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domingo. 15.06.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

A la izquierda del PSOE

En los graves momentos que vivimos, algunos de los debates sobre la unidad que trascienden desde las organizaciones de izquierda se quedan pequeños, desubicados y sin amplitud de miras.
bancada socialista congreso
Bancada socialista en el Congreso de los Diputados.

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En el espacio a la izquierda del PSOE no cesan las disputas. Cada vez más inoportunas. Con sutiles, o no tanto, acusaciones de traición, expedición de certificados de pureza, celos, peleas por los pequeñitos espacios que cada cual siente como propio, dentro del espacio más o menos común, presiones, codazos, zancadillas… Quién conozca esto de cerca seguro que afirma que soy fino, sutil y benevolente en la descripción. Estos juegos fraticidas, que tanto complacen a algunos, parecen encontrar su razón de existir en buscar, forzar y ahondar diferencias, quién sabe si para dar sentido a la propia existencia; sugiero que tal vez fuera tan placentero, y sin duda mucho más útil, explorar denominadores comunes para construir y avanzar; y anda que no hay recorrido para el acuerdo y la mejora desde el punto en el que se encuentra nuestro país, hasta esas modestas y posibles, pragmáticas, metas comunes para los próximos, no sé, veinte años.

Mientras, eso de la «superioridad moral» se diluye. Porque el ventilador sobre la porquería es lo que tiene: acaba homologando de color marrón y olor nauseabundo a todo lo que pilla alrededor. Hay que reconocer que es este uno de los mayores éxitos de los corruptos; generar la sensación de que todos los que se dedican a la política son iguales y así intentar disimular sus propias vergüenzas.

Los valores solidarios, igualitarios, de justicia social, de libertad y democracia, pierden espacio y va asomando la cabeza cada vez más, con fuerza y sin complejos, un mundo distópico y cruel, al servicio exclusivo de unos pocos poderosos, muy poderosos. Y sí, también forma parte de su éxito haber impuesto el relato de que todo esto no es sino una exageración, que tampoco es para tanto.

Liberticidas. Abierta y combativamente en contra de los derechos laborales, de la protección social y del estado de bienestar… Qué decir de su implicación en chanchullos, escándalos, manipulación de las instituciones y procesos de corrupción. Son nuestras derechas nacionales, cada vez más histriónicas e influidas por sectores ultras, escoradas hacia planteamientos extremos.

Hay que reconocerles la habilidad de apropiarse sin pestañear de palabras como libertad y democracia, también la de postularse como adalides de la regeneración. Y, a pesar de la clara evidencia que nos dan sus hechos y su historia más reciente, hay mucha, mucha, gente que se lo traga.

Las propuestas de izquierda no pueden sustentarse fundamentalmente en el miedo a la derecha que puede acabar gobernando

Algunos dicen que unas propuestas de izquierda no pueden sustentarse fundamentalmente en el miedo a la derecha que puede acabar gobernando. No puedo estar más de acuerdo. Pero hay que reconocer y tener en cuenta que el riesgo de que en nuestro país acabe gobernando la extrema derecha es real. Y en ese escenario, la cuestión no es ya el hecho de que se no vayan producir más avances, sino que experimentemos serios retrocesos sociales y democráticos, que afecten de forma negativa a amplias capas de la población.

No es nada original decir que taponar a las derechas y sus políticas, pasa por evitar el fracaso y caída del actual gobierno progresista y la reedición de uno nuevo gobierno en las próximas elecciones, cuando toque. Y tampoco lo es señalar que eso va a ser imposible si no hay una alternativa que consiga traducir en votos y representación parlamentaria ese difícil y plural espacio progresista que se encuentra en estos momentos fuera de los márgenes electorales del PSOE. Si alguien sueña con que la ausencia de una alternativa unitaria, seria y creíble a la izquierda, puede hacer conducir al redil del «voto útil» a muchas gentes de la izquierda, y con eso a la vuelta al bipartidismo, puede tener algo de razón, pero me temo que el sueño tiene muchas posibilidades de convertise en pesadilla cuando se constate que eso no es suficiente para tener los números necesarios, por efecto de la dispersión y el crecimiento de la abstención.

En los graves momentos que vivimos, algunos de los debates sobre la unidad que trascienden desde las organizaciones de izquierda se quedan pequeños, desubicados, sin demasiado sentido y bastante alejados de una amplitud de miras

Dicho esto, parece que se evidencia la enorme responsabilidad que recae sobre las dirigencias y militancias de las diversas organizaciones que pueblan esos espacios progresistas y plurales a la izquierda. Sin su concurso, clarividencia y generosidad, el asunto se va a poner crudo. Y mi sensación es que no hay demasiado tiempo; acuerdos conflictivos y a última hora, en caso de que se produzcan, pueden conducir a un fracaso electoral.

En los graves momentos que vivimos, tanto en el escenario nacional cómo en el internacional, algunos de los debates sobre la unidad que trascienden desde las organizaciones de izquierda se quedan pequeños, desubicados, sin demasiado sentido y bastante alejados de una amplitud de miras, ahora más que nunca, imprecindible.

Romper inercias sectarias, de enroque, moderar procesos de auto afirmación, abandonar la plácida contemplación de ombligos propios, no es fácil. Requiere sacudirse galbanas y dotarse de buenas dosis de empatía y generosidad. Pero hay que asumir la responsabilidad que toca. Y no hay demasiado tiempo.

No dejamos de comprobar, día tras día, que las derechas ultras y extremas que nos toca sufrir, no se equivocan ni se desvían un ápice al desplegar sus hoja de ruta, de gobierno donde pueden y de oposición cuasi golpista, donde no. Y lo hacen, además, generando, con todos medios a su alcance, estados de opinión contrarios a las políticas progresistas, solidarias, sociales y democráticas. Y lo hacen constantemente, abiertamente, sin rubor y calando entre la gente que opina y vota. Todos podemos comprobarlo, en mayor o menor medida, en nuestros entornos familiares, de amigos, vecinos, compañeros de trabajo…

Las consignas huecas, los tacticismos, el buenismo... Todas estas cosicas que se suelen hacer para mantener y ganar parroquia, no sirven para nada y más que cansar, agotan

Hay que intentar evitar que nos arrastren a un mundo en el que el único consuelo que nos quede sea siempre decir: «pero mira que son cabrones, como nos pueden putear así..»

Una última nota de consumo interno para nuestros estimados líderes zurdos: las consignas huecas, los tacticismos, el buenismo, las operaciones de marketing unitarista vacío, las propuestas trampa, etc. todas estas cosicas que se suelen hacer para mantener y ganar parroquia, no sirven para nada y más que cansar, agotan.

Pero nada, compa, no me hagas demasiado caso. Tú y yo sigamos discutiendo sobre quién de los dos es más rojeras; discusión inútil, porque puestos, siempre yo voy a serlo más que tú… y tú más que yo. Llevamos así décadas y ni nos aburrimos ni nos convencemos.

A la izquierda del PSOE