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sábado. 24.05.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

Dignifiquen la democracia dejando de mentir

El pueblo exige dignidad democrática, verdad en la política y respeto hacia su libertad.

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Congreso de los Diputados.

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Muchas veces, algunos hechos y decisiones que se toman en política, así como el comportamiento de nuestros políticos, resultan, a veces, graciosos e incluso circenses, aunque sean crueles y frustrantes para la democracia, el bienestar, la igualdad, el respeto hacia el pueblo como ser humano y su dignidad. Estas decisiones, por ser partidistas, egoístas y cargadas de irresponsabilidad y de "sumisión" a determinados agentes económicos, no tienen en cuenta las consecuencias finales. Esto demuestra, en cierta medida, que ser político, en muchas ocasiones, implica perder la dignidad y alejarse del pueblo como ser humano.

Observar cómo actúa el gobierno de la Comunidad de Madrid, con su presidenta a la cabeza y sus “palmeros” de derecha y ultraderecha, evidencia la diferencia que existe entre el ser político y el ser humano, es decir, el pueblo. Entre los intereses particulares de estos partidos políticos y los intereses reales y prioritarios que el pueblo desea: poder decidir, ser verdaderamente libre, alcanzar la igualdad y construir una democracia real y plena con todos los valores que esta conlleva. Es indigno y lleno de mentiras el uso de argumentos externos que estos partidos emplean para justificar sus pactos insensatos, así como la utilización de algunos medios informativos y de sus "tertulianos" conservadores y ultraconservadores, cuya finalidad es provocar enfrentamientos y descontextualizar argumentos a favor y en contra, con el único objetivo de ocultar problemas de corrupción, la falta de libertad y la pérdida de dignidad del pueblo.

Dejen de jugar. Dejen de "mentir". Dejen de hacer malabares y trilerismo. Den dignidad a la democracia

Dejen de jugar. Dejen de "mentir". Dejen de hacer malabares y trilerismo. Den dignidad a la democracia. Respeten al ser humano, al pueblo; no lo traten como si fuera "tonto". Con sus mentiras y provocaciones no se logrará lo que la democracia desea y el pueblo necesita. No sean indignos y hagan de la política un ejercicio de humildad, responsabilidad y coherencia. Así es como se construye una democracia digna, grande y en la que el pueblo cree y confía en la política y en los políticos.

Por desgracia, determinados políticos y partidos, especialmente los de derecha y ultraderecha, consideran que todo vale. Creen que, con argumentos falaces, carentes de racionalidad y sentido, pueden convencer al pueblo e hipnotizarlo. Lo peor es que, con esos postulados, piensan que engañan al pueblo, a su capacidad de reflexión y a su libertad de pensar. Creen que, en el fondo, "somos un poco tontos y manejables". Pero eso no es así. Una gran parte del pueblo reflexiona, piensa, sabe lo que decide, no se deja manejar y distingue entre argumentos falaces e interesados y aquellos cargados de responsabilidad y racionalidad.

¿No es engañar al pueblo censurar y calificar como "okupa" al segundo partido más votado en España, apoyado por fuerzas parlamentarias?

Todo esto viene a cuento porque, por desgracia, estamos viendo que últimamente determinados dirigentes políticos y partidos abusan de la falsedad, de la falacia, del embuste y del trilerismo político para manipular voluntades. Lo único que están logrando es que el pueblo desconfíe cada vez más de la política y, con ello, de la democracia. Porque, ¿no es engañar al pueblo afirmar que en Venezuela existe una dictadura e incluso atacar con dureza lo que allí sucede, mientras se presenta a Arabia Saudí como una democracia, aunque una mujer pueda recibir 70 latigazos públicamente por haber sido violada por un grupo de hombres? ¿No es engañar al pueblo censurar y calificar como "okupa" al segundo partido más votado en España, apoyado por fuerzas parlamentarias, cuando ocupa la presidencia del gobierno, y al mismo tiempo justificar como democrática la acción de un segundo partido en unas elecciones autonómicas que, con el apoyo de un partido de ultraderecha, asume el gobierno?

Basta ya. El pueblo necesita que no se le engañe, que se le tenga en cuenta, que se le respete como lo que es: un ser reflexivo, con opinión propia, que merece dignidad. Dejen de mentir. La democracia necesita dignidad.

Es humillante para la democracia ver cómo Feijóo, Abascal, Mazón, Ayuso... en las comunidades donde gobiernan no solo no incluyen un euro en sus presupuestos para cumplir la Ley de Memoria Histórica, sino que intentan sustituirla por otra que tergiversa lo que realmente sucedió. Mientras tanto, realizan actos para ensalzar a los golpistas y censuran los homenajes destinados a dignificar la democracia frente a la dictadura. Rinden tributo a aquellos que defendieron la libertad y el orden establecido, quienes fueron duramente humillados y fusilados por el régimen de Franco, mientras mantienen calles y subvencionan fundaciones que ensalzan la dictadura franquista. Además, aún hoy, miles de personas permanecen en cunetas sin recibir la sepultura digna que merecen.

Algunos dirigentes de derecha y ultraderecha intentan ocultar y manipular la historia

Algunos dirigentes de derecha y ultraderecha intentan ocultar y manipular la historia, como han manipulado muchos de sus currículums, perjudicando con ello la educación pública. Mientras tanto, nuestros hijos e hijas enfrentan enormes dificultades económicas y educativas para prosperar. Se burlan de la democracia, violan la Constitución repetidamente y, aun así, alardean de ser "constitucionalistas". Es una burla a la democracia observar cómo la justicia condena la libre expresión mientras permite la prevaricación, el robo de caudales públicos y la corrupción.

Mienten a la democracia cuando, con intereses electorales carentes de sensatez y racionalidad, fomentan enfrentamientos y acrecientan el odio entre las personas.

Es triste que sigamos permitiendo esto. La democracia es la voluntad del pueblo. Todo intento de manipularla o degradarla con mentiras y engaños es una afrenta que pone en riesgo su existencia. Debemos luchar por dignificarla, y para ello no podemos aceptar la mentira, sino solo la verdad.

Dignifiquen la democracia dejando de mentir