<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=621166132074194&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
jueves. 05.06.2025
CRÍTICA DE JOSÉ LUIS IBÁÑEZ SALAS

Gavilanes vuelve a soplarnos en el alma su literatura con 'Anotaciones a lápiz'

Anotaciones a lápiz. Un libro repleto de reflexiones que reflejan esas luces que solamente se encienden desde la escritura.
Grnk2DjXsAAzGgv

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

Narrativa | JOSÉ LUIS IBÁÑEZ SALAS | @ibanezsalas

9791399011814

Le contaba a la filóloga Elena Cianca, la mujer del escritor Emilio Gavilanes, en la presentación de un libro de él, esa nueva joya (y van…) de 2025 que lleva por título Anotaciones a lápiz, que uno espera cada libro de Emilio con ansia y que cuando sabe de su puesta a la venta sale corriendo para ir a comprarlo, exactamente como uno hacía cuando los Rolling Stones sacaban aquellos discos suyos tan molones, tal y como hice yo mismo hace ya tantos años cuando salió Some girls. Se lo contaba a ella y le decía que prefería soltarla a ella ese elogio de la categoría literaria de Emilio porque sé que cuando se los suelto a él (los elogios) se siente abrumado por lo que él interpreta una exageración de amigo irado. Y luego llego, abro Anotaciones a lápiz y leo en uno de esos fragmentos tan Gavilanes que pueblan sus libros perfectos que Emilio escribe:

         “Me encantan las canciones de los Rolling Stones, cuando acaban”.

¿Es lo mejor de muchos museos “lo que se ve desde las ventanas”?, no lo sé, pero con lo que dudo con Gavilanes, junto a él, es con eso de que a escribir se puede aprender, si bien lo que él y yo dudamos es que se pueda enseñar a escribir. Que lo diga él, que me estoy liando:

         “A escribir se puede aprender. ¿Pero se puede enseñar? Lo dudo”.

Leyendo a Gavilanes uno aprende a regocijarse con el arte literario. Pero no sé si a escribir. Si acaso, como él mismo contara en la presentación de Anotaciones a lápiz (un título que redunda en el esfuerzo de lograr la eternidad de lo efímero sin ambición), leyendo a Gavilanes uno podría perder la intención de seguir escribiendo ante el reto de emular tamaña montaña de belleza creativa. No es mi caso. No compito con Gavilanes. Afortunadamente. Simplemente escribo. Y leo. Leo a Gavilanes.

         “Todos estamos en el mundo antes de existir. Y después”.

Sobre leer y escribir hay aquí un fragmento impecable que resumo a continuación. En él, el autor dice que “leer es una forma de escribir, quizá la más confiable”, con cuanto leemos vamos añadiendo textos, párrafos, que “se incorporan al libro de nuestra existencia”. De manera que, cuando escribimos, lo que hacemos es rescatar a nuestra manera esos fragmentos que más nos han impresionado como lectores. Al mismo tiempo, “escribir es una forma de leer”: se escribe y se va llegando a lugares inesperados:

“Cuando uno consigue que lo que ha escrito le resulte ajeno (que es lo que ocurre cuando leemos), tiene la experiencia más alta como escritor”.

Anotaciones a lápiz. Un libro repleto de reflexiones que reflejan esas luces que solamente se encienden desde la escritura que son capaces de urdir los auténticos literatos, aquellos que, como Gavilanes, crean no un mundo confeccionado a base de palabras sino unas palabras que al dejarse atrapar y agrupar iluminan un mundo que ya existía pero que se mantenía inquietamente invisible, estupefacto en su nimiedad.

“Hay que leer lo que a uno le hace disfrutar, lo cual no quiere decir cosas ligeras, porque a cada uno le hacen disfrutar cosas distintas. A unos, libros muy complejos. Y a otros, libros muy sencillos. Al fin y al cabo, lo que eres”.

Hay en este libro sapiencia y hay saber mostrarla, claro, si no de qué estaríamos hablando. Como cuando el autor nos habla del pasado y nos dice que “el pasado se cambia queriéndonos a nosotros mismos; asumiendo sinceramente quiénes fuimos: solo el amor puede cambiar realmente el pasado; bajo la influencia del amor, el pasado se esfuma, se disuelve y se transforma en presente”. Me hace gracia que Gavilanes escriba que eso de que el amor sea quien puede cambiar el pasado “suena cursi y manido”, aunque añada: “pero es verdad”. Es verdad que únicamente el amor es capaz de que nuestro pasado sea nuestro presente.

emiliogavilanes

Es Anotaciones a lápiz, lo sabemos, un libro de fragmentos. Y sobre el fragmento le leemos al autor de Breve historia de la infancia que “es el género que mejor se adapta a esta época en la que cada vez se tiene menos tiempo libre, hoy también el que mejor se adapta a nuestra cada vez más escasa capacidad de concentración, y también el que mejor explica el funcionamiento de nuestra mente”, puesto que, al fin y al cabo, “la conciencia es discontinua, fragmentaria, como la propia realidad; opera a saltos, pasa de ocuparse de lo que tienes que comprar en la tienda a exclamar algo, a fijarse en el color de las hojas secas del arce, a tararear un estribillo…”

El mal es el parásito del bien. La impresión que se tiene cuando es de noche es la de que falta algo. Dice Gavilanes que para él “la lengua es un estorbo”. Bendito estorbo.

“El amor es los Reyes Magos de los adultos: al cabo de los años te enteras de la verdad, pero mientras creíste en ellos fue lo más hermoso de tu vida”.

Prosa borgiana del clásico siglo XXI, esa clase de prosa que sabe que “lo primero que hizo la Bella Durmiente cuando despertó fue ir corriendo al cuarto de baño”, que los monasterios tienen memoria, que el paraíso está donde está Eva, que lo que hace imperfecta la vida no es que muramos, sino que resucitemos, que ese Paraíso que es donde está Eva es el mundo ajeno al Infierno, que el infinito no es más que una palabra, que “las amapolas se van cansando de su color”…

Mucho Paraíso hay en estas anotaciones: “el Paraíso es este mundo”, repite Gavilanes, el mundo, que es “una de las apariencias de la nada, uno de sus disfraces”. Y “qué pena que no existan ni el Infierno ni el Paraíso”.

¿Es una decisión nuestra la moral de cada uno? ¿Se ama sin esperanza? ¿Es la belleza el cemento del universo? ¿Mientras son, las cosas son para siempre? ¿Es la historia de la filosofía un viaje a la tristeza?

Dios es un invento y los inventos existen. Lo dice mejor Gavilanes. Todo lo dice mejor Emilio.

“Uno es más consciente de la vida en el dolor que en la felicidad. Como está más vivo es sufriendo”.

“La poesía es humor que no hace reír”, dice el autor de El río. Claro que para humor cuando le leemos eso de que “ojalá Cioran hubiera escrito Ese maldito tú, pedazo de gilipollas.

Ser banaliza. Es cuando las perdemos cuando las cosas se vuelven extraordinarias”.

Por cierto, lo digo ahora: la edición de Anotaciones a lápiz es prodigiosa. Y qué cubierta, madre mía, qué cubierta…

Espero que cuando Emilio escribe eso de que “nos gusta leer los juicios de quienes han leído lo que hemos escrito porque esperamos saber algo más sobre lo que hemos hecho”, lo de que “nosotros solo lo hemos escrito”, cuando le leo que nos dice que quizás le digamos por qué lo ha escrito y para qué, que espera que le digamos qué es lo que ha escrito, porque para él es más enigmático que para nosotros, espero, digo, que le guste leer mis juicios de lo que ha escrito en Anotaciones a lápiz y sepa algo más sobre lo que dejó allí guardado, que le guste saber que yo sé para qué ha escrito y para qué (para no tener tanto dentro de sí mismo y para que quienes lo leamos estemos menos a oscuras) y que también sé qué es lo que ha escrito (un breve resumen del mundo que quiere ser inasible y que por culpa de la literatura deja de serlo), un enigma que deja de serlo en cuanto que lo leemos como si no pudiéramos hacer otra cosa.

“Que hay gente que no nos quiere es una obviedad tan grande que abochorna decirlo. Pero hay un momento en la vida en que descubrimos eso con estupor y desconcierto”.

Cómo sentimos la literatura cuando la siente Emilio, como en ese texto en el que nos dice que Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, de Josefina Manresa, “es una de las grandes obras de la literatura españolas: qué intensidad, Dios”. Nos reproduce algunos pasajes de esa obra y después se nos sincera diciendo que “qué poco énfasis pone en todo lo que dice Josefina, no quiere levantar la voz ni llamar la atención, parece que está hablando consigo misma, no hay estilo en el sentido de artificio, es todo expresión natural”, que “todo lo que cuenta Josefina, todos los sufrimientos le darían derecho a sentirse furiosa con mucha gente, pero nunca se expresa con rabia, solo con pena, pena y compasión por todo y por todos, y serenidad, con qué serenidad están contadas tantas desgracias, tantos dolores”. Remata Emilio diciendo que le resulta imposible transmitir lo que es este libro, pero lo acaba de hacer. “Todo lo que se me ocurre es copiarlo aquí, copiarlo y guardar silencio”. Menos mal que no lo guarda.

Espero no haber destripado Anotaciones a lápiz, es algo de lo que me precio, de no destripar ni los libros, ni las películas ni las series cuando los comento, los critico, los reseño, los cuento. Yo ya sabía que eso estaba mal antes de que Max Aub viniera a contármelo a través del lápiz de Emilio Gavilanes. El lápiz memorable de Emilio Gavilanes.

Newcastle Ediciones: enhorabuena.


Anotaciones a lápiz. EMILIO GAVILANES. Newcastle Ediciones. 2025.


JOSÉ LUIS IBÁÑEZ SALAS ES ESCRITOR,CRÍTICO  LITERARIO Y EDITOR
José Luis Ibáñez Salas | ESCRITOR,
CRÍTICO LITERARIO Y EDITOR

Gavilanes vuelve a soplarnos en el alma su literatura con 'Anotaciones a lápiz'