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Celín Cebrián | @celincebrianvaliente

Frank Vincent Zappa nació en Baltimore el 21 de diciembre de 1940. Tenía ascendencia siciliana, griega, árabe, sa, irlandesa y alemana. Era el mayor de cuatro hermanos. A causa del asma que sufría, su familia se mudó al sur de San Francisco. Y en 1955, finalmente, se restablecieron en Lancaster, una pequeña ciudad del valle de Antelope, en el desierto de Mojave. A los 15 años ya había pasado por seis escuelas diferentes, una situación que influyó en ese sentido de alienación que tenía. Su padre era químico y trabajaba cerca de la Base Edwards de la Fuerza Armada Aérea estadounidense, un lugar delicado y demasiado próximo a su casa en el que se investigaban armas químicas, con el consiguiente riesgo que aquello tenía para su familia. Sin embargo, dada la situación de la ciudad, pudo acceder con cierta facilidad a la estimulante influencia de los programas publicitarios y musicales de la radio de Los Ángeles, algo que le serviría de estímulo, como le sirvió la televisión, que fue otra de sus primeras influencias.
Los músicos excelentes no siempre son los mejor considerados, y éste lo era. Zappa era un músico difícil y no apto para todos los públicos. Si lo pensamos, quizás sea el músico más inaudito y sorprendente y polifacético de la música actual. Ningún otro artista de la historia del rock ha manejado tantos elementos musicales, ni ha producido una música tan original y osada, un trabajo que se sitúa, por eso mismo, por ser singular, frente al negocio de las discográficas y se opone de frente al mainstream o al gusto popular de las masas. De una vez por todas hay que decir que la música de Frank Cappa resulta discordante, sugestiva, rebelde y crítica, pero también difícil de oír, de comprender o de valorar. Zappa es un artista que sobrepasó todas las reglas y que, aun así, sigue siendo un desconocido, un genio que tal vez no ha recibido el reconocimiento que se merece.
Frank Cappa se presentó a candidato independiente a las elecciones presidenciales de los EE.UU. Pero, al final, optó por retirarse. Y dijo: "Mi estado de salud me descalifica para el cargo. En Washington están los peores payasos que el dinero puede comprar”
Su obra cubrió una larga variedad de estilos musicales, llegando a mezclar la ópera rock y el humor escatológico. Y, aunque esa misma obra fue alabada por la crítica, nunca obtuvo un éxito rotundo. Creó y lideró el grupo musical The Mothers Of Invention, que después pasaron a llamarse “Mothers”, un exquisito grupo de músicos entre los que destacaban Jean Luc Ponty. George Duke, Steve Vai y Terry Bozzio. El cancionero…, o el universo creativo era tal…, que las letras de sus discos constituyen un documento esencial para reconocer su valía. Desde su debut discográfico, Frank Zappa fue el cronista satírico del rock. A lo largo de canciones, fue recreando sus vivencias en un oficio poblado de ejecutivos, periodistas ignorantes, músicos mediocres, hippies pretenciosos, “grupis” lujuriosos, empresarios rateros, gente asilvestrada y padres alcohólicos. De ahí que el músico, en un momento determinado, optara por sacar a la superficie ese lenguaje procaz y ese humor corrosivo, y atacar los aspectos menos ejemplares de la American way of life. Llegó a componer melodías memorables y de una gran belleza. El problema estribaba en que, en cuanto él veía que aquello quedaba como “muy bonito”, entonces daba un giro radical y le metía a los temas algún que otro ruido o alguna asonancia con tal de estropearlo. Y es que Frank había pasado muchas horas en las bibliotecas estudiando obras de musicólogos como para “dejar las cosas de cualquier manera”. De ahí que le gustase tener y utilizar hasta su propia “biblia de acordes”. Su voz será siempre una voz deudora de Rabelais, Jarry y el dadaísmo. También de alguien al que ayudó, como Pierre Boulez, lo que quiere decir que, en su obras y sus composiciones, se lo tomaba en serio. Hablar de Frank Cappa es hablar de una de las mentes más brillantes que tuvo la música. El problema quizás estribe en que son muchos discos, más de ochenta los publicados, y que se trata de discos complejos, experimentales, porque no debemos olvidar que Zappa es ante todo un compositor, y una persona excéntrica, perfeccionista, rigurosa en su trabajo y con compromiso serio en la forma de hacer arte. Siendo un chaval, en la escuela secundaria, aunque no tenía una gran formación académica, ya que era autodidacta, ya escribía para las orquestas antes de hacer rock. Por esos años editó We´re Only in it for the Money, un álbum conceptual que resultó ser una parodia ácida de la vida hippie, del amor libre y las comunas, porque políticamente era un reaccionario. Digamos que no había mucha sustancia en su ideología. Frank hacía cosas conceptuales con ejes temáticos y disparaba, por decirlo de alguna manera, contra la censura, el tele evangelio, la Cienciología, el control gubernamental y la industria musical. Es más, como cuenta Miguel López sobre una entrevista que le hizo a Román García Albertos, autor de una biografía sobre Frank Zappa, “éste odiaba a los Beatles simplemente porque era una banda que representaba el éxito y él quería ser lo opuesto”. De ahí que muy pronto consiguiera crear su propia compañía de discos con la idea de poder trabajar con cierta libertad, ya que, algunas compañías, lo que pretendían era censurarle y hacer cambios en sus portadas. Además, por miedo a los abogados de The Beatles, publicaron la portada de Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band (1967) intercambiando la imagen exterior por la interior, algo que enfureció a Frank aún más. Otro choque sonado fue el que tuvo con la corona británica, cuando en 1971 trató de estrenar su obra 200 Motels en el Royal Albert Hall londinense y la encargada del local, alertada del contenido de las letras por un miembro de la Filarmónica, clausuró el estreno por incumplimiento del contrato. Y esa forma de ser, digamos…, esquivo en temas delicados y con un humor cáustico, fue lo que le enfrentó a ciertos grupos, como en el caso de Thing Fish.

Si nos pusiéramos a buscar las influencias… La más grande fue la de Edgard Varese, uno de los grandes compositores de la “música concreta”, que venía a ser un movimiento de vanguardia fundamental para el desarrollo de la electrónica y en el que la manera de componer era editar el sonido sobre el soporte, y no escribiendo en la partitura, usando un proceso de “simples”, de chopeo, pitch shifting, síntesis… Varese también le gustaba porque la percusión tenía un rol principal y estaba incorporada en la obra. Pensemos que Zappa aprendió a tocar la guitarra sin haber ido a una sola clase en su vida. Que lo hizo escuchando a Clarence “Gatemouth” Brown, Guitar Slim, Elmoure James, Lowes Fulson y Johnny Guitar Watson, sin olvidarnos de su amigo de la secundaria Captain Beefheart, el mismo que después le produciría el álbum Troust Mask Replica. Gracias a él, empieza a escuchar Rhythm&Blues, un género que lo estigmatizó bastante. Hay quienes aseguraban que Jimi Hendrix, a tenor de lo que vio en un concierto de Frank, empezó a experimentar wah-wah.
Juguemos con el tiempo y volvamos hacia atrás. Cuando llega la etapa de los sesenta, Zappa hace todo lo posible por alejarse del rock y rea la primera banda, The Mothers of Invention, que debuta en 1966 conFreak Out. Entrando en la época de los setenta, sacó 14 álbumes de gran factura. Hasta que en un concierto, corría el año 71, le empujaron del escenario, se rompió una pierna, estuvo en una silla de ruedas y dijo… “bueno, vamos a componer jazz”. Al llegar los ochenta, entró en su faceta más experimental. Componía muchísimo. Para entender al Zappa de los ochenta hay que saber de la existencia del synclavier, que era un sistema que permitía hacer síntesis de sonido, o sea, esto era una versión anticipada de un sintetizador digital, lo que le permitía “samplear” y estructurar la música, un aparato que le permitía componer música que no podía reproducir una persona o una orquesta. En este sentido tenemos Jazz from Hell, Civilization Phaze IH y Feeding the Monkies at ma Mansion. En el 92 graba Yellow Shark, que sale en el 93, es decir es el último álbum antes de su muerte. Frank falleció por un cáncer de próstata.

En diciembre de 1971, durante una actuación en el Rainbow Theatre de Londres, Zappa fue tirado del escenario por el marido celoso de una de sus fans, resultando gravemente herido. Así lo cuenta Manuel de la Fuente en la revista Esquire. Y en 1972 grabó “Waka jawaká” y “Grand wazoo”. Merece la pena que destaquemos también “Bongo fury”. En ella Zappa canta a dúo con Captain Beefheart, con el que se reencontró en el concierto celebrado en Armadillo Headquaters de Texas. Por aquella época, el músico solía exhibir en sus conciertos estandartes contra la Warner, después de haber cambiado de compañía. Y, como respuesta, creó un sello nuevo, que primero se llamó Zappa y más tarde Barking Pumpkin. Fue nominado a dos premios Grammy. Pero no fue hasta el año 2018 cuando la Cité de la Musique, en París, le dedicó un encuentro monográfico para celebrar toda su obra, teniendo en cuenta que el volumen de esa obra es inmenso y a veces resulta disuasorio. Se trata de superar esa barrera y no todo el mundo lo consigue. Al respecto, una vez dijo el Gran Wyoming: ―”Zappa es como el Avecrem, que lo dejas caer y genera cien menús musicales diferentes”. Y en esa línea, Pablo Carbonell, cantante de Los Toreros Muertos, añadió lo siguiente: ―”A los quince años me operaron de la columna y, mientras guardaba reposo, me iba al bar de enfrente donde ponían una música algo molesta. No obstante, acabé comprándome un disco, Sheik Yerbouti, y se convirtió en mi referente”. También Julián Hernández, fundador de Siniestro Total, insiste en el tema: ―”Zappa busca la risa fácil. Usa el humor como sistema operativo”. Era tal la presencia de su música en todos los rincones del planeta que unos biólogos bautizaron con su nombre un pez de Nueva Guinea (Zappa confluentus). Y un astrónomo, tras su muerte, bautizó a un asteroide también con su nombre: 3834-Zappafrank. Se le han dedicado calles en distintas ciudades y se han realizado estatuas. Baltimore, su localidad de nacimiento, exhibe un busto, aunque el más famoso está en Vilna, ya que Lituania es la meca del compositor estadounidense. Es más, tras la caída del Muro de Berlín, el presidente checoslovaco, Václav Havel, proclamó al artista representante de la cultura del país, un nombramiento que fue revocado con rapidez por la Casa Blanca. Su influjo sigue resonando en el festival Zappanale, que se viene celebrando desde 1990 en Bad Doberan, la antigua Alemania Oriental.
Estamos ante un músico que tocó casi todos los géneros y que dinamitó el mundo del rock y de la música en general. Su música tenía un sabor exquisito. También fue uno de los guitarristas y compositores más originales de su tiempo. Adoraba inventar, hacer fluir géneros tan diversos como la música clásica, el doo-wop, el surf, el minimalismo, el blues, el jazz, el big band, el pop, la electrónica, el prog-rock, el hard rock, el heavy metal, el folk, el reggae…, y el rap. Dado que su discografía es muy extensa y cambiante, debemos reconocer que es muy difícil hacer un selección representativa. Lo es siempre y con todos los grandes músicos, pero en este caso en particular lo es aún más. Así que nos centraremos de pasada solamente en cinco de sus álbumes: 1) Zoot Allures (1976), un disco que contiene The Torture Never Stops, una de las canciones más largas de su discografía, con una duración de diez minutos. A continuación, 2) You Are Eaht You Is (1981), que viene a ser un escaparate donde se exhiben todas sus habilidades a la hora de escribir canciones y que la guía Roling Stone señaló como el álbum que recuperaba el escenario stand-up. La canción principal del disco ( You Are What You It) fue la única en toda la carrera musical que tuvo un vídeo musical. El vídeo contenía una secuencia en la que un hombre parecido al presidente Ronald Reagan era electrocutado en una silla eléctrica. La MTV prohibió su transmisión. 3) Sheik Yerbouti (1979), una grabación mitad en estudio y mitad en vivo. Fue el álbum con mayor ventas. Con humor y arreglos demenciales. La canción fue prohibida en los EE.UU. 4) One Size Fits All (1975), un álbum del que Zappa estaba muy orgulloso, ya que le parecía una obra impecable, uno de los discos más perfectos, con una duración de 43 minutos que se acababan muy pronto. 5) Hot Rats (1969), considerado uno de los mejores álbumes del rock, grabado en 16 pistas, y dedicado al hijo de Frank, recién nacido por aquel entonces. A parte, podríamos destacar Zappain New York (1978), un doble álbum fantástico, grabado en Palladium por la productora de Zappa, DiscReet Records.

Lo cierto es que “todo el mundo dice que Zappa era genial pero casi nadie sabe decir el título de un álbum o tararear una canción”, así lo dice Mayca Cruz en The Metal Circus, “a no ser (prosigue Mayca Cruz) que se hayan leído sus hilarantes memorias y escuchado, al menos, la mitad de su discografía”. No basta con ponernos un rato sus discos. Para llegar a saber cómo funcionaba su mente creadora y por qué llegó a la cúspide de la maestría a la hora de componer es necesario ahondar en su biografía e ir más allá de sus discos, porque esa música, en un principio, siempre es incómoda, por no decir indescifrable. Zappa “era un payaso atractivo y carismático, un músico extravagante, visionario, tremendamente versátil y con una aplastante seguridad de sí mismo”. Y pensemos una cosa: si detrás del asunto estaban Stokhausen, Varése o Stranvinski, seguramente es que la cosa iba de algo dodecafónico, sonidos eclécticos y repertorios difíciles… Hay quienes aseguran que en las letras de Zappa hay mensajes ocultos. Cierto o no lo que sí queda claro es que estamos ante una obra irrepetible y original que fue dando a conocer por todos los escenarios del mundo, entendiendo que no era una música para entretener a la clientela. Vuelvo a las palabras de Mayca Cruz: “Si eres, por decirlo de alguna forma, un simple seguidor de Rock y te es difícil desclasificar tu discografía más allá del Hard Rock o del Heavy Metal, no te molestes en escuchar a Zappa, sólo conseguirás frustrarte y tirar sus discos a la basura. Hasta que no leí La verdadera Historia de Frank Zappa, su libro de memorias registradas y articuladas por Peter Occhiogrosso en 1989, no pude dar con el quid definitivo sobre su obra. Ya lo decía el Gran Wyoming en su cita de introducción del libro: “Avergonzaos, no tenéis ni puta idea de quién es”. Sólo algunos privilegiados son capaces de conocer en profundidad a este icono underground, un hombre inteligente, un observador perspicaz, un trabajador incansable, perfeccionista hasta la exasperación, ingenioso, con gran sentido del humor y devoto de su familia”. Ya en su primer LP, el legendario Freak Out! (1966), el tema inicial, Hungry Freaks, Daddy, decía en su letra: “Mr. América, pasa por sus escuelas que no enseñan, camina por las mentes que no serán alcanzadas, trata de esconder el vacío que tiene dentro.., pero una vez que descubres la forma en que mentiste…, no evitarás la marea creciente de freaks hambrientos”.

Frank Cappa tenía un carácter radical y era un individualista. Colaboró con Zubin Mehta y la Filarmónica de Los Ángeles. En Alemania dirigió su Suite Orquestal El Tiburón Amarillo y hasta se presentó a candidato independiente a las elecciones presidenciales de los EE.UU. Pero, al final, optó por retirarse. Y dijo: ―”Mi estado de salud me descalifica para el cargo. En Washington están los peores payasos que el dinero puede comprar”. El director de orquesta nipón Kent Nagano, señaló: ―”Frank es un genio”. Y un genio requiere que se le esté redescubriendo siempre, a cada momento, porque es la única manera de descubrir su capacidad compositiva, su poderío instrumental. Hay que indagar, persistir, ahondar en su obra y seguir escuchando esos vinilos hasta llegar a todos y cada uno de sus matices, a esos matices que marcan la diferencia con el resto de músicos, porque su trabajo no tiene fronteras, ni su obra, puesto que su música o sus termas, esas maravillosas frivolidades que hacía, siempre estarán presentes.
(Frank Zappa, un artículo dedicado a Ángel Mora Ródenas, restaurador de La Fragua, en Casas Ibáñez, y autor del Diccionario El Bienhablao).