
Luego de las torturas, amenazas y violaciones cometidas por integrantes de Carabineros.
Pero a Sebastián Piñera poco y nada le interesan las denuncias por crímenes de lesa humanidad que pesan en su contra. Por el contrario, el discípulo de Augusto Pinochet ha amenazado ayer con recrudecer la represión, en caso de producirse nuevas manifestaciones en contra de sus políticas económicas y de las desigualdades sociales que éstas han provocado.
La justificación del primer mandatario chileno, para el refuerzo de la maquinaria represiva, es la supuesta participación de “delincuentes, vándalos y terroristas que no respetan en orden democrático”. El cinismo de Piñera fue aún más lejos cuando sostuvo que respeta los derechos humanos; actitud que remite a épocas en las que Pinochet, aún ante la mirada internacional que corroboraba sus crímenes, insistía ante la prensa con las mismas declaraciones: “En Chile se respetan los derechos humanos”.
Durante su discurso, Piñera anunció una mayor preparación de la fuerza policial al incrementar el número de carabineros y modernizar los equipamientos de represión y aseguró que no descarta imponer nuevamente el Estado de Emergencia.