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ACTUALIZACIÓN
Yamandú Orsi, candidato del Frente Amplio, ganó la primera vuelta electoral de este domingo con 43,7% de los votos por la coalición de izquierda Frente Amplio, mientras Alvaro Delgado le siguió con 26,9% por el gobernante Partido Nacional, según los resultados parciales de la Corte Electoral cuando ya había sido escrutado más del 95% de los sufragios.
Los expertos consideran incierto el resultado de la segunda vuelta entre ambos.

El tercero más votado, con 16,1%, fue Andrés Ojeda, candidato del Partido Colorado, una fuerza política tradicional que ha integrado el gobierno de Lacalle Pou.
Por eso, es probable que la mayoría de los votantes colorados opten ahora por Delgado, al igual que los del Partido Independiente (1,7%) y Cabildo Abierto (2,4%) que también participaron de la “coalición multicolor” gobernante.
Los partidos “no trasladan como un bloque” sus votantes al candidato que enfrenta a la izquierda, advierte Rosario Queirolo, politóloga y profesora del departamento de ciencias sociales de la Universidad Católica, en Montevideo.
De hecho, el Frente Amplio, que gobernó Uruguay desde 2005 hasta 2020, sumó en las últimas tres elecciones presidenciales varios puntos porcentuales entre la primera y segunda vuelta, por lo que se anticipa un final muy igualado.
También podría ser clave lo que hagan quienes el domingo votaron en blanco (2,6%) o a Identidad Soberana, un partido nuevo crítico de lo que define como “casta política” uruguaya que obtuvo 2,8% de los sufragios.
Los 3,4 millones de habitantes que componen la población uruguaya pueden discrepar en cuestiones clave, pero el civismo y el hecho de enfocarse en gran medida en la política, y no en los ataques personales, hacen que los comicios uruguayos contrasten con los de otros países, en particular los de Estados Unidos.
Debido a la limitación constitucional de mandatos, el actual presidente, Luis Lacalle Pou, de 51 años, no puede presentarse a un segundo mandato consecutivo.
Pero el resultado final determinará si su coalición conservadora retiene el control de la presidencia o si una alianza política de izquierda moderada, que legalizó la marihuana e impulsó la producción de energía verde cuando gobernó por última vez entre 2005 y 2020, vuelve al poder.
Una victoria de la oposición probablemente dejaría en suspenso un posible acuerdo comercial con China. Su candidato, Yamandú Orsi, ha dicho que prefiere negociar con Pekín a través del Mercosur, una alianza de países sudamericanos.
Quienquiera que gane tendrá que hacer frente a los retos que plantean el envejecimiento de la población, la pobreza infantil generalizada y la preocupación por la delincuencia violenta, ya que las bandas de narcotraficantes han hecho avances en lo que tradicionalmente ha sido uno de los países más pacíficos de Sudamérica.
El candidato del partido gobernante es Álvaro Delgado, de 55 años, quien ha trabajado como veterinario rural, diputado y jefe de gabinete de Lacalle Pou. Ambos pertenecen al Partido Nacional, de centro-derecha, que forma parte de la Coalición Republicana en el gobierno. La victoria de Delgado garantizaría la continuación de un programa económico centrado en la consecución de acuerdos comerciales y la racionalización de la normativa gubernamental.
Su principal rival, Orsi, es un antiguo profesor de historia de escuela secundaria y dos veces alcalde de Canelones, un extenso distrito de ciudades costeras, fincas ganaderas y suburbios periféricos de la capital del país, Montevideo.
Orsi, de 57 años, nació en Canelones en un hogar de clase trabajadora sin electricidad. Lleva 30 años ascendiendo en las filas del Frente Amplio, una coalición política de izquierda progresista formada por comunistas, sindicalistas, socialistas democráticos y antiguos guerrilleros de izquierda, entre ellos José Mujica.
El apoyo de Mujica, una figura campechana y paternal, quien fue presidente de 2010 a 2015, ayudó a Orsi a conseguir la candidatura de la coalición
Entre los aspirantes con posibilidades remotas se encuentra Andrés Ojeda, de 40 años, abogado, miembro del conservador Partido Colorado quien ha intentado atraer a los votantes más jóvenes.
¿Cuáles son los temas a debate?
Las elecciones uruguayas suelen celebrarse en torno a un término medio, con partidos de todo el espectro político que coinciden ampliamente en muchos temas. Todos los candidatos principales insisten en mantener las políticas uruguayas favorables a las empresas —incluidos unos impuestos empresariales más bajos que los de sus vecinos—, que han ayudado al crecimiento de la economía. También apoyan la preservación del relativamente generoso sistema de Seguridad Social del país que, entre otras cosas, proporciona asistencia de salud gratuita a los pobres.
En una entrevista, Orsi dijo que la fortaleza de los partidos políticos uruguayos y la solidez del Estado del bienestar dejaban poco margen para el tipo de movimientos populistas que se han impuesto en otros países.
Orsi dijo que él y Delgado han tenido conversaciones regulares. “Aquí nos conocemos todos”, dijo, y añadió que, si ganaba, no buscaría “destruirlo todo y empezar de cero”.
Pero criticó el historial del partido gobernante en materia de delincuencia y dijo que era necesario tomar medidas urgentes para repeler a las bandas de narcotraficantes, luchar contra el blanqueo de dinero y “evitar que el Estado pierda el control de las prisiones”. Ha prometido contratar a 2000 nuevos policías.
La tasa de homicidios en Uruguay se ha disparado en los últimos años, y un tercio de la población cita la inseguridad como la principal preocupación, seguida del desempleo, el narcotráfico y la pobreza. Orsi ha dicho que planea crear más puestos de trabajo para los jóvenes y aumentar los salarios de los trabajadores con bajos ingresos para ayudar a atajar la tasa de pobreza infantil, que se sitúa en el 25 por ciento.
Delgado también ha prometido apoyar a los niños desfavorecidos mediante un paquete de gasto de 200 millones de dólares. Su equipo de campaña no respondió a una solicitud de entrevista.
Pero ha hecho más hincapié en mejorar el crecimiento económico, finalizar el acuerdo comercial con China y llevar a cabo una “descontaminación burocrática” despidiendo a 15.000 empleados públicos y sustituyendo sus funciones por servicios en línea.
¿Quién tiene posibilidades de ganar?
Orsi ha liderado sistemáticamente las encuestas con un margen cómodo, pero muchos analistas siguen creyendo que podría no contar con el apoyo suficiente para evitar una segunda vuelta contra Delgado.
Ojeda podría jugar un papel importante en una segunda vuelta electoral porque se espera que él y los candidatos de partidos conservadores más pequeños respalden a Delgado, una fórmula que ayudó a Lacalle Pou a ganar en 2019.
Pero los analistas dicen que Orsi —que ha recibido elogios de los votantes por tener los pies en la tierra y que se ha beneficiado del apoyo de Mujica— se ha perfilado como el candidato con más posibilidades de convertirse en el próximo presidente.
"El FA si bien sigue teniendo un nivel alto de votación para poder ganar en primera vuelta, tendría que captar más de la mitad de los indecisos de hoy, cosa que es difícil", opinó Pomiés.
Según la última encuesta de Cifra, divulgada el 27 de septiembre pasado, Orsi (FA) tenía una intención de voto entre los electores del 44 por ciento, Delgado (PN) del 24 por ciento, Ojeda (PC) del 14 por ciento y otros partidos del 5 por ciento, mientras que los indecisos y los votos en blanco tendrían 13 por ciento, en línea con otras encuestas. Los resultados han sido muy similares a los pronosticados por las encuestas previas.
Nadie dudaba del segundo lugar de Delgado (55 años) por detrás de Orsi (57 años), pero en las últimas semanas ha habido un descenso en la intención de voto para el PN, captada por el candidato Andrés Ojeda (40), del Partido Colorado (PC), socio principal del PN en la Coalición Republicana.
Para Pomiés "no hay duda de que el FA va a ser el partido más votado" y Delgado, que se presenta como la continuidad del Gobierno, sería segundo, "aun acortando la diferencia" con Ojeda, que se reivindica como la "nueva política" y el "cambio" dentro del oficialismo.
"Podría llegar a pasar que Ojeda lo alcance, pero creo que la ventaja de Delgado es la confianza en la estructura del PN que "en el interior está muy aceitada, mientras que la estructura del PC es bastante más pequeña".
La experta consideró que Ojeda, quien generó controversia con una publicidad en la que exhibía su musculatura en un gimnasio, atrapando la atención de un sector de la población menos interesado en la política, "logró un muy alto nivel de conocimiento de la opinión pública y aceptación".
"Ha tenido una buena estrategia de campaña para lograr esa visibilidad en tan corto tiempo y en el volumen que la logró", sostuvo sobre el postulante del histórico PC, que por décadas gobernó Uruguay, la última vez entre 2000 y 2005.
Si bien casi la mitad de la población uruguaya aprueba la gestión de Lacalle Pou, destacada por su manejo de la pandemia, la sequía y la inflación, no ha logrado transferir esa popularidad a Delgado, quien se desempeñó como secretario de la Presidencia en el presente mandato.
"Los méritos de este Gobierno se han concentrado mucho en la figura del presidente", opinó Pomiés, licenciada en sociología.
"Su imagen y su popularidad es buena, y ha hecho difícil a otros del Gobierno u otros posibles líderes construir sus liderazgos", interpretó.
A juicio de la entrevistada, "la no presencia de voluntad de cambio es lo que más nos inclina a varios analistas a pensar que es difícil que la coalición no termine ganando al final, por poco como pasó hace cinco años y por poco como pasó con la LUC (Ley de Urgente Consideración del Gobierno ratificada en referéndum)".
"Cuando uno estudia las percepciones encuentra que tampoco el FA es percibido como una opción de un cambio muy radical", dijo Pomiés.
"El propio FA se ha encargado de comunicar que hay matices, visiones distintas, pero que no son grandes golpes de timón los que darían en el Gobierno", observó.
La especialista en opinión pública planteó que de hecho, "el actual Gobierno tampoco ha dado un gran golpe de timón respecto a algunos aspectos de los tres gobiernos del FA".
"Han habido algunos cambios, pero el modelo ha sido el mismo. La estructura tributaria no se tocó, el Estado casi no se tocó, o sea, las grandes cosas no se movieron, venían de 15 años del Gobierno del FA y venían de 40 años de gobiernos del PN y el PC", resumió la directora de Cifra.