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@Montagut | Rosendo Arús i Arderiu (1845-1891) ha sido uno de los masones más destacados por su sabiduría y filantropía de Cataluña y España.
Nació en Barcelona en el seno de una familia de comerciantes de Hospitalet de Llobregat. Escribió en un sinfín de periódicos y revistas, y en política se distinguió por ser republicano, afín a las tesis de Pi y Margall, pero sin militar en el partido. También tuvo su dimensión catalanista. Fue miembro del Centre Català, y secretario del primer Congreso Catalanista de 1880. Fue amigo personal de Valentí Almirall, y su albacea testamentario. Además, escribió en castellano y catalán más de una cincuentena de obras de teatro. Se preocupó mucho por la educación. Diccionario Enciclopédico de la Masonería, escrita por Lorenzo Frau Arbines. Pero, además, dejó un legado de inmensa riqueza. Donó su casa y su biblioteca en el eig de Sant Joan en la capital condal, que se ha convertido en el principal centro bibliográfico de masonería en toda España y uno de los más destacados del mundo, de obligada visita y no solo para los masones.
Pues bien, nosotros queremos incluir un texto del recordatorio que realizó El Socialista del aniversario de su muerte. Arús murió el 22 de agosto de 1891. En el número 6.904 del periódico obrero de ese día y mes del año 1928 una columna en la primera página con un retrato de Arús se publicó una biografía: 22 de agosto de 1891.- muere en Barcelona el escritor y filántropo Rosendo Arús y Arderíu. Nació en la ciudad condal, el 16 de julio de 1847, y desde su juventud cultivó con éxito la literatura dramática, especialmente en catalán. En este idioma compuso veintitantas obras en un: acto, así como una comedia de magia. En castellano escribió también cuatro, o cinco obras teatrales, entre ellas El Nuevo Tenorio, en colaboración con José María Bartrina. Amante de la instrucción popular, costeó la construcción de escuelas en Dax y en Hospitalet de Llobregat. Aunque no hizo vida activa, de militante, profesaba las ideas federales, y alguna de sus obras teatrales están inspiradas en ellas. También fué gran maestre de la Logia masónica catalana. En su testamento legó al pueblo de Barcelona su magnífica biblioteca, que constaba de unos 28.000 volúmenes, Para la biblioteca, que lleva su nombre, dejó un edificio y renta suficientes para su conservación”.