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La música se ha utilizado para aliviar el dolor durante siglos, y en los tiempos modernos, se ha descubierto que reduce el dolor y la ansiedad en los pacientes, así como la necesidad de medicación. Sin embargo, los mecanismos por los cuales la música reduce el dolor no son bien conocidos. Algunos estudios han indicado que la música preferida seleccionada por el sujeto es más eficaz para reducir el dolor que la música seleccionada por el experimentador, pero la estructura de la preferencia musical y su contribución al alivio del dolor no se han examinado a fondo.
El dolor es una carga social e individual importante, y existe la necesidad de formas alternativas para aliviarlo sin depender demasiado de los analgésicos farmacológicos, que pueden producir efectos secundarios y dependencias. La música puede ser una intervención no farmacológica viable para aquellos que se someten a cirugía, recuperación quirúrgica o con condiciones de dolor crónico. Para optimizar las estrategias de selección de música para el alivio del dolor, la investigación debe identificar los atributos musicales específicos o las respuestas emocionales responsables de la hipoalgesia inducida por la música.
En un nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Montreal en Canadá, del Roy Pain Lab de la Universidad McGill publicada en Frontiers in Pain Research, se ha examinado qué tipo de música ayuda a amortiguar la percepción del dolor.
En el estudio, se demuestra que la música favorita elegida por los participantes del estudio tiene un efecto mucho mayor en la reducción del dolor térmico agudo que la música relajante desconocida.
También se halló que las respuestas emocionales juegan un papel muy importante en la predicción de si la música tendrá un efecto sobre el dolor.
Para probar qué tipo de música era más efectiva para reducir el dolor, los participantes recibieron estímulos térmicos moderadamente dolorosos en la parte interna del antebrazo, lo que produjo una sensación similar a una taza de té caliente que se sostiene contra la piel. Estos estímulos se combinaron con fragmentos de música, cada uno con una duración aproximada de siete minutos.
En comparación con las pistas de control o el silencio, escuchar su música favorita redujo fuertemente la intensidad del dolor y el malestar en los participantes. Las pistas relajantes desconocidas no tuvieron el mismo efecto.
Además, se usó música mezclada, que imita a la música en todos los sentidos, excepto en su estructura significativa, y por lo tanto se podría concluir que probablemente no sea solo una distracción o la presencia de un estímulo sonoro lo que está causando la hipoalgesia.
Los investigadores también examinaron si los temas musicales podrían modular los efectos de disminución del dolor de la música favorita. Para ello, entrevistaron a los participantes sobre sus respuestas emocionales a su música favorita y les asignaron temas: energizante/activador, feliz/alegre, calmante/relajante y conmovedor/agridulce.
Descubrieron que los diferentes temas emocionales diferían en su capacidad para reducir el dolor. Los informes de experiencias emocionales conmovedoras o agridulces aparecen en calificaciones más bajas de dolor desagradable, que fueron impulsadas por un disfrute más intenso de la música y más escalofríos musicales. Aunque todavía no se comprende del todo qué son los escalofríos musicales, parecen indicar un proceso neurofisiológico que es eficaz para bloquear las señales de dolor. En algunas personas, los escalofríos pueden manifestarse como una sensación de hormigueo, escalofríos o piel de gallina.
Los investigadores también señalaron las limitaciones de su estudio, una de las cuales se refiere a cuánto tiempo los participantes escuchan muestras de música. Por ejemplo, escuchar música relajante durante más tiempo podría tener efectos más fuertes que las pistas más cortas que los participantes escucharon en este estudio.
Por último, compartir esta reflexión del pintor Georges Braque:
“El jarrón da forma al vacío y la música al silencio”.