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miércoles. 11.06.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

La educación debe ser quien transforme la sociedad

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El modelo educativo por el que debemos luchar, en nuestra democracia, debe ser, un modelo que promueva los valores de igualdad, participación democrática, solidaridad y el rechazo a todo tipo de discriminación. Unos valores, que pienso, están siendo cuestionados con las políticas regresivas que se están llevando por parte de algunas comunidades autónomas, al implantar el pin parental, entre otras decisiones.

La Educación no puede resolver todas las diferencias estructurales que una sociedad como la nuestra tiene. Sin embargo, son innegables sus posibilidades transformadoras: todo cambio comprometido con el progreso social ha venido acompañado de la extensión de la educación a toda la ciudadanía.

En este sentido, el sistema educativo si puede y debe dotarse de mecanismos que solucionen las diferencias sociales y promuevan mayores niveles de igualdad y de equidad, en una situación de crisis económica como la actual. La educación no es garantía de movilidad ascendente, pero sin educación no hay mejora social.

La educación es vital para lograr una sociedad global sostenible

En los últimos años, estas posibilidades transformadoras se están neutralizando, fruto de la congelación del gasto educativo, de la pelea de las clases acomodadas por mantener e incrementar sus privilegios, así como de unas políticas educativas que, en lugar de fomentar y cuidar la enseñanza pública, han pretendido fortalecer en exclusiva la red de centros privados- concertados o no concertados, así como de universidades privadas.

Con estas políticas se atenta gravemente contra la imprescindible equidad, lo que tendrá una repercusión especial en el alumnado más desfavorecido o con necesidades educativas específicas, el que nutre las cifras del fracaso escolar y el abandono escolar prematuro, el alumno perteneciente a las familias con menores recursos económicos y culturales, que mayoritariamente está escolarizado en el sistema público. El sistema educativo, debe cumplir una doble función: la participación en la vida social y cultural de los ciudadanos y ciudadanas para su integración en la sociedad y su preparación para el mundo laboral.

Por ello, la educación que una sociedad democrática debe proveer tiene que combinar ambas funciones, de manera que sirva realmente para colaborar en la transformación social y en la superación de las desigualdades de todo tipo. Y en la actual situación de deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de la población trabajadora, esta segunda función debe adquirir una absoluta preeminencia.

La educación de calidad proporciona a las personas conocimiento crítico, competencias y habilidades necesarias para plantearse, conceptualizar y solucionar problemas que se producen a nivel local y mundial

La educación es vital para lograr una sociedad global sostenible y aunque hay que aplaudir los progresos realizados a favor de la educación en los últimos años, con programas de alfabetización, sin embargo, sigue habiendo millones de estudiantes en todo el mundo que no asisten a la escuela Primaria y que hasta tres cuartas partes de los niños y niñas en los países de ingresos más bajos no han aprendido a leer y escribir después de dos o tres años de escolaridad obligatoria. Además, según datos de la Unesco, millones de adultos, dos tercios de ellos mujeres, aún carecen de las habilidades básicas de alfabetización. Es necesario mejorar los niveles de alfabetización de los países más pobres, para lo que es necesario contar con personal docente bien formado y motivado.

Estos aspectos marcan de forma inequívoca los progresos dentro del aula y permiten dar atención personalizada al alumnado y proponer fórmulas de enseñanza que ayuden a eliminar desigualdades, como por ejemplo aquellas que se crean entre niñas y niños.

Tanto las personas adultas como los niños y niñas que provienen de zonas rurales o que se encuentran en zonas socialmente más desfavorecidas y económicamente deprimidas, necesitan contar con medios y oportunidades de a una educación de calidad. En este sentido, hay que recordar que la educación es un derecho humano fundamental y un bien social. La educación de calidad proporciona a las personas conocimiento crítico, competencias y habilidades necesarias para plantearse, conceptualizar y solucionar problemas que se producen a nivel local y mundial, y contribuye activamente al desarrollo sostenible y democrático de la sociedad.

Me gustaría indicar también que: la educación de calidad también es fundamental para el logro del resto de los objetivos de desarrollo del milenio: como la paridad de género, la equidad, la salud, la nutrición, la paz, la consolidación de la democracia y la sostenibilidad ambiental.

La educación debe ser quien transforme la sociedad