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El 27 de enero, la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades españolas (CRUE) ha emitido el comunicado «CRUE reafirma su defensa de la autonomía universitaria y expresa su preocupación por las injerencias en Harvard». De entrada, magnífico, sobre todo porque se afirma que «Desde CRUE reiteramos que la autonomía universitaria no es un privilegio, sino una garantía imprescindible para que la universidad pueda cumplir su misión al servicio del conocimiento, la formación y el progreso social» (Negritas mías). Por tanto:
«Solo desde la libertad institucional es posible investigar sin condicionamientos, formar pensamiento crítico y aportar soluciones rigurosas a los grandes desafíos globales. Debilitar esa autonomía es socavar la capacidad de la universidad para cumplir su misión transformadora, su compromiso con el bien común y su papel como garante de la democracia». (Negritas mías).
Casi todo el comunicado es digno de encomio. Sin embargo, la CRUE, es decir, los Rectores y Rectoras, olvidan que no hace falta viajar a EE UU para encontrar injerencias flagrantes en esa autonomía universitaria que allí defienden tan ardientemente. Parecen olvidar que, en las Universidades españolas, hay cuatro asignaturas diseñadas de cabo a rabo por la Conferencia Episcopal, y que están impuestas por un estado extranjero: la Santa Sede. Son estas cuatro asignaturas, que se ofertan (son voluntarias, sólo faltaría que fuesen obligatorias) en los grados de Educación Infantil y de Educación Primaria:
«Religión, Cultura y Valores».
«El Mensaje Cristiano».
«La Iglesia, los Sacramentos y la Moral».
«Pedagogía y Didáctica de la Religión en la Escuela».
¿Creía el lector que la enseñanza de la religión en la Universidad se acabó con el franquismo? Pues ya ve que no, medio siglo después. Esas asignaturas tienen además los siguientes defectillos:
1.- Son de carácter plenamente confesional, con lo que, cuando se ofertan en las Universidades públicas, vulneran la aconfesionalidad del Estado.
2.- Tienen contenidos netamente anticientíficos, como cuando enseñan dogmáticamente (contra todo pensamiento racional y crítico) el creacionismo y la creencia en los milagros.
3.- Tienen contenidos contrarios a los derechos de mujeres, homosexuales y LGTBI, como cuando se oponen al aborto y a los derechos de los colectivos mencionados.
4 (que potencia la gravedad de todo lo anterior, haciéndolo especialmente infame).- Se ofertan para que las maestras y maestros puedan adoctrinar a la infancia en la escuela con el beneplácito episcopal a través de la llamada D.E.C.A. (Declaración Eclesiástica de Competencia Académica), que se obtiene con esas cuatro asignaturas.
Desde UNI Laica llevamos muchos años denunciando estos hechos, junto a otras formas en las que pervive el confesionalismo nacionalcatólico en la Universidad (símbolos religiosos, capillas, misas, procesiones, otros cursos religiosos, cátedras cristianas, patronos católicos, etc.), pero las excelentísimas Rectoras y Rectores que tanto se alarman con lo que pasa en Harvard, iten esas deplorables injerencias de un Estado antidemocrático, que acaban perjudicando la formación moral y científica de millones de niñas y niños, sin queja alguna. Parece que la estupenda dignidad del comunicado se queda al otro lado del Atlántico, pues aquí exhiben una deplorable sumisión.
Por consiguiente, cuando añaden…
«Expresamos nuestra solidaridad con la Universidad de Harvard y con todas aquellas instituciones de educación superior que, en cualquier parte del mundo, vean cuestionada su independencia. Y reafirmamos nuestro compromiso con la defensa del sistema universitario como bien al servicio de la sociedad, garante del pensamiento libre».
…O se refieren a «cualquier parte del mundo»… menos España, o están siendo sumamente incoherentes, pues, según lo que he descrito, aquí está siendo gravemente cuestionada la independencia en las instituciones de educación superior, en ocasiones se está utilizando el sistema universitario no al servicio de la sociedad sino de los intereses eclesiásticos y de otro Estado (la Santa Sede), y se está vulnerando el pensamiento libre en la propia Universidad y, como nefasta consecuencia, en la educación infantil.
Si las Rectoras y Rectores utilizan como coartada para no actuar debidamente los inicuos Acuerdos de España con la Santa Sede, sólo estarán añadiendo un plus de cobardía, al no denunciar pública y firmemente que con esos Acuerdos se vulnera la autonomía y la dignidad universitarias. (Qué fácil hacerse los gallitos en Harvard y el avestruz en España).
Juan Antonio Aguilera Mochón | Profesor en la Universidad de Granada y Secretario de UNI Laica (Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica).