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El vendaval reaccionario que recorre el mundo de la mano de tecnocrátas y ultraderechistas ha alcanzado al movimiento feminista. Los reaccionarios que arremeten contra las ideas de la paz, la democracia, los derechos humanos, el comercio justo, la ciencia y el cuidado del medio ambiente, han puesto también en su diana al movimiento en favor de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
El feminismo constituye uno de los vectores más potentes y justos en el proceso civilizatorio de la Humanidad. Se trata de la revolución de mayor alcance en la historia de la Humanidad, puesto que afecta a más de la mitad de la población y persigue poner fin a milenios de postergación, discriminación y violencia sobre las mujeres. Como todos los avances que pretenden acabar con abusos y abusadores, el feminismo siempre tuvo detractores.
Su discurso consiste en denunciar lo que denominan “ideología de género” como fomentadora de la guerra de sexos, el hembrismo que busca someter a los hombres
Hasta ahora, la gran mayoría de los detractores del avance feminista se sabían a contracorriente en el mundo de las ideas y ejercían su oposición de forma subrepticia, a la defensiva casi siempre. Hoy, los negacionistas del feminismo, es decir, los machistas, sacan pecho, ofenden y actúan de manera abierta y prepotente.
Su discurso consiste en denunciar lo que denominan “ideología de género” como fomentadora de la guerra de sexos, el hembrismo que busca someter a los hombres y la destrucción de una institución básica para la sociedad como es la familia. Interpretan las políticas de igualdad como un atentado a la libertad de las mujeres que deciden adoptar roles tradicionales de maternidad y cuidado familiar.
Acusan a los gobiernos feministas de condenar Europa al inverno demográfico para fomentar la sustitución de su raíz cristiana por la invasión africana y musulmana. Aseguran que las leyes contra la violencia de género y las agresiones sexuales criminalizan a todos los hombres, condenan la tradicional caballerosidad del varón y castigan hasta los piropos.
Como todos los populismos negacionistas, gana adeptos fundamentalmente propagando desinformación y mentiras a través de las redes sociales
Como todos los populismos negacionistas, gana adeptos fundamentalmente propagando desinformación y mentiras a través de las redes sociales. La ministra Redondo acierta al explicar que la conversación pública en las plataformas de internet suele ser auto-referencial, y que los algoritmos para priorizar los mensajes anti-feministas. En otras palabras, que los negacionistas solo reciben discurso negacionista en las redes.
Además, ahora tienen una referencia internacional relevante, puesto que nada menos que el presidente de los Estados Unidos acaba de anunciar la prohibición de la ideología de género.
Los efectos están ahí. El último estudio del CIS sobre percepción de la opinión pública acerca de la igualdad entre hombres y mujeres refleja que más de un 44% de ellos y más de un 32% de ellas consideran que “el feminismo ha ido demasiado lejos y se está discriminando a los hombres”. Estos porcentajes se elevan al 52% de hombres y el 28% de mujeres, cuando se pregunta a jóvenes de entre 16 y 24 años.
Acusan a los gobiernos feministas de condenar Europa al inverno demográfico para fomentar la sustitución de su raíz cristiana por la invasión africana y musulmana
Este es el peligro. El feminismo es un vector civilizatorio, que promueve el ejercicio de los derechos humanos en igualdad para el conjunto de la Humanidad. El populismo negacionista busca frenarlo o pararlo, y no lo podemos permitir. Porque queda mucho por hacer. En el mundo, desde luego, dado que la mayor parte de las mujeres del planeta padecen situaciones de desigualdad y discriminación. Pero en Europa y en España, también.
La igualdad legal aún está lejos de traducirse en igualdad efectiva, en los cuidados, en los salarios, en la promoción profesional, en las violencias, en el poder económico, en las responsabilidades públicas… Aún se mata a decenas de mujeres cada año porque hay hombres que se creen con derecho a someterlas. Aún se mata a sus hijos para hacerles daño. Aún se compran y se venden en nuestras calles los cuerpos de miles de mujeres, como si solo fueran pedazos de carne destinados al disfrute ajeno.
¿Que algunos están cansados de feminismo? Somos muchos más, sobre todo muchas más, quienes estamos cansados y cansadas de machismo. Y no nos vamos a callar. Y no vamos a parar.