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Cónclave de 1914 tuvo lugar recién iniciada la Primera Guerra Mundial. Se celebró entre el 31 de agosto al 3 de septiembre de ese año (el papa Pío X había fallecido el 20 de agosto). Los cardenales electores en ese momento eran un total de sesenta y cinco, pero hubo ocho ausencias.
Pero el Cónclave tuvo su particularidad. Se podía comprobar si el cardenal elegido se había votado así mismo. En caso de que eso hubiera ocurrido la elección se declararía como nula
De nuevo, el contexto internacional pesaba porque es indudable que un conflicto de la envergadura de la Gran Guerra estaba muy presente en el ambiente de la Capilla Sixtina. Católicos había en los dos bandos combatiéndose. ¿El elegido debía mantenerse neutral o debía ejercer algún tipo de liderazgo, al menos moral, sobre los combatientes y trabajar para conseguir el cese de las hostilidades? Se dio la circunstancia de que en el Cónclave estuvieron presentes cardenales de países beligerantes de ambos bandos.
En este Cónclave ya no hubo injerencias de los monarcas católicos gracias a la Constitución Apostólica Commissum Nobis, dada por Pío X.
Había tres cardenales con posibilidad de ser elegidos. En primer lugar, se encontraba el benedictino y asesor del Santo Oficio, Domenico Serafini. Contaba con fuertes apoyos de la Curia porque se había declarado partidario de continuar con la política antimodernista del difunto Pío X. Pero también es cierto que un sector del cardenalato creía que había que cambiar de estrategia. En ese grupo el candidato era Pietro Maffi, arzobispo de Pisa y de un evidente talante liberal, además de estar bien considerado por parte de la Monarquía italiana. Por fin, el tercer candidato era Giacomo della Chiesa, arzobispo de Bolonia, un personaje a caballo entre el conservador y el liberal.
Della Chiesa consiguió en las primeras votaciones igualarse con Maffi, ganando votos del sector conservador. En el cuarto escrutinio el primero fue el más votado. Maffi fue perdiendo claramente apoyos y, al final, parecía que todo se dilucidaría entre Della Chiesa y Serafini. Se llegó a una décima votación. El sector liberal se decantó por Della Chiesa seguramente para evitar que fuera elegido Serafini. Así pues, salió elegido Della Chiesa, pasando a ser Benedicto XV.
Pero el Cónclave tuvo su particularidad. Della Chiesa ganó por un solo voto y este hecho motivó que el poderoso cardenal español Rafael Merry del Val, a la sazón secretario de Estado de Pío X, planteó la necesidad de revisar las papeletas. El sistema de votación establecía que las papeletas o cédulas de votación debían estar numeradas en el reverso. De ese modo, se podía comprobar si el cardenal elegido se había votado así mismo. En caso de que eso hubiera ocurrido la elección se declararía como nula. Se decidió, por lo tanto, la correspondiente revisión y se comprobó que Della Chiesa había votado por Serafini.