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miércoles. 28.05.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

No solo Harvard

La universidad de Harvard ha sido víctima de un nuevo ataque por parte de un Gobierno que se desliza muy perceptiblemente hacia la dictadura.
Veritas
Foto de archivo de Stephanie Mitchell/Fotógrafa del personal de Harvard (*).

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"Si perdemos la guerra, volveréis a abrir vuestra universidad. Si vencemos, no necesitaréis ninguna universidad". Son palabras del maestro de la ultraderecha, Joseph Goebbels, el inventor de la teoría según la cual una mentira mil veces repetida acaba convirtiéndose en verdad. Sintetizan muy bien la manera y los fines con que la ultraderecha aborda la guerra contra la cultura que ellos llaman guerra cultural, y que ha tenido esta última semana un nuevo episodio en la universidad que encabeza los rankings del planeta, Harvard.

La universidad de Harvard ha sido víctima de un nuevo ataque por parte de un Gobierno que se desliza muy perceptiblemente hacia la dictadura

Harvard, que fue fundada en 1636, cuando a los Estados Unidos todavía les faltaban más de cien años para existir, ha sido víctima de un nuevo ataque por parte de un Gobierno que se desliza muy perceptiblemente hacia la dictadura. Después de rechazar, como es propio de una entidad libre y democrática, entregar al Gobierno estadounidense datos ideológicos sobre sus estudiantes y profesores, se le ha prohibido recibir estudiantes extranjeros, lo que de facto implica la expulsión de sus aulas de cerca de 7.000 alumnos. La razón es muy obvia. Esos siete mil alumnos aportaban muchísimo dinero en matrículas, y una tiranía plutocrática considera el dinero la principal herramienta política: no son necesarios los argumentos, que sin duda Harvard los tiene mejores, si lo más fácil es cerrar el grifo.

En el resto del mundo civilizado -que, por fortuna, todavía existe-, haríamos muy mal en mover la cabeza con pesadumbre y pensar que eso ocurre a miles de kilómetros de distancia, porque no solo está ocurriendo en Harvard. En Madrid, es decir, a 0 kilómetros de distancia de España, las universidades públicas están siendo asfixiadas económicamente por el gobierno de Isabel Díaz Ayuso, que sostiene que “la izquierda tiene colonizada la universidad pública”. A igualdad de argumentos, igualdad de respuestas.

No, no está ocurriendo en otra parte, ni tampoco en el pasado o el futuro. Está ocurriendo aquí y ahora, y a los dirigentes que lo promueven no les importa el daño causado a sus países -las universidades son fuente de prestigio y de investigación aplicada, una investigación que mejora vidas, salva vidas-, mientras sus seguidores tienen la desfachatez de llamarse patriotas.

Si la memoria no fuera tan corta, aquí recordaríamos -y está claro que lo hemos olvidado- lo que significó perseguir durante décadas el conocimiento. Lo sintetizaba muy bien Thomas Mann en septiembre de 1941, en un discurso a la nación alemana, cuando interpretaba las palabras de Goebbels: "No necesitaréis ninguna universidad, es decir, seréis para siempre un rebaño de esclavos, ignorantes, embrutecidos, espiritual y moralmente castrados, cuyo destino no será ya sentir, sino vegetar en vil y sosegada sumisión”.

* Imagen

No solo Harvard