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Sarahi García | @Sarii15G

Una de The Brutalist. Narra la historia sobre la migración a América tras la guerra en Europa, teniendo como eje vertebrador la nueva vida que debe adoptar el arquitecto húngaro, László Toth, en un país desconocido.
Solo hay que ver el póster de la promoción del film para captar el verdadero mensaje hacia los Estados Unidos, la estatua de la libertad bocabajo. Este nuevo drama histórico nos relata lo arduo que puede ser volver a reconstruir tu vida en un nuevo continente, los estereotipos, los prejuicios y las dificultades económicas aun habiendo estudiado en grandes universidades de renombre.
Las imágenes poderosas y edificios dentro de la corriente de la arquitectura brutalista, nos arrinconan como al personaje principal, interpretado por Adrien Brody. El uso constante del plano contrapicado fortalece ese mensaje de ser empequeñecido para sentirnos como un verdadero inmigrante. La fotografía es magnífica, hay momentos que recuerdan a documentales sobre La Bauhaus, un road movie o al cine más clásico y tradicional como si hubiera sido rodada hace décadas.
La banda sonora, la producción y el elenco, destacando los papeles de Guy Pearce, Adrien Brody y Felicity Jones, suma colosalismo a la película. La duración, más de 3 horas, no importa ni es transcendental cuando estamos hablando de la vida doliente, del romanticismo que se le ha otorgado al sueño americano o al capitalismo. Sin duda estamos hablando de una gran obra artística que trascenderá en las próximas décadas.