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sábado. 24.05.2025
TRIBUNA GEOPOLÍTICA

Crónica de guerra, comercial

Guerra comercial, como las meigas, existir, existe, pero no la ha iniciado Trump. Podríamos apreciar un paso de guerra fría a guerra extendida en todos los frentes, pero no del descubrimiento de los aranceles.

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Hace más de 30 años que Lester Thurow escribió aquel libro titulado "La guerra del siglo XXI". Se refería a una batalla económica "head to head" que librarían USA, Europa y Japón por la supremacía en un juego de suma cero en el que uno de los contendientes tenía que ganar a costa de los demás. No fue el único que lo hizo, pero, él, ha sido siempre un buen divulgador y su libro tuvo un gran éxito.

La historia se ha cumplido con un único cambio de actores entre Japón y China (véase "Y después del Imperio", de Enmanuel Todd, 2002) y alguna distinta valoración del papel de Europa, pero con perfiles fácilmente reconocibles en aquel libro que vino a presentar en España en 1993.

Los aranceles de Trump no son ninguna locura ni ningún sinsentido. Tienen, créanlo, más utilidades que una navaja suiza

Hoy se habla, efectivamente, de aranceles recíprocos" fruto, según una interpretación muy extendida, de un gesto de locura de personaje tan estrafalario como él. Guerra comercial, como las meigas, existir, existe, pero no la ha iniciado Trump. Podríamos apreciar un paso de guerra fría a guerra extendida en todos los frentes, pero no del descubrimiento de los aranceles. Años antes que Thurow, otro economista, Ravi Batra, había vaticinado la vuelta de los aranceles en un mundo satisfecho con la globalización y el derribo de fronteras comerciales. Como casi toda previsión económica, tarde o temprano se termina cumpliendo. El caso es tener paciencia y memoria para recordarla.

Los aranceles de Trump no son ninguna locura ni ningún sinsentido. Tienen, créanlo, más utilidades que una navaja suiza. En primer lugar, sirven para inyectar un subidón de patriotismo a la población de un país que quiere volver a ser "great again" bajo el liderazgo de Trump, al que ha elegido por abrumadora mayoría. Simplificando el mensaje económico, cuando el iphone, por ejemplo, se fabrique totalmente en USA, la creación de puestos de trabajo será histórica. Para eso, entre otras cosas, ha creado Trump los "aranceles recíprocos". Para que los componentes foráneos del 80% del iphone suban tanto que merezca la pena el que fabricantes USA sustituyan a los de fuera. Claro, que hará falta que los trabajadores norteamericanos reduzcan sus salarios hasta los asiáticos que fabrican en la actualidad esos componentes. O que los consumidores de USA estén dispuestos a pagar por hacer América "great again". Todo por la patria.

Claro que, peor lo tiene la Guardia Civil. Resulta que muchas de sus unidades usan unas pistolas israelíes que, al parecer, necesitan balas que solo pueden ser de ese país

Pero esos aranceles, que pueden terminar siendo un "fake", tienen una segunda utilidad como es la de constituir una moneda de cambio con cada uno de sus competidores comerciales para lograr ventajas económicas a USA. Precios de productos, inversiones en el país, explotación de recursos, obligación de consumir bienes norteamericanos o reducción de gravámenes a los mismos, van a ser el precio para muchos paises para ver cómo se libran de esa espada de Damocles de los "aranceles recíprocos".

Aunque ha habido quien no se ha esperado a disfrutar de esas ventajas y se ha aprovechado ya de una tercera, y muy lucrativa, utilidad de los aranceles. ¿Recuerdan ustedes las "operaciones bursátiles en corto"? Imaginen que alguien, conocedor del efecto inmediato de esos aranceles, pide prestadas acciones de algunas, e importantes, compañías. Imagínense que, ese alguien, vende esas acciones prestadas y se embolsa el dinero correspondiente. Por ejemplo, 100. Sigan imaginando que, cuando por efecto de una fuerte bajada de la bolsa, esas acciones pasan a valer, por ejemplo, 90. Terminen de imaginar que el alguien protagonista de la historia, compra en el mercado las acciones, a ese precio de 90, y se las devuelve al propietario prestamista. Pues, no hace falta que sigan imaginando ya que es fácil ver que, ese alguien, se ha embolsado 10 sin haber hecho nada más que tener una información privilegiada y operar en bolsa. Eso, no merece la pena hacerlo con cuatro duros, pero, si, con billones de dólares (billion anglosajón=1.000 millones). Quien lo haya hecho así, se ha podido embolsar miles de millones de dólares. ¿A lo tonto? No, ni a lo tonto ni a lo loco.

Y, los demás, perdiendo el tiempo leyendo los periódicos o siguiendo tertulias de enterados.

Al que le ha salido el tiro por la culata es al ministro del Interior. Y, todo, por no aplicar lo que dice su propio Gobierno, que "nuestros valores no están en venta"

Luego está lo de la guerra comercial de baja intensidad. Lo que podría ser la "cale borroka" de esa guerra comercial. La mía, por ejemplo. En un momento de calentamiento, decido no consumir productos de ese país que ha elegido a Trump como su hacedor. Dejo de pedir un café "americano" y lo pido "largo de agua" (asumiendo, además, que no es lo mismo) y hamburguesas, cambiándolas por "filetes de carne picada" (en otro momento lo hubiera llamado filetes rusos). Acepto que muchos de esos productos que voy a dejar de consumir están fabricados fuera de USA y que, con ello, voy a perjudicar a trabajadores, probablemente, asiáticos. Pero me consuelo pensando que lo que estoy haciendo es algo solamente simbólico y sin repercusión real en la economía de nadie.

Claro que, peor lo tiene la Guardia Civil. Resulta que muchas de sus unidades usan unas pistolas israelíes que, al parecer, necesitan balas que solo pueden ser de ese país. El problema es que las pistolas fueron adquiridas antes de que la población gazatí hubiera descendido, por cortesía de Netanyahu, en cerca de 50.000 personas y, las balas, es necesario comprarlas después de ese descenso poblacional.

Como resultado, parece que, o las compran en el mercado negro, como hacen los delincuentes, o se pueden quedar sin balas. O, lo que es peor, utilizar balas inadecuadas que pueden causar problemas, de cuya importancia no se ha informado.

Al que le ha salido el tiro por la culata es al ministro del Interior. Y, todo, por no aplicar lo que dice su propio Gobierno, que "nuestros valores no están en venta". O ha hecho lo que ha hecho para terminar proporcionando una satisfacción a sus socios de gobierno después del aumento del gasto en defensa, o tiene que hacerse mirar como cohonesta su formación funcionarial con su sensibilidad política. El caso es que, de una u otra forma, no ha salido muy favorecido en la foto.

En fin, que se está poniendo la guerra, comercial, que no hay quien vaya.

Crónica de guerra, comercial