<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=621166132074194&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
martes. 03.06.2025
CÓMIC

Una revolución llamada Rasputín

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

Pablo D. Santonja | @datosantonja

La narrativa gráfica ha evolucionado en las últimas décadas para abarcar no solo historias de fantasía o superhéroes, sino también relatos provocativos y cargados de reflexión histórica. Una Revolución llamada Rasputín, una obra de Hernán Migoya y Manolo Carot, es un brillante ejemplo de cómo el cómic puede reinterpretar episodios históricos con una perspectiva fresca y original.

Grigori Rasputín, el mítico monje ruso asociado con la caída de la dinastía Romanov, ha sido durante mucho tiempo una figura controvertida. Visto por algunos como un sanador místico y por otros como un manipulador sin escrúpulos, Rasputín ha sido objeto de innumerables libros, películas y estudios. Migoya y Carot rescatan esa mitología para ofrecer una visión renovada de este personaje histórico.

En Una Revolución llamada Rasputín, los autores nos presentan un Rasputín más humano, pero igualmente oscuro. A través de una narración ágil y visualmente impactante, la novela explora los eventos históricos que rodearon su vida, conflictos y las complejidades de su tiempo. Lejos de ser un simple villano o mártir, el Rasputín de esta obra es un hombre atrapado entre la devoción religiosa, el hedonismo, y las intrigas políticas de la Rusia imperial. 

Hernán Migoya y Manolo Carot han conseguido crear un relato político amenazante y crudo, que se lee prácticamente solo y se convierte en una experiencia altamente disfrutable

El arte de Manolo Carot complementa perfectamente el guión de Migoya. Con un estilo que combina detalles realistas con una expresividad emocional intensa, las páginas del cómic transportan al lector a la opulencia de los palacios zaristas y a la crudeza de la revolución. Las ilustraciones ayudan a crear situaciones tensas y desagradables para el lector, por la crudeza con las que se narran (mención especial al arranque del relato). 

La paleta de colores juega un dominante, con toques de tono pastel, reflejando la decadencia de una época y el dramatismo de los eventos.

Uno de los aspectos más destacables de Una Revolución llamada Rasputín es su capacidad para conectar los eventos históricos. Migoya no se limita a relatar los hechos conocidos, sino que se sumerge en las motivaciones y emociones de tan oscuro personaje. Además, el cómic se atreve a explorar las implicaciones políticas de las acciones de Rasputín y cómo estas contribuyeron al colapso de un régimen que ya estaba tambaleándose, tratando un tema de debate candente como el poder e influencia individual ante los grandes acontecimientos mundiales. ¿Cuánta gente ha influido ella sola ante todo el devenir mundial? Esta obra justifica su compra doblemente, por un lado para los amantes de la historia y por otro, para los amantes de la novela gráfica. 

Con Una Revolución llamada Rasputín, Hernán Migoya y Manolo Carot han conseguido crear un relato político amenazante y crudo, que se lee prácticamente solo y se convierte en una experiencia altamente disfrutable. 

Una revolución llamada Rasputín