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Joan Segovia | @JoanRohan

Weimar. Tiempos inciertos, publicado este enero por Norma Editorial, es un cómic creado por el triplete de Txuss Martin, Pau Pedragosa y Rafael Morata. En él nos cuentan los principales cambios y sucesos que ocurrieron en Alemania entre la primera y segunda guerra mundial. Una época llena de avances tanto en arte como en ciencia, literatura, filosofía y una gran cantidad de campos más. En la obra veremos también una gran abanico de personajes históricos muy influyentes en sus disciplinas que destacaron en esos tiempos: Einsten, Gropius, Thomas Mann o Cassirer, entre muchos. Todo esto mientras seguimos a Hans, un hombre sin memoria que busca conocer su pasado.
Además del cómic, sus autores han presentado también una exposición itinerante en Caixa Forum, Tiempos inciertos. Alemania entre guerras donde se detallan los acontecimientos de esta misma época. Un modo perfecto de completar la visión sobre una de las épocas que más ha marcado la historia reciente del mundo occidental.
Después de leerme el cómic estos últimos días, tengo la cabeza llena de meditaciones sobre sus mensajes y de preguntas sobre los problemas que tiene hacer una obra así a la vez que una exposición itinerante. Sin duda, se trata de una obra que realmente invita a pensar sobre el pasado y a compararlo con el presente. Afortunadamente, tengo la posibilidad de entrevistar a sus tres autores:
Txuss Martin: Profesor de lingüística románica en la Universidad de Cambridge. Licenciado en Lingüística y Filosofía en la UB y también doctorado en Lingüística por la Universidad de Nueva York.
Pau Pedragosa: Licenciado en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Catalunya – ETSAB, también es Doctor en Filosofía por la UB.
Rafael Morata: Formado como traductor, músico y dibujante vocacional, ha publicado humor gráfico en prensa y medios digitales, como la Directo o Nuvol.
Después de los saludos y de felicitarles por el gran trabajo que hay detrás de este proyecto, procedo:
Según tengo entendido, este proyecto nace como catálogo de la exposición “Tiempos inciertos, Alemania entre guerras” de caixaforum. ¿Es así o ya se consideró inicialmente crear este comic?

Txuss Martin: Sí, esa fue su génesis. En un inicio esa pensamos que el catálogo fuese en formato cómic para que se viese la narración que acompaña a la exposición. Lo empezamos a hacer así, pero enseguida vimos que ganaba mucha entidad propia y que podía ser un producto independiente de la exposición. Al final le dimos forma con la idea de que fuesen complementarios, pudiendo leer el cómic sin haber ido a la exposición y viceversa. Aunque si es cierto, que se ayudan mutuamente. Si ves una habiendo leído la otra, entenderás mejor los elementos expuestos y lo mismo al revés.
Pau Pedragosa: Aunque la génesis está muy relacionada con la exposición, desde un inicio ya contábamos con hacer un cómic. Teníamos pensado hacer un ciclo de conferencias, la propia exposición, un cómic,… muchos formatos para divulgar la época de Weimar. Por eso la idea ya estaba allí inicialmente. Empezamos haciendo el catálogo, pero sobre todo con la llegada de Rafael al proyecto, cobró una entidad narrativa como novela en sí misma, vimos que ya formaban dos caminos separados que, como ha dicho Txuss, se complementan entre sí.
¿Cómo ha sido llevar todos estos frentes a la vez? La exposición, el cómic, las conferencias,…
Martin: Realmente todo el trabajo académico, el buscar información, documentarnos y demás, ha sido un trabajo muy largo. Desde que surgió la idea de trabajar esta época ya empezamos a recopilar datos. Para cuando ya empezamos el cómic, teníamos mucha información y, claro, la aprovechamos. Pero el problema del material es que era muy intelectual, muy académico, era muy denso y realmente le faltaba vida narrativa. Y fue aquí donde Rafael jugó un papel muy importante. Nosotros teníamos unos puntos que queríamos narrar y él fue el que aterrizó ese material en una historia con entidad propia.
Yo creo que el cómic se puede leer horizontalmente perfectamente sin saber sobre todos los contenidos verticales que contiene. Y esa era la ambición, que fuera un cómic que fuera narrativamente independiente, pero que después el lector se pudiera enriquecer con los temas académicos que trata. En parte por eso el cómic tiene un glosario al final con información adicional.
Cierto es que el cómic trata muchos temas dispares: literatura, arte, arquitectura, física, política, filosofía y varios más. ¿Cómo de complicado fue introducir todos ellos en la misma trama?
Martin: Bueno hay una cosa que es importante en la trama que es su late motive. Hay varios de hecho, pero uno en concreto es lo que en alemán se llama el zeitgeist, o “espíritu del tiempo”, y es algo que vemos que se repite disciplina tras disciplina en esa época: la tensión entre la corriente más racionalista y otra más irracional. Y esto ocurre tanto en literatura, como en ciencia, música, arte, política,… Y en todos estos campos, lo que vemos siempre es una tensión entre dos fuerzas que produce incertidumbre. Si es cierto que hay muchísimo contenido de muchas ciencias, pero todas contienen este late motive que las une.

Justo esto lo podemos ver cuando en cierto punto de la historia se nos introduce el elemento de la elipse con sus dos focos como ejemplo de las dos fuerzas opuestas, ¿no?
Martin: Si, exacto. La elipse es uno de los puntos centrales del cómic.
Pedragosa: Ese es uno y el otro late motive lo vemos representado con el cuadro de El equilibrista de Paul Klee. Como ha dicho Txuss, en esta tensión, Hans, el protagonista, y en esto es un reflejo de Alemania, intenta mantener el equilibrio entre las dos fuerzas. Como ya sabemos, al final acaba rompiéndose y uno de los polos de la elipse o de los extremos de la vara de equilibrios vence. Por eso, otro título para este cómic podría ser “Weimar o como mantener el equilibrio”. El protagonista está constantemente buscando el equilibrio entre esas dos fuerzas, pero imposible y al final se hunde.
Martin: En una época, que si piensas, es justamente eso. A nivel político, hay la gente que piensa en tirar hacia adelante la república y que se basan en principios ilustrados y racionales y, por otro lado, todo el movimiento de la ultraderecha que van con las teorías conspirativas de que han perdido la guerra por culpa de lo judíos y los socialistas. La tensión entre esas dos fuerzas durante la república es constante: hay como tres golpes de estado en pocos años, uno de ellos perpetrado por Hitler, que lo hace pasar muy poco tiempo en prisión, donde allí lo tratan como un rey e incluso escribe un libro,… Pues esa tensión entre las dos fuerzas, genera mucha conflictividad.
Hay una tesis que dice que en las épocas de altísima conflictividad son también momentos de altísima creatividad. Weimar es uno de estos momentos, como lo fue la Florencia del renacimiento por ejemplo. La Florencia de los Medici donde estaba Miguel Ángel, Rafael o Leonardo Da Vinci y en cambio era una época donde la gente se apuñalaba por la espalda, se envenenaba,… Es una tesis que dice que con la conflictividad y la dureza crece al creatividad, y en ese sentido Weimar está en la raíz de muchas de las cosas que definen el mundo en el que vivimos todavía. Tanto a nivel político, como artístico o incluso LGTBI. La primera operación de cambio de sexo se da en la república, en Berlín, y es la historia de la película de La chica danesa, de la operación de Lili Elbe.
De hecho se ve perfectamente esta dualidad y el conflicto y el equilibrio que intenta mantener Hans en el cómic. Recuerdo que en un momento de la historia él está conviviendo con unos amigos judíos, pero intenta también conocer al vecino antisemita de estos.
Rafael Morata (R): Allí es donde se ve ese morbo que siente Hans de conocer el vecino de Cassirer, que les increpa a estos con que se vayan a Palestina que no son alemanes. Él se pregunta el porqué esa persona con un origen étnico similar es un bárbaro según su amigo judío, que después además será rector de la universidad de Hamburgo. Pero él no l da suficiente credibilidad, el morbo le puede, y quiere ir a buscar si realmente esa persona es el bárbaro que le han dicho que es.
Martin: En cierta manera, aquí se ve como los discursos de la ultraderecha, hasta cierto punto, se normalizaron bastante. Una parte de la sociedad de la época no es que fueran practicantes, pero los escuchaban y los normalizaban. A veces, cuando miras películas americanas, parece que todos los alemanes eran nazis y que querían exterminar a los judíos y los que fueran diferentes, pero en realidad fue una cosa que se fue haciendo poco a poco, incluso hubo gente que no se dio cuenta a donde estaba yendo todo eso.
En este caso, el protagonista como siempre quiere conocer a todo el mundo, formarse, pues también quiere escuchar a esa parta de la sociedad y ve que es un señor muy culto. Y si lo piensas, algunos grandes dirigentes nazis tenían una gran cultura musical y filosófica. Por lo tanto, con esto también se ve como estos discursos se infiltran en la vida cotidiana de la gente y poco a poco van ganando credibilidad.
Pedragosa: Me gustaría puntualizar que justamente Hachmann, el vecino de Cassirer, existió de verdad. Nos documentamos para que fuese históricamente riguroso, aunque claro que hay alguna licencia poética. Pero en este caso sabemos que esa persona existió y que increpaba realmente a la familia de Cassirer.
De hecho, quería preguntar sobre los personajes históricos. ¿Cómo fue dar vida a tantas caras famosas?
Morata: Se ha hecho lo que se ha podido. En el caso de Gropius está más guapo en el cómic que en la realidad, iba mirando la foto y veía que lo tenía que hacer aún más feo. Lo importante es que fuesen icónicos y reconocibles. Tuvimos la suerte, por ejemplo, con Cassirer que tiene un pelo blanco muy reconocible, que parece un merengue, y era más fácil de hacerlo reconocible.
Martin: A mí lo que me pareció interesante fue el Einstein que aparece en la historia. Claro, no es el típico que todo el mundo conoce, es más joven. No es la figura icónica del físico con el pelo y el bigote blanco, en cambio aquí sale cuando tenía cincuenta años. Con la cual se tenía que transmitir que era Einstein sin que fuera la imagen típica. Y creo que aquí está muy conseguido. Se ha hecho un buen trabajo y siempre con el tema ¿cuántos personajes más podemos meter?
Pedragosa: Con el protagonista sí que ha habido un gran trabajo por parte de Rafael de meterse en su piel, de entender su psicología y su carácter. Un trabajo fantástico porque el resultado es creíble como personaje.
Morata: Eso que dicen los novelistas que andan solos los personajes, pues algo he intuido aquí. El personaje ya con una vida propia y ves que ciertas cosas las haría y otras no. Todas esas metáforas un poco oscuras sobre los escritores tienen algo de verdad ahí.
Pedragosa: Recuerdo al principio, cuando dibujabas los primeros días a Hans, que decías que tenías que hacértelo tuyo y que como lo ibas a acabar si no. Y creo que el hecho de que este trabajo tenga vida propia es por el gran trabajo que has hecho en definir al personaje y eso es algo muy difícil.
¿Cómo surge la idea de usar un personaje como Hans, sin recuerdos, que esté buscándose a sí mismo al igual que el país en esa época?
Martin: En el cómic se cita de alguna manera que mucha gente ve el personaje al alemán medio, incluso podría ser el europeo medio. La idea base es que el personaje tuviese que formarse desde cero porque ha perdido la identidad. Cierto es que Alemania también había perdido esa identidad después de la guerra, porque siendo un país de tradición prusiana militarista muy tradicionalista se convirtió en una de las repúblicas más avanzadas políticamente y socialmente de Europa, y eso es una transición grande. En ese punto, tanto la república como Hans están buscando su identidad. Hay un juego aquí entre si la historia y la identidad son lo mismo. Si uno se puede definir por su pasado o no.
Morata: Sobre el paralelismo social o nacional, hay varias escenas donde se menciona si la república, la democracia, los ideales republicanos son genuinamente alemanes. El vecino conservador de Cassirer opina que es una imposición de Versalles, mientras que el propio Cassirer se sirve de Kant y su “paz perpetua” para decir que el sistema republicano es intrínsecamente alemán. Y esto en cierta manera es la identidad de Weimar. Una república que se está construyendo muy rápido, con cambios sociales muy acelerados y donde el alemán medio le viene inputs por todos lados sobre si esos cambios son propiamente alemanes o si son imposiciones de los vencedores de la guerra.
Pedragosa: Aquí cabria añadir también lo que comentábamos del equilibrio que está manteniendo tanto Hans como la república. Hay los nostálgicos del imperio, los militaristas y demás, pero también hay los comunistas, la Liga Espartaquista, porque la revolución Rusa acaba de tener lugar también. Como resultado está la socialdemocracia haciendo sus equilibrios mientras están los comunistas y la ultraderecha tensando los polos. Y claro, comete errores garrafales, aliándose con unos para derrotar a los otros. Toda esta convulsión y estos equilibrios los queríamos trasladar al protagonista y que el también lo sienta en su propia vida.

Antes hemos hablado de la confrontación, de las dos ideas opuestas que causan desequilibrio y esto en parte provoca un aumento en la creatividad en muchos campos. ¿Podríamos trasladar esto a la época actual? ¿Podemos sacar algunas conclusiones de esta obra para la actualidad?
Martin: Creemos de hecho que la idea de este libro es marcar la transición de época. Hay una autobiografía de Stefan Zweing, el escritor austríaco, que relata el mundo de ayer como el mundo de la estabilidad y la seguridad y como tras la segunda guerra mundial eso se tambalea. Por eso Weimar representa la transición entre el mundo de ayer y lo que podríamos llamar el mundo de hoy. En muchos sentidos, el mundo actual, con las IA, el mundo virtual e incluso la pandemia podría ser la transición del mundo de hoy al mundo de mañana. Ese paralelismo juega a nuestro favor porque entendiendo Weimar podemos entender mejor el presente. Como dicen los historiadores: si conocemos la historia, evitamos que se repita.
Morata: En la obra también se tratan los tres pasos de la verdad. Una verdad objetiva, que existe independientemente del observador, la verdad subjetiva, donde el punto de vista del observador condiciona sutilmente la verdad, y la verdad incierta, donde esta existe o no en función de quién la vea. Y esto actualmente también lo vemos por ejemplo con el algoritmo de las redes sociales. Porque ya no es que la verdad sea subjetiva o no, si no que se crea una verdad según quién la esté observando. Creando paralelismos con la cuántica y la función del observador en ella. El algoritmo es ya un menú a la carta. Y aquí aun resuena el debate porque no tenemos una respuesta a esto.
Martin: Decía Obama que, en función de que cadena de noticias, ya sea la Fox o CBS, más de izquierdas o de derechas, para dos ciudadanos que viesen canales distintos, es como si viviesen en universos distintos. Que no había o entre ellos. Y seguimos un poco en ello. Tú miras X y en función de tus preferencias, el algoritmo te muestra una serie de contenidos alineados a ti, en cambio, a alguien con unas ideas políticas distintas a la tuyas no se los mostrará.
Morata: Se crean sistemas estancos, burbujas, donde cada uno tiene su verdad hecha a medida.
Pedragosa: Otro conflicto que se presenta en “Weimar, tiempos inciertos” y también tiene un paralelismo con los tiempos actuales, es el tema del arte. Ahora nos preguntamos si una IA puede hacer arte. En el Weimar el ejemplo lo tenemos en la Bauhaus donde intentaban unir arte y técnica, buscando el equilibrio. Cuando lo consiguió, empezó la época dorada de la escuela innovando en diseños industriales y en experimentos artísticos con la técnica. Pero eso se acabó rompiendo cuando se centraron más en la técnica, rompiendo el equilibrio y prescindiendo del arte. Por ejemplo, en la arquitectura todo pasó a ser puramente cálculo, sin la visión del artista que piensa en términos de sensibilidad. Y se volvió todo un desastre, con espacios inhabitables para la gente.
Paralelismos directos con hoy: ¿puede la IA, solo la IA, solo técnica y cálculo, generar arte? Estamos volviendo a polarizarlo todo si quitamos la mano del artista.
Martin: Otro paralelismo actual lo encontramos en la posverdad y las ideas de Goebbels sobre la propaganda y el cómo repetir una mentira las veces que haga falta hasta que se vuelva verdad. Políticamente hay muchos paralelismos y algunos muy inquietantes. En el año 1924, en el estado de Turingia, gana una coalición del partido conservador y el partido de ultraderecha, y echan a la Bauhaus de Weimar. Y ahora, en el 2024, una coalición de ultraderechas gana otra vez las elecciones en ese estado. ¿Estamos yendo hacia el mismo sitio? Esperemos que no.
¿Podríamos decir que estas burbujas, por ejemplo en las RRSS, te hacen perder de vista el segundo foco de la elipse, viendo una versión parcial de la verdad objetiva?
Martin: En realidad la democracia debería basarse en conocer las dos versiones y con la información completa, tu escoger una cosa. Pero claro si solo conoces una, vives un circulo.
Pedragosa: En estas burbujas de X que crea el algoritmo al final solo escuchas lo que quieres escuchar. Pero para tener la elipse, debes escuchar al otro, al que piensa diferente, no excluirlo, si no incorporarlo y entrar en el diálogo. Exponerte a que te haga cambiar.
Martin: Actualmente dice que la sociedad se está polarizando, y es literal. Parte de la sociedad se va a un polo y el resto al otro, creando dos partes de la sociedad, independientes una de la otra porque no se llegan a escuchar. En este estado es donde surgen las deshumanizaciones del otro y es el caldo de cultivo donde surgen las guerras. La deshumanización del que piensa diferente o del que no es como tú.
En la obra presenciamos el duelo entre “el teólogo” y “el pedagogo”, que terminan así por sus discrepancias. ¿Estos polos independientes pueden llevar a la gente a una situación similar?
Martin: ¡Esa es la idea! Hay un momento en que ya dejas de escuchar al otro y ya te molesta lo que dice.
Morata: Cuando la energía fluye entre dos polos, se refina, es dinámica y se modifica al pasar por cada uno de ellos. Como dice el libro, la energía de la elipse es refinada y necesita un equilibro muy calculado para mantenerse, pero la energía del circulo, cuando un polo se pierde, es primaria, bruta.
Pedragosa: En concreto, el duelo es una escena de “La Montaña Mágica”. En ella realmente nadie dispara al otro. Uno dispara al cielo y el otro se dispara a sí mismo. Esto es por la sensibilidad de Thomas Mann, donde se autodestruyen de algún modo. Es una lección humanista: o me mato yo o disparo al cielo, pero no al otro.
Martin: Es con la muerte de uno de ellos donde encontramos un punto de cambio en la historia del protagonista. Porque si la elipse es necesaria para mantener el equilibrio y si pierdes uno de los dos polos, este se pierde.
Morata: Una reflexión que hemos añadido a Heidegger en el cómic, una pequeña licencia poética, es que la elipse es simplemente un movimiento de inercia que intenta escapar de la irracional inherente, de ese único polo. Es una simple ilusión porque solo hay un foco y una fuerza intentando escapar, como la órbita planetaria, que llega hasta donde llega, pero vuelve a ser atraída.
Martin: En teoría, una elipse tiene dos focos, pero a nivel planetario, solo tenemos uno mientras que las órbitas son elípticas. Lo que sucede es que el planeta tiene una inercia para escapar de la gravedad del Sol, se aleja de él, y cuando no tiene más fuerza vuelve a ser atraído, y de aquí la forma de la órbita. Lo que nos dice Heidegger es que si el sol representa la irracionalidad, usamos la razón como inercia para escapar, pero al final siempre acaba volviendo a ella. No comparto para nada las inclinaciones políticas de Heidegger, pero a nivel filosófico es muy profundo. Es uno de esos personajes que piensas: me gustaría que no me interesase tanto lo que dice.
Pedragosa: Es una de estas figuras donde creo que se debe aplicar la distinción entre obra y autor, porque si no no se leería Heidegger y vale la pena hacerlo. En el debate que tiene con Cassirer, este representa los dos polos, no él otro, si no la idea del equilibrio entre las dos fuerzas. En el propio debate ya se ve la actitud de cada uno. La humanidad de Cassirer y la chulería de Heidegger, donde uno siempre intentaba acoger, debatir y buscar un terreno común y el otro centrado solo en sí mismo.

Sin tiempo para más, dejo en el tintero algunas de mis preguntas y me despido agradecido. He disfrutado de su compañía y conocimiento, así como de su trabajo y su esfuerzo. Ahora solo queda esperar, pues del 2 de abril al 20 de julio llega a Barcelona la exposición Tiempos inciertos. Alemania entre guerras en el Caixa Forum. Si tienes la suerte de estar por Madrid, actualmente está abierta, así que aprovecha y ve, que comprender más del pasado puede ayudar a entender mejor el presente.