral de actuar en la medida de nuestras posibilidades, y de poner siempre en el centro a las víctimas inocentes.

¿Crees que el teatro debe ser siempre político? ¿Está obligado a luchar por sus ideales?

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Sí. Estoy convencido de que el teatro es, por naturaleza, un arte político. Y lo afirmo por al menos tres razones. Primero, porque se realiza en asamblea: el teatro convoca a la polis para reflexionar colectivamente sobre asuntos que nos conciernen a todos. Segundo, porque es una creación colectiva: en cada espectáculo se entrecruzan los sueños, inquietudes y miradas de quienes lo hacen y también de quienes lo completan, que son los espectadores. Y tercero, porque es el arte de la crítica y de la utopía.

Los griegos inventaron un arte que reunía a la ciudad para explorar, a través de ciudadanos que actuaban para otros ciudadanos, distintas posibilidades de la vida humana. Eso permite tanto examinar lo que somos como imaginar otras formas de vivir. Por eso digo que el teatro es el arte por excelencia de la crítica y la utopía.

El buen teatro reconoce la complejidad del mundo y la presenta como tal

Eso sí, no hay que confundir lo político con lo partidista. Lamentablemente, los políticos profesionales suelen ofrecernos un mal teatro: maniqueo, sin escucha, simplificador. El buen teatro, en cambio, reconoce la complejidad del mundo y la presenta como tal. En ese sentido, espacios como el Teatro del Barrio son fundamentales: enriquecen la ciudad, incluso para quienes nunca pisan un teatro.

En esta obra, además, trabajas como actor. ¿Cómo ha sido esa experiencia? Te he visto muy bien.

Te agradezco que digas que me has visto bien. Lo cierto es que me siento cómodo, quizás porque no soy actor ni pretendo serlo. Esta experiencia me ha hecho respetar aún más el trabajo de los actores, que considero sagrado. Son ellos quienes, con su arte, nos ayudan a reconocernos. Nunca me llamaría a mí mismo actor; creo que el teatro es, por definición, el arte del actor y del encuentro conflictivo entre este y el espectador.

Lo que yo hago, más bien, es contar un cuento. Y para eso, la complicidad del espectador es fundamental. Más que tranquilidad, lo que tengo es confianza: si alguien ha venido es porque algo de la propuesta le interesa, y si durante la función deja de interesarle, lo siento, pero habré trabajado con la mejor voluntad. Desde que empecé, he tenido claro que mi única fuerza es compartir aquello que me interesa profundamente. A veces, descubro que hay otras personas a quienes también les interpela, o que al menos no les resulta insignificante.

Eres uno de los dramaturgos más importantes de España. ¿Cómo surge en ti la inspiración? ¿De dónde viene tu creatividad?

Lo que me lleva a escribir una obra es alguna experiencia personal: algo que escucho, que veo, que me sacude

Juan Mayorga

En general, lo que me lleva a escribir una obra es alguna experiencia personal: algo que escucho, que veo, que me sacude. En el caso de La gran cacería, lo recuerdo con nitidez. Viajaba en un camarote desde Sicilia al continente, no podía dormir, y mi mente se llenó de imágenes de otros barcos. En la cubierta del mío había una zona destinada a las mascotas de los pasajeros, y de pronto recordé dos imágenes vistas durante mi estancia en Sicilia: una del Arca de Noé y otra, de esa nave romana destinada a capturar animales salvajes para los espectáculos del Imperio.

Ese fue el punto de partida. En ese insomnio comencé a dar forma al personaje que hoy presento en el Teatro del Barrio: otro insomne que, como yo entonces, se ve asediado por preguntas incómodas.

Juan Mayorga y 'La gran cacería'. ¿De verdad hay alguien que pueda dormir?