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“Estoy nervioso. Mañana es el día que se celebra la segunda vuelta de las elecciones generales en este año 1936. Va a ser un gran día. Mi padre ¡ojalá estuviera vivo! me lo decía una y otra vez: votar es lo más importante en la vida de todo ser humano libre. Y eso es lo que voy hacer mañana: voy a votar en libertad y por la libertad. Y mañana mi voto, junto a los de muchos de mis convecinos daremos la mayoría al Frente Popular y así refrendaremos la segunda república proclamada en abril del 1931. No milito en ningún partido, aunque por mis ideas dicen que soy comunista, todo sea porque no paro de decir a mis amigos que todo debe ser de todos y que deberíamos repartir y dar al que lo necesite. ¿Es eso comunismo? No se. Solo quiero la libertad del pueblo, que pueda decidir y que exista igualdad.
Estoy muy nervioso, pues hasta los amigos cuando hablamos de que vamos a hacer mañana no nos ponemos de acuerdo e incluso algunos a los que les decimos que votaremos al Frente Popular, nos insultan y nos dicen que, aunque ganemos no gobernaremos nunca. ¿Será verdad? ¿No permitirán los poderes económicos y religiosos que la libertad, que la voluntad del pueblo pueda mandar? ¿Pueda expresarse? Espero, deseo que no sea así. Voy a dormir. Pronto amanecerá y quiero ser el primero en votar. El primero en gritar libertad.
¿Relato de ficción o realidad? Lo real fue que el pueblo voto democracia y libertad. Y que un golpe de estado convirtió esa ilusión de millones de personas en una guerra civil
Hemos ganado, el pueblo ha votado. Ha votado libertad. Las cosas van a cambiar. Vamos a ver una sociedad más justa. ¡Que contento estoy! Pese a todo y gracias a todos, ha triunfado la voz del pueblo. Espero que la derecha acepte los resultados y que el ejército también. No me fio de los generales Fanjul, Goded y sobre todo de Franco, puesto que han pretendido anular los comicios. Incluso el presidente Azaña los ha desterrado. Pero no me fio. Siento que algo va a pasar, que esa derecha nacional católica no se va a conformar y no va a permitir que por fin el pueblo tenga voz, libertad y que el estado sea laico. Tengo miedo.
Mis peores presentimientos se han cumplido, hoy es 18 de julio de 1936. Los generales desterrados se han sublevado. Ha comenzado un golpe de estado, y me temo que esto va a ser cruel y que los malos instintos del ser humano van a salir y van a ser la otra arma contra la libertad y el pueblo.
Ya llevamos dos años de lo que los golpistas llaman liberación. Y los más irracionales e insensatos llaman a la caza de los rojos. En mi pueblo, por suerte todavía no ha entrado el conflicto, aunque vivimos con el miedo. Nos miramos y acachamos la cabeza. Casi ni nos saludamos.
Todos tenemos miedo. Una gran mayoría de mis amigos, se han ido al frente, unos a defender a los golpistas, son aquellos que nos insultaban y decían que nunca ganaríamos y si ganábamos no gobernaríamos, ¡que verdad! ¿sabrían algo? No se. Otros los más amigos míos, se han ido a defender el poder del pueblo. La democracia. La libertad. La república que es lo que todos votamos. ¿por qué no la quieren quitar? Desgraciadamente yo no pude ir, puesto que tengo un problema grave de cojera y mi mano derecha esta maltrecha. He tenido que quedarme en el pueblo y formo parte del comité de la CNT en el pueblo. Tengo la misión, por desgracia de comunicar a los familiares cuando alguno del pueblo muere en el campo de batalla. ¡Qué triste es decir campo de batalla! Pero si todos éramos amigos. Y todo por que unos han querido hacer un golpe de estado para mantener su poder. ¡Qué triste! ¿ Tan poco vale el ser humano ante el poder del dinero? ¿Y dónde está ahora la Iglesia? ¿El amor al prójimo? ¡Que ironía!
Es deber de todos y todas hacer y dignificar a aquellos que dieron su vida por la libertad y la democracia y por mantener el orden establecido.
La guerra por desgracia ya ha entrado al pueblo. Los golpistas han entrado en el pueblo y están arrasando a diestro y siniestro. Entran en las casas y sacan a la gente, la golpean, la humillan cortando el pelo a las mujeres de aquellos que están combatiendo con el bando republicano, o como ellos dicen sarcásticamente, los rojos de mierda. E incluso a las niñas les dicen putas. Y lo peor es que algunos de los que ayudan a humillar a esas personas, son algunos del pueblo. Algunos que, hasta hace poco, jugábamos en la plaza juntos. Algunos que hasta hace poco tomábamos un café en el bar de la plaza. Algunos que hasta hace poco compartíamos juegos, risas y hasta confidencias. Pero ahora solo somos rojos de mierda, quema iglesias y perros a los que hay que humillar, denigrar e incluso matar.
Tocan muy fuerte en la puerta. Gritan palabras irracionales. Mi familia llora. Vienen a por mí. Lo se. Lo presiento. Pero no me voy a hundir. Voy a ser fuerte. Yo no he hecho nada. No he cometido ningún delito. No me harán nada. ¿Seguro? No se. Presiento que no volveré. Siguen tocando. Cada vez más fuerte. Gritan sal rojo de mierda. Abro la puerta. Me golpean...”
¿Relato de ficción o realidad? Lo real fue que el pueblo voto democracia y libertad. Y que un golpe de estado convirtió esa ilusión de millones de personas en una guerra civil donde, por desgracia murieron muchas personas y donde algunas todavía no se les ha restituido su dignidad como personas y seres humanos. Y todo porque a algunos, nos les gustaba que el pueblo tuviera voz. Triste pero real. Por eso hoy, con una Leyes de Concordia falaces y que lo único que pretenden es poner odio y crispación y continuar humillando a todos los que votaron libertad y continuamos votando para conseguir la verdadera libertad y no la de aquellos que se enorgullecen de ser los herederos del golpe de estado genocida y posterior dictadura quieren indicar como libertad. Pues mientras eso no lo hagamos nuestra democracia estará coja y no será libre. ¡Dignidad YA!