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martes. 03.06.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

España sin pulso

Protestas en la Puerta del Sol de Madrid en mayo de 2011
Protestas en la Puerta del Sol de Madrid en mayo de 2011

España sin pulso fue el título de un conocido artículo de nuestros medios nos consienten, no sobre las formas huecas de un convencionalismo que, como a nadie engaña, a todos desalienta y burla”. La situación de España tras los últimos comicios municipales y autonómicos ha supuesto una quiebra del intento iniciado en 2011 de ensanchar los parámetros posibles políticos, sociales y culturales 

La mayoría rupturista en la que se apoyó Sánchez ahora se representa en Ferraz como una fantasmagoría fáustica

La izquierda alternativa no ha sabido articular un relato que sobresanara la La ETA rediviva, el “sanchismo” como el peor de los males sin saber qué males son esos, la mentira como argumento político, el patriotismo del rey Pelayo y los “gritos de rigor” [i] han podido con las políticas sociales, con la buena salud de la economía, la más boyante de la UE, la gestión airosa de la pandemia, mientras en el Madrid de la libertad de la cerveza sin encontrarse con el ex, morían los ancianos en las residencias. La agenda de la derecha se vertebra en la inanidad programática trufada de un mantra de una insólita aglomeración emocional que alude a intervencionismo estatal, “chavismo”, agresión a la identidad nacional por las vinculaciones con nacionalistas vascos y catalanes.

La agenda de la derecha se vertebra en la inanidad programática trufada de un mantra de una insólita aglomeración emocional que alude a intervencionismo estatal

Por su parte, la izquierda se desentiende de la falta de un debate profundo sobre la monarquía después de los enjundiosos e inmorales escándalos del rey emérito, la crisis de la licenciosa politización y falta de renovación democrática del poder judicial y la amenaza constante de una retrogradación hacía fórmulas autoritarias de la vida pública. ¿Acaso nadie recuerda las agresiones a las mayorías sociales por parte de una derecha rampante? Había un estupor y una desconsideración social a los recortes y a las políticas austericidas, un malestar extendido y justificado por el estropicio que infligían a la gente lanzándola a la pobreza, al drama de la insolvencia y la escasez, al desasosiego y el agravio de la desigualdad, mientras la pesadumbre contemplaba con impotencia el celo malhechor de la corrupción. La calle hizo hueco a las voces de los que sufrían los desarreglos de un régimen de poder cada vez más dual ante la insonorización de las instituciones a los ecos de la inquietud. Y, como ocurre desde hace doscientos años en España bajo la influencia del conservadurismo rancio y carpetovetónico, la ley mordaza convirtió en delito la expresión ciudadana y el malestar. Todo ello en un sistema cerrado donde todos los procedimientos de la actuación política conducían a la ortopedia de limitar el terreno de lo posible y, por consiguiente, a las alternativas a los intereses fácticos de las minorías económicas y estamentales.

Cambiar eso por unas cuotas record de empleo indefinido, avances importantes en el ámbito de las políticas sociales, un importante crecimiento económico mientras Alemania, por ejemplo, ha caído en recesión, es una pirueta tan extravagante que demanda, como apelaba Silvela en su España sin pulso, dejar la mentira y desposarse con la verdad y sujetarse a la realidad, reconstituyendo todos los organismos de la vida nacional.


[i] En los actos franquistas solían utilizar, sobre todo en sus versiones más serviles  una expresión particularmente grotesca: “los gritos de rigor”. 

España sin pulso