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sábado. 24.05.2025
CÓMIC

'Soy mi sueño': un viaje visual a las sombras de la historia

Es un cómic para aquellos que disfrutan perderse en la profundidad de una historia, para quienes buscan algo más que una simple narración de guerra

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Pablo D. Santonja | @datosantonja

 

El cómic Soy mi sueño, de Felipe Hernández Cava y Pablo Auladell, editado por Norma Editorial, no es una lectura para pasar el rato. Es un viaje. Uno de esos que exigen tiempo, atención y una predisposición a perderse en sus capas. Con un apartado artístico denso y lleno de matices, y una historia que obliga a detenerse en cada página, esta novela gráfica es una experiencia tan desafiante para el lector.

Pablo Auladell no ilustra, sino que pinta. Su trazo es pictórico, con colores apagados y texturas que recuerdan a un lienzo antiguo, cargado de historia y melancolía. Cada viñeta transmite una sensación de peso, de tiempo acumulado. La Segunda Guerra Mundial no es solo el telón de fondo, sino un ambiente que se respira en cada tonalidad oscura, en cada sombra que se desliza en cada página, y otorga una sensación de “paso del tiempo”, de “envejecimiento”.

En Soy mi sueño, cada página es un cuadro, cada conversación una pieza de un rompecabezas existencial. No es un relato que se pueda devorar en una tarde; es una obra que se disfruta con pausa

El uso de la luz tal vez lo más atractivo, no hay explosiones de color ni efectos grandilocuentes; en cambio, hay una sutileza abrumadora en la manera en que los reflejos se deslizan sobre un rostro o cómo la penumbra envuelve el relato. Auladell consigue sin lugar a dudas una atmósfera sofocante.

El protagonista, Erich Hafner, no es un héroe de guerra ni un villano. Es un hombre atrapado en el tiempo y en sus propias contradicciones. Cuando su avión cae en la península de Crimea, se encuentra con Solaya, una chamana que lo lleva a un espacio donde pasado, presente y futuro se mezclan en una misma corriente. No hay una narrativa lineal fácil de seguir; en su lugar, Hernández Cava nos lanza a un laberinto de memorias, decisiones y preguntas sin respuestas fáciles.

Este no es un cómic ligero, ni mucho menos. Cada diálogo, cada silencioso intercambio de miradas entre los personajes, tiene un peso simbólico. Se requiere atención y paciencia, porque la historia no se entrega de inmediato, sino que se va revelando con cada página, como si el lector también estuviera atrapado en la bruma de los recuerdos de Erich.

En Soy mi sueño, cada página es un cuadro, cada conversación una pieza de un rompecabezas existencial. No es un relato que se pueda devorar en una tarde; es una obra que se disfruta con pausa, en la que cada imagen y cada palabra invitan a la reflexión.

Es un cómic para aquellos que disfrutan perderse en la profundidad de una historia, para quienes buscan algo más que una simple narración de guerra. 

'Soy mi sueño': un viaje visual a las sombras de la historia