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James Fernández Cardozo
La imagen no podría ser más humillante: cientos de palestinos corriendo desesperados hacia un centro de distribución de alimentos controlado por Israel, en busca de comida para ellos y sus familias.
La estrategia no solo busca someter a los palestinos, sino también forzarlos a una migración masiva mediante la creación de condiciones insoportables que les dejen pocas opciones para permanecer en sus hogares
Este desgarrador escenario tuvo lugar en uno de los cuatro puntos de distribución establecidos por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Israel y Estados Unidos. Según Naciones Unidas, estos puntos representan un grave riesgo para la población civil, lo que quedó demostrado el primer día de operaciones, cuando el caos resultó en 47 heridos por disparos del ejército israelí.
- El hambre como arma de guerra
- Las violaciones al derecho internacional humanitario
- El hambre en la historia
- Los contratistas privados y el negocio de la guerra
- El margen de la ONU
- Una estrategia inhumana
Este panorama pone en evidencia una necesidad básica del ser humano: alimentarse. Pero también revela una nueva estrategia de manipulación en el contexto del conflicto armado: las guerras del hambre.
Diseñada por Israel en colaboración con contratistas estadounidenses, esta táctica busca controlar el a alimentos como herramienta de dominación en la Franja de Gaza.
El hambre como arma de guerra
La manipulación, en términos generales, persigue condicionar el comportamiento del manipulado para que actúe o deje de actuar conforme a los intereses del manipulador. Este último visualiza un escenario final deseado y diseña una estrategia precisa para alcanzarlo, utilizando tácticas que socavan la autonomía y la capacidad de resistencia de las víctimas. En el contexto de Gaza, el objetivo final es el control total de la tierra palestina, una meta que se implementa a través de métodos diseñados para debilitar y fragmentar a la población.
La estrategia no solo busca someter a los palestinos, sino también forzarlos a una migración masiva mediante la creación de condiciones insoportables que les dejen pocas opciones para permanecer en sus hogares. En este esquema, el hambre se convierte en un arma de movilización y coerción, utilizada para desgastar a la población y quebrar su espíritu. Al controlar su necesidad más fundamental, la alimentación, se intenta condicionar el comportamiento de más de 1,2 millones de personas, obligándolas a depender de un sistema que las humilla, las despoja de su dignidad y las empuja a la diáspora como una solución desesperada.
Este mecanismo opera bajo una lógica pragmática: cercar, dosificar el hambre y esperar a que las víctimas sucumban al sistema. No se necesitan argumentos ni persuasión emocional; el simple control territorial y estratégico es suficiente. La “ayuda humanitaria” se distribuye en cuatro puntos fijos de la Franja de Gaza, una decisión que Naciones Unidas ha denunciado por el peligro que representa para los civiles.
Las violaciones al derecho internacional humanitario
El uso del hambre como arma de guerra constituye una flagrante violación del Derecho Internacional Humanitario (DIH), que prohíbe el uso del hambre como método de guerra. Según el artículo 54 del Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra, Queda prohibido, como método de guerra, hacer padecer hambre a las personas civiles.
El artículo 3 común a los Convenios de Ginebra prohíbe los tratos inhumanos y degradantes hacia las personas que no participan directamente en las hostilidades. Y la Resolución 46/182 de la Asamblea General de la ONU subraya que la asistencia humanitaria debe proporcionarse de manera imparcial, neutral e independiente, sin ser utilizada con fines políticos o militares.
El sistema de distribución de alimentos en Gaza impuesto por Israel no solo vulnera estas disposiciones, sino que también está diseñado para humillar y extorsionar a la población civil, exacerbando la crisis humanitaria ya de por sí devastadora.
El hambre en la historia
A lo largo de la historia, el hambre ha sido utilizada como un arma de guerra y dominación en diversos conflictos y contextos. Desde los sitios prolongados en ciudades medievales hasta las hambrunas provocadas por políticas represivas, privar a las poblaciones de alimentos ha sido una herramienta eficaz para someter, debilitar y controlar a comunidades enteras.
Un ejemplo emblemático es el Holodomor en Ucrania (1932-1933), donde el régimen de Stalin confiscó cosechas y alimentos, condenando a millones de personas a morir de inanición como parte de una estrategia para sofocar la resistencia campesina. Igualmente, durante la Primera Guerra Mundial, el bloqueo naval impuesto por el Reino Unido a Alemania restringió severamente el a alimentos, causando desnutrición masiva y miles de muertes entre la población civil.
En conflictos más recientes, como en Bosnia durante el sitio de Sarajevo (1992-1996) o en Yemen, donde los bloqueos han exacerbado la inseguridad alimentaria, el uso del hambre como táctica de guerra ha demostrado ser una forma brutal y efectiva de devastar a las sociedades. Estas estrategias no solo destruyen físicamente a las víctimas, sino que también buscan quebrantar su espíritu, desarticular comunidades y subyugar a los más vulnerables.
En Gaza, esta práctica encuentra ecos de ese pasado sombrío que la comunidad internacional no puede seguir ignorando. La manipulación del a alimentos, como se evidencia en el sistema de distribución controlado por Israel, revive las huellas de estas manipulaciones históricas, perpetuando el sufrimiento humano.
Los contratistas privados y el negocio de la guerra
No solo hay control hay negocio. En Irak y Afganistán, tácticas similares fueron implementadas por contratistas privados estadounidenses. Ahora, en Gaza, empresas como Safe Reach Solutions (SRS) y UG Solutions desempeñan un papel clave. SRS, dirigida por el exmilitar y exagente de la CIA Philip Reilly, gestiona la logística, mientras que UG Solutions, liderada por Jameson Govoni, se encarga de la seguridad.
Estas empresas no solo facilitan la implementación de este sistema, sino que también obtienen enormes beneficios económicos. UG Solutions, por ejemplo, ha registrado un crecimiento del 300% en su personal en los últimos seis meses. La guerra se convierte en un negocio lucrativo para ciertos actores.
El margen de la ONU
La estrategia israelí también busca marginar a las Naciones Unidas, optando por un sistema privado de distribución de ayuda que excluye a la ONU. Esta decisión ha generado fuertes críticas de la comunidad internacional. La Unión Europea ha condenado la militarización y politización de la ayuda humanitaria, subrayando que esta debe ser un derecho básico y no un arma de guerra.
El fracaso del sistema quedó en evidencia desde su inicio, puesto que el primer día de operaciones, el caos dejó 47 heridos y obligó a suspender las actividades al día siguiente.
Incluso dentro de la Fundación Humanitaria orquestada por Israel hubo fisuras. Jake Wood, director de logística y exmarine especializado en crisis humanitarias, renunció al cargo argumentando la falta de neutralidad e imparcialidad en la misión. Wood fue reemplazado de inmediato por John Acree, un veterano de USAID con experiencia en Afganistán y Costa Rica.
La ONU ahora debe enfrentar un nuevo reto de legitimidad. Se le impide ejercer una de sus misiones de cooperación esenciales, y la comunidad global observa su reacción eficaz, o un nuevo lamento de su secretario general.
Una estrategia inhumana
El sistema de dosificación del hambre en Gaza articula control territorial, manipulación humanitaria y beneficios económicos, todo en el ámbito de un conflicto que agrede la conciencia moral de la humanidad. Esta estrategia perpetúa el sufrimiento de una población ya asediada, pone en jaque los principios éticos más básicos, y agrede a la especie humana.
Es un deber mínimo actuar con urgencia para detener esta práctica inhumana, garantizar el equitativo a la ayuda humanitaria y proteger los derechos de los civiles en Gaza.
El hambre nunca más debe ser un arma de guerra.
James Fernández Cardozo | PhD Análisis del Discurso