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jueves. 29.05.2025
TRIBUNA POLÍTICA

Yankee go home

Es obvio que hay que despertar, hay que gritar para recuperar la conciencia, hay que actualizar el despertador, qué tal un sonoro y renovado ¡Yankee go home!

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En los años 60 y 70 del siglo pasado las paredes de decenas de ciudades de todo el mundo se llenaron de pintadas que rezaban así, los jinetes del apocalipsis, disfrazados de soldados, a asolar el centro y sureste asiático, Oriente Medio y a controlar Europa para convertirla en un portaviones anclado en el Mediterráneo. 

Los europeos estamos a prueba, prácticamente solos en la defensa del comportamiento ético

Tan hipócrita y retorcida actitud, tan bien reflejada en las películas de Altman y en la literatura del momento (D Trumbo pj) tuvo su respuesta en la cultura popular con la multiplicación del mensaje emitido con carácter urbi et orbe, yankee vete a casa, cubriendo centenares de metros cuadrados de paredes de todo el mundo. La lectura tácita era la de aquí, joven yankee, no pintas nada, y si insistes nada vas a ganar, puede que hasta pierdas la vida. Y así fue, claro que el capitalismo supo encontrar el modo de conseguir externalidades económicas de los cadáveres repatriados, utilizando sus mutilados restos como contendores de heroína que entraba a raudales en los EEUU de los 70. 

Absolutamente desagradable y trapacero, tanto como las deportaciones de laboriosos latinos a quienes se hace responsables de la entrada en los USA del fentanilo que mueven las elites opacas de las farmacéuticas que en su día inundaron del veneno opiáceo legal las calles de las ciudades empobrecidas del cinturón del óxido. Es la misma trampa que debería ser denunciada con el viejo eslogan, yankee, no eres bien recibido. Particularmente aquí en Europa donde hemos de tragarnos que un tipo con mentalidad de monaguillo, promotor de la mayor persecución de periodistas, medios, agencias de noticias y centros de estudio y reflexión sobre la diversidad de la vida contemporánea, venga a decirnos que estamos muy mal en lo que se refiere a la libertad de expresión, que a pesar de dominar las redes de difusión de mentiras e infundios, él, vicepresidente de la internacional fascista y negacionista tiene el santo cuajo de reprender a los europeos por oponerse al arbitrio único que supone el someterse a la maquinaria del miedo y la falsedad o arrumbar con las consecuencias. 

Europa debe estar vigilante, estar despierta porque la amenazan fuerzas atávicas, aquellas que ya no pretenden apoderarse de tierras que no sean raras, sino en desacreditar las ideas y los hallazgos que impulsaron la ilustración y el respeto a los derechos humanos

Claro que Vance habla por boca de ganso, tonto útil, contumaz meapilas como buen converso de entretiempo, Vance estima que la liberalidad europea es una fuente de pecado que solo puede combatirse mediante el uso de la fuerza, sea la del fascismo, sea la del capitalismo, sea la de las terapias de reconversión homosexual o el asalto a las clínicas de interrupción del embarazo, todo vale con tal de salvar a los europeos, o al menos impedir que sean un modelo de referencia para países y sociedades que no acaban de ver claro para qué humillarse ante los poderosos. Nada tiene de extraño que en la mirilla de sus pistolas aparezca la palabra woke, porque solo una persona adormilada puede aceptar la sarta de estupideces que con tal de beneficiar a los poderosos inventan estos mentecatos. Es obvio que por ello hay que despertar, hay que gritar para recuperar la conciencia, hay que actualizar el despertador, qué tal un sonoro y renovado ¡Yankee go home!

Europa debe estar vigilante, vivir en constante vigilia, estar despierta porque la amenazan fuerzas atávicas, aquellas que ya no pretenden apoderarse de tierras que no sean raras, sino en desacreditar las ideas y los hallazgos que impulsaron la ilustración y el respeto a los derechos humanos. Esto es lo que Jose Mujica, que ha vivido toda su vida en la casa agrícola que le vio nacer decía que la Unión Europea, el constructo político que integra a los países antes competidores ahora asociados, debería ser reconocida como hallazgo inmaterial de la humanidad, como ejemplo de la cima a la que se puede aspirar en la organización social de los intereses contrapuestos de distintos actores. Esto choca con el slogan elegido por la avaricia excluyente de la actualidad, America first, que quiere decir Yankee first, que quiere decir Trump first.

Y lamentablemente, los europeos estamos a prueba, prácticamente solos en la defensa del comportamiento ético. En el pasado Europa pudo contar con la amenaza de sucumbir y entregarse al comunismo filo ruso como llave para contratacar, pero hoy ya no es posible, de hecho deberíamos ir salteando el yankee go home con el Rusky go home que exhibe un personaje de Uno, Dos, Tres, la hilarante y lúcida película de Billy Wilder sobre la forja de una recuperación.

Yankee go home