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sábado. 24.05.2025
GRANDES BATALLAS EN LA HISTORIA

La batalla de Stalingrado

La batalla de Stalingrado es considerada la más sangrienta en la historia de la humanidad, con dos millones de bajas estimadas entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos.

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Todos sabemos que es el infierno. El infierno fue Stalingrado con una deshumanización del ser humano increíble y con unos dirigentes como Hitler y Stalin que les importaba nada la vida de sus hombres. Después de que lean esta batalla entenderán perfectamente el grito 'No a la guerra'.

  1. Los inicios del conflicto entre Alemania y la Unión Soviética
  2. Operación Azul. Stalingrado
  3. Avance hacia el Volga
  4. Llegada de Zhúkov y Chuikov
  5. Guerra de ratas
  6. La rendición final
  7. Pérdidas

La batalla se desarrolló en el transcurso de la invasión del ejército alemán a la Unión Soviética, durante la II Guerra Mundial por el control de la ciudad soviética de Stalingrado, actual Volvogrado entre el veintitrés de agosto del año 1942 y el dos de febrero del año 1943.

Hitler proclamó que después de la captura de Stalingrado matarían a sus ciudadanos varones y deportarían a todas las mujeres y niños porque su población era completamente comunista

Las bajas estimadas en más de dos millones de personas entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos. La batalla de Stalingrado es considerada la más sangrienta en la historia de la humanidad.

La grave derrota de la Alemania nazi y sus aliados, representó un punto clave en los resultados finales de la guerra, representando el principio del fin del nazismo en Europa, pues el ejército alemán nunca recuperaría su capacidad ofensiva ni obtendría más victorias estratégicas en el frente oriental del conflicto mundial.

A partir de esta derrota, la Alemania nazi entra en un continuo retiro de todas sus conquistas militares hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial en el año 1945.

Los inicios del conflicto entre Alemania y la Unión Soviética

El veintidós de junio del año 1941, Alemania ataca a la Unión Soviética. Hitler, estaba convencido de la debilidad del Estado soviético, a quien consideraba como un gigante con los pies de barro, creía que sus pueblos se volverían contra Stalin, permitiéndole concluir la invasión antes del invierno.

El general soviético Zhúkov
El general soviético Zhúkov

Los generales alemanes recibieron órdenes de ceñirse al plan, desdeñando sus opiniones. De esta forma, un día antes de la invasión, unos tres millones de soldados alemanes esperaban el inicio de la mayor operación militar hasta la fecha, distribuidos desde las fronteras de Finlandia hasta el mar Negro. Había unos 950.000 soldados de otras naciones aliadas de Alemania.

En diciembre del año 1941, el enfrentamiento soviético alemán no se había desarrollado tal como había diseñado Hitler pues Leningrado y Sebastopol continuaban resistiendo el cerco en el norte y el sur respectivamente, y la ofensiva sobre su capital, Moscú, había fracasado.

De manera inesperada, los alemanes se encontraron con una gran contraofensiva soviética desde la capital rusa y tuvieron que afrontar el hecho de que, a pesar de haber aniquilado y capturado a cientos de miles de soldados del ejército soviético en los últimos meses.

Los jefes soviéticos, pactaron la no agresión con Tokio. Esto permitió poder desplegar reservas suficientes, además de las divisiones siberianas dirigidas por el general Zhúkov, hasta entonces ubicadas en la frontera con Manchuria, para emprender una gran contraofensiva.

Tras fracasar en la conquista de Moscú, Hitler decidió dirigirse hacia los pozos petrolíferos de los montes Cáucaso con la oposición de sus generales, pues el petróleo era el elemento fundamental, del que apenas disponía, para sostener la guerra y, además, podían debilitar a los soviéticos.

Operación Azul. Stalingrado

El cinco de abril del año 1942, Hitler da la orden de desarrollar una nueva gran ofensiva que llamara“Operación Azul”, a partir de los cuales esperaba un éxito decisivo.

La operación, inicialmente programada para principios de mayo, sufrió retrasos considerables debido a la dura resistencia soviética durante el asedio de Sebastopol.

La ofensiva alemana involucró a dos grupos de ejércitos, más de un millón de soldados con alrededor de 2.500 tanques, apoyada por cuatro ejércitos rumanos, italianos y húngaros con unos 600.000 hombres suplementarios más.

El objetivo era conquistar las cuencas de los ríos Don y el Volga, destruir las industrias importantes de Stalingrado, que era un nudo de comunicación ferroviario y fluvial y centro de producción mecánica muy importante y luego apuntar a los pozos petroleros del Cáucaso, asegurando a Alemania suficientes recursos energéticos para continuar la guerra.

Esta operación se basó principalmente en la suposición errónea de Hitler de un supuesto agotamiento irreversible material y moral del ejército rojo después de las enormes pérdidas sufridas en la campaña de los años 1941y 1942.

El general alemán Fiedrich von Paulus
El general alemán Fiedrich von Paulus

Al inicio de esta nueva ofensiva fueron de éxito y costaron a los soviéticos menos de un cuarto de millón de pérdidas.

Para Hitler, Stalingrado era el símbolo soviético, por su industria y por lo que ideológicamente representaba. Por ello, ordenó tomarla, pero los soviéticos eran conscientes de las consecuencias de la derrota también, y no se amilanaron ante el poderío nazi.

El general Paulus había tomado el mando del sexto Ejército. El mariscal soviético, Semión Timoshenko se adelantó a Paulus, emprendiendo, el doce de mayo, una contraofensiva desde Vorónezk con el fin de liberar Járkov, rodeando al sexto ejército alemán en un movimiento de pinza.

Cuando 640.000 soldados soviéticos con 1.200 tanques se lanzaron contra las fuerzas de Paulus, este se encontró al borde del colapso.

La oportuna llegada del primer ejército panzer del general Ewald von Kleisdt permitió derrotar la ofensiva soviética y, en lugar de ser capturados, los hombres de Paulus ayudaron a los del general Von Kleist a capturar los ejércitos soviéticos 6º y 57º en Barvenkovo.

El veintiocho de mayo, unos 240.000 soldados soviéticos fueron rodeados y capturados, e incautados 1.250 carros y más de 2.000 cañones. Fue la peor derrota soviética de la guerra, y terminó con la contraofensiva del general soviético de Tomoshenko.

El uno de junio en Poltava, Adolf Hitler y el mariscal Fedor von Bock presentaron a los generales del frente sur los planes definitivos de la Operación Azul.

El sexto ejército del general Paulus debía limpiar Vorónezh, y dirigirse luego a Stalingrado junto al cuarto ejército panzer del general Hermann Hoth. Se debían encargar de destruir los complejos industriales y de proteger las refinerías petroleras del Cáucaso desde el norte.

El diez de junio, estos dos ejércitos alemanes estaban compuestos por 33 divisiones, cinco de ellas de tanques panzer y dos motorizadas. Comenzaron los primeros avances en los sectores de Volchansk y Kupiansk. Las fuerzas acorazadas se desplegaron entre el flanco derecho del Grupo de Ejércitos Sur y el sector Smolensk-Slaviansk.

Sin embargo, el diecinueve de junio, un avión alemán que llevaba anotaciones personales del general George Stumme acerca de la operación fue derribado detrás de las líneas enemigas, y los papeles fueron capturados por los soviéticos.

El general Filipp Gólikov los entregó directamente a Stalin, este los rechazó como falsos, convencido de que Moscú seguía siendo el principal objetivo alemán.

El día veintiséis de junio, el primer ejército panzer y el sexto ejército alemán, tras dieciséis días de combates, rechazaron el ala izquierda del Frente Sudoccidental soviético, empujando a los soviéticos hasta las orillas del río Oskol, donde se posicionaron.

En Sebastopol, el onceavo ejército alemán entró en las ruinas de la fortaleza, tras meses de resistencia soviética, pues habían estado retrasando la ofensiva alemana hacia el Cáucaso.

El general del onceavo ejército, general Erich von Manstein, fue ascendido a mariscal de campo por su brillante campaña de Crimea, que terminó con la toma de Sebastopol.

El veintiocho de junio, se inició la ofensiva general alemana hacia los objetivos principales en dirección a Vorónezh, y el treinta de junio en la región del Donetsk, en el sur de Rusia. El ejército alemán del sur comenzó bien su ofensiva, debido a que las fuerzas soviéticas ofrecieron poca resistencia en las vastas estepas vacías y comenzaron a retirarse hacia el este.

Varios intentos de restablecer una línea defensiva fallaron cuando las unidades alemanas los flanquearon. Se formaron y destruyeron dos grandes focos: el primero, al noreste de Járkov, el dos de julio, y un segundo, alrededor de la ciudad de Milevo, en el Óblast, una semana después.

El avance inicial del sexto ejército y sus aliados del Eje fue un éxito. Para el día cinco de julio, unidades del Grupo de Ejércitos B alcanzan el río Don a ambos lados de la ciudad de Vorónzh, donde se producen intensos combates.

El mariscal Von Bock esperaba que los alemanes pudieran tomarla pronto, pero mariscal soviético Timoshenko había reforzado su guarnición. Hitler dio la orden de detener el ataque en Vorónezh, y proseguir la ofensiva en el sur.

Al día siguiente, la 24º división panzer y la división motorizada “Grossdeutschland” tuvieron intensos combates con los soviéticos que defienden Vorónezh y no pueden retirarse como ha ordenado Hitler. Como los rusos comienzan a retroceder, Hitler ordena conquistar la ciudad, lo cual divide las fuerzas alemanas.

El siete de julio, unidades del cuarto ejército panzer del general Hoth capturan Vorónezh, en el Don, según lo planeado, en el sur de Rusia. Al día siguiente cae el frente soviético entre el río Don y el Donetsk, pero gran número de rusos seguirán combatiendo a los invasores germanos.

Los ejércitos de Von Weichs hacen unos 28.000 prisioneros soviéticos y se incautan de unos 1.000 tanques y 500 cañones. El sexto ejército, hace 45.000 prisioneros y toma 200 carros y 700 cañones.

El cuarto ejército blindado participó en la batalla de Vornónezh durante dos días, y los alemanes tardaron un tiempo antes de que pudieran abandonar la línea hasta la llegada del segundo ejército húngaro.

Con los ejércitos del Sur paralizados en la zona Sur de Rusia, el nueve de julio, Hitler ordenó que el cuarto ejército panzer se dirigiera hacia los ríos Don y el Volga.

Hitler reconoció que esos dos días de retrasos en Vorónezh, combinado con otras demoras evitables en el viaje hacia el sur y los sorpresivos intentos soviéticos hicieron que no pudieran estabilizar el frente. Esto permitió al mariscal Timoshenko reforzar el río Don y su gran meandro, evitando la toma de Stalingrado por parte del cuarto ejército panzer.

Desde que Hitler ordenó dividir su ejército en la zona en dos fuerzas, no tuvo en cuenta que las reservas alemanas de combustible eran alarmantemente escasas, y asumió que el enemigo había agotado en gran medida sus reservas en el primer invierno de la guerra.

A pesar de la falta de reservas, Hitler ordenó:

  • El primer ejército de esta zona estaba mandado por el mariscal Wilhelm List y se le ordenó continuar la ofensiva en el Cáucaso.
  •  El segundo ejército estaba formado por el sexto ejército de Friedrich Paulus y el cuarto ejército panzer de Hermann Goth dirigidos por el mariscal, Maximiliam von Weichs y tenían la orden de dirigirse hacia los ríos Don y Volga.

En un informe del general Halder, de fecha trece de julio, a Hitler decía:

“Los ejércitos alemanes de Von Bock, empeñados en la Ofensiva Fall Blau en el sur de Rusia, no pueden aniquilar a las tropas soviéticas del mariscal Timoshenko, que se repliegan en perfecto orden hacia el este para evitar las maniobras de tenaza germanas”.

Se reúne el estado mayor del ejército soviético en Moscú. Se acuerda proseguir el repliegue soviético hasta detrás del río Volga y el Cáucaso y después organizar una línea defensiva, obligando a los alemanes a pasar otro mal invierno. Se evacuarán todas las fábricas al otro lado de los Urales.

El quince de julio, Hitler y el general von Bock, comandante del Grupo de Ejércitos Sur, discutieron sobre los próximos pasos en la operación. El acalorado debate acerca de la partición de las fuerzas del Grupo de Ejércitos Sur en dos y los continuos contraataques soviéticos, hicieron que Hitler perdiera los estribos y despidiera a von Bock.

En el frente del río Don, el cuarto ejército panzer de Hoth se dirigió al sur, según lo planeado por el alto mando alemán, para unirse al grupo del ejército, debido a los lentos progresos en la campaña del Cáucaso, y para ayudar en la captura del resto de las fuerzas soviéticas de Timoshenko, pero no lo lograron plenamente.

La demora fue larga y se cree que le costó el avance al menos una semana. Pero Rostov fue atacada y reconquistada por el 17 ejército y el primer ejército panzer, el veintitrés de julio.

Stalin había previsto la rápida caída de Rostov. Por esta razón, el diecinueve de julio había ordenado que Stalingrado quedase en estado de sitio total y comenzasen los preparativos para resistir ante los alemanes que se acercaban.

No se permitió a los civiles abandonar la ciudad, queriendo alentar a la milicia soviética con la permanencia de sus familiares entre los habitantes. No obstante, trabajadores especializados considerados claves para las industrias armamentistas fueran enviados a los Urales, para seguir trabajando allí.

El diecisiete de julio, se inició la ofensiva alemana hacia el río Don, a cargo del sexto ejército. El mariscal Vasili Chuikov llega al frente de Stalingrado y es el que dirige el 64º ejército soviético. Chuikov encontró a sus tropas con la moral muy baja, y fue muy poco lo que pudo hacer para evitar ser obligado a cruzar el río Don.

La llegada de la aviación rusa, mantuvo entretenidos a los Messerschmitt 109 alemanes hasta inicios de agosto, que proporcionó alivió a las castigadas fuerzas terrestres soviéticas.

A mediados de julio del año 1942, los alemanes habían empujado a las tropas soviéticas de vuelta hacia el margen del río Don, a pesar de la escasez de combustible. En este punto, los ríos Don y Volga están a solo 65 km de distancia.

Los alemanes en su avance dejaron sus principales depósitos de suministros al oeste del Don, lo cual tendría repercusiones más adelante, puesto que los rusos se posicionarían fuertemente en la curva del río Don.

Los alemanes comenzaron a demandar la ayuda de los ejércitos de sus aliados italianos, húngaros y rumanos para proteger su flanco izquierdo que era la parte norte. Ocasionalmente, las acciones italianas se mencionaban en comunicados oficiales alemanes.

Las fuerzas italianas eran tenidas en poca consideración por los alemanes, y fueron acusadas de tener baja moral. La realidad es que las divisiones italianas lucharon bien, según un oficial de enlace alemán.

La tercera división de infantería de montaña de Ravenna y la quinta división de infantería Cosseria demostraron tener una buena actitud, y se vieron obligadas a retirarse solo después de un ataque blindado masivo en el que los refuerzos alemanes no habían llegado a tiempo. 

El veintidós de julio, tropas de vanguardia de la primea panzer de Von Kleist cruzan el río Don, dentro de la Operación Fall Blau, y avanzan hacia el sureste. La cuarta Panzer del general Hoth recibirá al día siguiente la orden de apoyar a Kleist en el cruce del río Don.

Hitler firmó la Orden Ejecutiva el veintitrés de julio, denominada Operación Braunschweig, donde las fuerzas alemanas deberán acometer una doble operación simultánea en Stalingrado y el Cáucaso. La ocupación de la ciudad de Stalingrado, comenzó a tener un valor propagandístico, basándose en que llevaba el nombre del líder de la Unión Soviética.

Hitler proclamó que después de la captura de Stalingrado matarían a sus ciudadanos varones y deportarían a todas las mujeres y niños porque su población era completamente comunista y especialmente peligrosa.

La expansión de los objetivos fue un factor significativo en el fracaso de Alemania en Stalingrado, causado por el exceso de confianza alemán y una subestimación de las reservas soviéticas.

El veinticuatro de julio, el sexto Ejército alemán al mando del general Paulus cruza el río Don al oeste de Stalingrado. Al día siguiente, los alemanes enfrentaron una fuerte resistencia con una cabeza de puente soviética al oeste de Kalach.

Ante el avance del 6º Ejército germano hacia la ciudad, que amenazaba con partir en dos la Unión Soviética, Stalin exige a sus comandantes en el frente no permitir bajo ningún concepto la retirada de sus hombres y ordenaba la formación de una línea en la retaguardia de la infantería con autorización para fusilar sumariamente a todo soldado soviético que retrocediese.

Se obligaba a las mujeres a combatir también a gran escala. Se decía ¡Ni un paso atrás! que se constituiría desde entonces en el lema de la resistencia antifascista soviética.

Durante la batalla, el 62º ejército soviético tuvo la mayor cantidad de arrestos y ejecuciones. Siendo 49 ejecutados, mientras que 139 fueron enviados a compañías penales y batallones de arresto.

Al día siguiente, unidades acorzadas del cuarto panzer del general Hoth cruzan el río Don. Tropas de la primera Panzer del general Kleist toman Proletarskaia. Los alemanes que avanzaban hacia Stalingrado sufrieron grandes bajas.

Hitler ignoró una vez más el estado real de sus tropas en el Cáucaso y de los planes enemigos de posicionarse fuertemente en las montañas, y ordenó la inmediata captura de los pozos petrolíferos.

El nueve de agosto cae el primer yacimiento petrolífero de Maikop, pero lo encuentran completamente destruido. Las unidades germanas carecen de suministros y se encuentran agotadas.

Las compañías raramente tenían más de sesenta hombres, y las divisiones panzer ochenta tanques, sin más refuerzos y sin combustible, estando muy lejos de su alcance los principales yacimientos petrolíferos de Bakú.

Sin el ansiado petróleo, Hitler se convenció de que, si conquistaba la ciudad, además de tapar su derrota estratégica con una victoria simbólica, tendría de nuevo posibilidades de virar hacia el Cáucaso.

No sería hasta el tres de septiembre que las fuerzas germanas del Grupo de Ejércitos A, con la trece y veintitrés Panzer división en vanguardia, comienzan a reanudar su marcha hacia al sur de Rusia, intentando llegar a los campos petrolíferos del Cáucaso en Bakú.

Sin embargo, las unidades germanas carecen de suministros y se encuentran agotadas; las compañías raramente tienen más de sesenta hombres, y las Panzer divisiones ochenta tanques y no pueden avanzar más.

El siete de septiembre, Hitler envío al general Jodl, a Stalingrado, donde tiene su cuartel el mariscal List, con la intención que el grupo del ejército A siga avanzando en todos los frentes, hasta los puertos del mar Negro, Tuapse, Sochi, Sujum, Batum, y finalmente, Bakú, pero se encuentra con un panorama diferente al que le habían informado.

Al día siguiente, en su cuartel general de Vinnitsa en Ucrania, Hitler destituyó a Von List, jefe del Grupo de Ejércitos A. Tras una dura discusión con el mariscal Jodl sobre el estado de las tropas que no permite una ofensiva, asume personalmente el mando de sus tropas en el Cáucaso.

Avance hacia el Volga

A inicios de agosto, Hitler enfurecido por los lentos progresos del general Paulus en el Don, ordenó al cuarto ejército panzer de Hoth, que se dirigiera de nuevo a Stalingrado en apoyo del sexto ejército y aplastara definitivamente las defensas soviéticas en la curva del río Don.

El ocho de agosto, las la dieciséis y la veinticuatro panzer división del sexto ejército de Paulus, que avanza con el objetivo de llegar a Stalingrado, terminan de cercar a las tropas del 62º ejército soviético del general Kolpakchi al oeste de Kalach, a sesenta km de Stalingrado.

Quedan cercadas siete divisiones, dos brigadas motorizadas y dos acorazadas con unos mil carros de combate y 750 piezas de artillería. Para el diez de agosto, unidades del sexto ejército alemán de Paulus llegan a Stalingrado.

Al día siguiente, el sexto Ejército alemán del general Paulus derrotó a las tropas del 62º ejército soviético del general Kolpakchi, que oponían una fiera resistencia. 

Los germanos hacen unos 35.000 prisioneros rusos e incautan 270 carros y unos 560 cañones. Los restos del 62º ejército cruzan el meandro del Don hacia los arrabales de la ciudad.

El general Vladimir Kolpakchi fue destituido del cargo y reemplazado por el general, Antón Lopatin. De esta forma queda abierto para las fuerzas del Eje el camino a Stalingrado. Para llegar a la ciudad, los germanos tendrán que acabar con los reductos soviéticos en la zona y tardarán unos once días.

El trece de agosto, Stalin nombró a Andréi Yeriómenko comandante del Frente de Stalingrado, cansado de las continuas derrotas del mariscal Timoshenko.

El diecinueve de agosto, el general Paulus ordena al sexto ejército alemán atacar la ciudad de Stalingrado. Lo hará en anillos y utilizando unidades acorazadas en las alas, para ello cuenta con nueve divisiones de infantería, cinco Panzerdivision y cuatro divisiones motorizadas.

El frente ruso que defiende la urbe industrial tiene una longitud de 80 km donde están los 62° y 64° ejércitos rusos, con once divisiones de infantería y algunas brigadas motorizadas. Los soviéticos conquistan algunas posiciones en el río Neva.

El veintidós de agosto, los últimos reductos de resistencia soviéticos son derrotados en Kalach, el cuarto ejército panzer penetra en las líneas rusas en Vertiachi, al noreste de Stalingrado.

La catorce división panzer del general Wietersheim abre una brecha en la defensa soviética con la que podrán alcanzar la orilla del río Volga. Por esta brecha penetra el 51º Cuerpo de Ejército de Seydlitz.

El veintitrés de agosto, Stalingrado sufre su primer bombardeo con unos 600 aviones. Bombardean durante dos días la ciudad para cubrir el inminente asalto alemán de la misma.

Arrojan cerca de 2.000 tn de bombas, que matan cerca de 40.000 civiles y soldados del Ejército Rojo, dañando o destruyendo unos 4.000 edificios. La Luftwaffe perderá unos noventa aviones. Ese mismo día, la vanguardia del sexto ejército alemán, alcanza el río Volga.

Por el sur, el avance de Hoth era más lento, ya que el mariscal Yeriómenko había colocado la mayor parte de sus fuerzas contra el cuarto ejército panzer. Previamente, Hitler había destituido al general Hoth para integrar sus fuerzas en el sexto ejército de Paulus.

El veinticuatro de agosto, unidades de la dieciséis panzer, al mando del general Hube, avanzan por los arrabales industriales de Spartakovka, al noroeste de Stalingrado, entablando una dura lucha con tropas del 62º ejército soviético que emplea algunos T-34 recién fabricados y son ayudados por ciudadanos armados, que luchan en las barricadas.

Los germanos atacan el ferrocarril, con su artillería dominan el río Volga y la Luftwaffe continúa bombardeando la ciudad. La 35ª división soviética aísla a los germanos, que forman en erizo aguardando la llegada de más unidades alemanas.

Algunas divisiones no podrán llegar, debido a una inesperada contraofensiva soviética de grandes proporciones, y en algunas semanas serán derrotadas. El contraataque se llevó a cabo en el sector de Kotluban al norte de la ciudad, con ejércitos recién formados por el 4º ejército de Tanques, el 24º y el 66º ejércitos y el 1º ejército de Guardias soviéticos.

Estos nuevos ejércitos lanzaron contraataques muy sangrientos sobre las fuerzas alemanas, por lo que se tuvieron que desviar divisiones completas del sexto ejército próximas a Stalingrado, hacia el norte para contener la ofensiva soviética.

Otros dos ejércitos soviéticos, el 57º y el 51º, hicieron lo propio desde el sur, donde se encontraban las fuerzas de Hoth, impidiendo nuevamente el avance de Paulus y sus fuerzas a una toma rápida de la ciudad.

Paulus que manda el sexto ejército, cuenta con unos 270.000 soldados, entre ellos unidades rumanas, 740 tanques, unas 7.000 piezas de artillería y una cobertura aérea de 1.200 aviones, tan solo llegaría con una tercera parte de la infantería a los suburbios de Stalingrado, el uno de septiembre, y con escaso apoyo mecanizado, debido a los acontecimientos recientes al norte de la ciudad. 

La ciudad era defendida tan solo por unos 56.000 soldados. Las tropas del 62º ejército soviético construyeron posiciones defensivas con puntos de disparo ubicados en edificios y fábricas. 

El dos de septiembre, el sexto ejército alemán y el cuarto ejército panzer llegan a las colinas que dominan Stalingrado, cortando sus comunicaciones terrestres. La guarnición soviética sólo puede aprovisionarse por el Volga.

El comandante del 62º ejército soviético, Lopatin, da por perdida la ciudad, y pide autorización para huir por el río. Stalin se niega. El jefe del frente de Stalingrado, Eremenko reemplaza a Lopatin por el general Chuikov, recién llegado de Oriente.

Al día siguiente, el 4º panzer de Hoth llega al círculo defensivo soviético de Stalingrado, y sus vanguardias se encuentran con el 51º cuerpo de ejército alemán del general Von Seydlitz. Los dos ejércitos rusos de Chuikov y Eremenko se refugian en el interior de la ciudad, y se reagrupan.

Los soviéticos contraatacan en el sector de Annenskoe y Gorodik. Se libraran combates durísimos, casa por casa. Los soviéticos emplean las alcantarillas y canales subterráneos que van a dar al Volga, donde recibirán refuerzos.

Los alemanes sufren grandes pérdidas. Francotiradores y grupos de asalto detuvieron a los alemanes lo mejor que pudieron. Los refuerzos soviéticos cruzaron el Volga desde la costa este bajo bombardeos constantes y fuego de artillería.

Todo el sexto ejército y parte del cuarto ejército panzer combaten en una lucha callejera casa por casa, edificio por edificio y calle por calle en la ciudad. Los alemanes desconocían que los soviéticos preparaban una ofensiva a gran escala contra el sexto ejército alemán.

Las ofensivas de Kotluban a finales de agosto y septiembre lograrían aliviar en parte la situación respecto del norte de la ciudad. La orden de Zhúkov era terminante: “No entreguen Stalingrado”.

Stalingrado era por entonces una ciudad de 600.000 habitantes. Había sido construida sobre la ribera derecha del río Volga, con tres sectores principales:

  • Al norte, estaba el barrio obrero, con gran cantidad de fábricas y talleres, entre las que se destacaban tres grandes plantas, la fábrica de tractores, la fábrica de artillería Barricadas y la acería Octubre Rojo, que se convirtieron en fortalezas naturales.
  • El centro de la ciudad, con la estratégica estación ferroviaria.
  • En el sur se ubicaba el sector más vulnerable, con un gran elevador de granos.

En el área central se ubica la colina Mamáyev Kurgán, que era un lugar estratégico, que permitía bombardear tanto el barrio obrero como el centro de la ciudad.

La tarea de defender la ciudad había sido asignada al 62 ejército, al mando del general, Vassili Chuikov, que contaba con trece divisiones, ocho brigadas, doce regimientos y un cuerpo de tanques, que fueron ubicados estratégicamente para resistir y evitar que los alemanes completaran la ocupación de la ciudad, hasta que las tropas soviéticas estuvieran listas para emprender la contraofensiva.

La ciudad tenía una importante industria militar y poseía el nudo ferroviario más extenso del país, ya que unía Moscú, el mar Negro y el Cáucaso, existiendo igualmente un puerto fluvial en servicio para la navegación por el río Volga.

La urbe se extendía unos 24 kilómetros a lo largo de la orilla occidental del río Volga, pero con menos de diez kilómetros de anchura. No existía ningún puente cruzando el río, empleándose grandes barcazas para comunicar ambas orillas.La orilla oriental apenas estaba poblada. 

Es importante considerar que la temperatura en el Cáucaso es muy extrema tanto en verano como en invierno. El frío es tal que el río Volga se congela con una capa suficientemente gruesa de hielo como para permitir el paso de vehículos pesados.

Llegada de Zhúkov y Chuikov

El mariscal Zhúkov fue nombrado vicecomandante en Jefe, segundo después de Stalin. Llega a Stalingrado el veintinueve de agosto. Zhúkov había estimado que para noviembre del año 1942, la correlación de fuerzas entre Alemania y sus aliados y la Unión Soviética, habría cambiado para resultar favorable a esta última.

Las fábricas habían sido trasladadas al este y reiniciado la producción en masa de armamentos, las tropas alemanas se habían desgastado y sus flancos eran demasiado extensos resultando así vulnerables Para que la contraofensiva soviética pudiera realizarse, Stalingrado debía resistir hasta noviembre.

El ejército alemán, en colaboración con las SS, utilizan a partir del diez de septiembre, al exgeneral ruso Vlásov, capturado ese verano a orillas del río Vójov, para desmoralizar a los soldados rusos que defienden Stalingrado.

Este firma una octavilla donde dice “La camarilla de Stalin ha arruinado el país con los koljoses. Debemos combatir su régimen con todas nuestras fuerzas...”, e insta a los soldados rusos a pasarse a las tropas del Eje. Como consecuencia de estas acciones, más de 60. 000 soviéticos lucharán en las filas del sexto Ejército alemán durante el asalto a Stalingrado.

Chuikov es un granítico e inflexible general, eficiente y decidido, que dirigía el 64º ejército soviético, desplegado al sur de la ciudad y que había estado resistiendo los ataques del cuarto ejército panzer de Hoth y el Panzer gruppe de Kleist. Chuikov asume personalmente el mando del 62 ejército soviético en la ciudad, el doce de septiembre.

El nuevo comandante se encontró con menos de 20.000 hombres y 60 tanques, así como unas deficientes defensas. Reforzó las defensas antiaéreas servidas por mujeres militares de la ciudad y, asimismo, fortificó aquellos lugares donde fuese posible contener al enemigo. Retiró la mayor parte de su artillería a la ribera oriental del río Volga y fomentó el despliegue de francotiradores.

El general Paulus se encontraba preocupado por los flancos de su sexto ejército, que estaban desprovistos de unidades mecanizadas de consistencia y eran resguardados por ejércitos sin armamento pesado de varias nacionalidades como italianos, húngaros y rumanos.

Estas fuerzas de inferior calidad resultarían sobrepasadas, incapaces de asegurar los flancos. Chuikov cuenta con sólo tres divisiones de infantería, restos de cuatro divisiones y dos brigadas de carros, con un total de cuarenta tanques, que están enterrados para usarlos como piezas de artillería.

Hitler minimizó la debilidad de los flancos, convencido de que el frente soviético estaba al borde del colapso, una falsa confianza que fue contagiada a Paulus. El trece de septiembre, el sexto ejército alemán de Paulus inicia el primer ataque masivo para conquistar Stalingrado.

Para ello, la 71ª, 76ª y 295ª divisiones de infantería avanzan por el centro, desde la estación de Gumrak hacia el hospital principal, para luego tomar la colina de Mamávev Kurgán. La 94ª división de infantería y otra división motorizada atacan la zona del suburbio minero apoyadas por las 14ª y 24ª división panzer.

Los soviético se enfrentan al grueso del asalto alemán con la 244º y 399º divisiones de fusileros, la 20º división, el 23º cuerpo de tanques, que se repliegan hacia la orilla de la ciudad. La 244º división se mueve desde el norte para reforzar las tropas que defienden la colina.

Las tropas alemanas fracasan en su objetivo de conquistar la ciudad, pero ingresan en los suburbios y empujan a los soviéticos hacia la orilla occidental del río Volga.

El catorce de septiembre, las tropas alemanas con la 295º división toman la estratégica colina de Mamáyev Kurgán, mientras que las divisiones 71º y 76º avanzan por el centro, para tomar la estación ferroviaria, acercándose peligrosamente al puerto principal.

Chuikov manda entonces a la 13º división para fortalecer la zona central y evitar que los alemanes tomen control de la estación ferroviaria y alcancen la orilla del río. Entre el catorce y el dieciséis de septiembre la estación cambió quince veces de mano. Las tropas soviéticas retoman el control de la colina.

Los alemanes abren una brecha en el sector central de las posiciones soviéticas, llegando a doscientos metros del búnker de Chuikov, que desplaza la totalidad de sus tanques para detener el ataque, y emplea la táctica de dejar pasar a los carros enemigos hasta sus posiciones de cañones antitanque.

Las tropas alemanas pierden ese día 8.000 hombres. Los soviéticos pierden 2.000 soldados y evacuan por el río Volga a 3.500 heridos. Los alemanes hacen 5.000 prisioneros. Se estima que más de la mitad de la primera oleada pereció durante el cruce del río, más de 3.000 murieron en solo las primeras veinticuatro horas. Finalmente, el avance alemán fue repelido. 

Los soldados del general Rodimtsev aseguraron el principal puerto del río Volga para los otros regimientos de la división. Los alemanes incapaces de conquistar la colina Mamáyev Kurgán, se convertirá en tierra de nadie durante el resto de la batalla.

El número de muertos alemanes aumentaron dada la inexperiencia en combate urbano. El general Paulus sabía que las bajas soviéticas era por lo menos el doble que las alemanas, pero ya solo contaba con una división en la reserva. Los destacamentos de comandos alemanes enviados al combate callejero perdían entre el 50 y el 70 % de efectivos.

Entre el primer y segundo día de combate los alemanes tuvieron cerca de 2.500 bajas, los soviéticos cerca de 6.000. Para los soviéticos las pérdidas sobrepasaban las ya de por sí altas bajas diarias, donde casi 3.000 soldados morían por día.

Aunque las tropas alemanas lograron penetrar en la ciudad o lo que quedaba de ella, nunca se hicieron completamente con la totalidad y mientras algunas zonas permanecieran en manos soviéticas, los refuerzos y suministros necesarios para proseguir la batalla podrían afluir con regularidad. Batallones y brigadas de comandos alemanes que intentaron llegar a los muelles fueron reducidas al 50 % de sus efectivos.

A mediados de septiembre, ocho de las veinte divisiones de sexto ejército alemán se encontraban luchando dentro de la ciudad. Los soviéticos no dejaban de llevar hombres al frente con refuerzos de Siberia y Mongolia.

El general Paulus se encontraba enfermo de disentería y tenía tal presión sobre la conquista de Stalingrado, que acabó por desarrollar un tic en el ojo izquierdo, que luego se extendió por el lado izquierdo de su cara.

Los alemanes estaban bajo constante tensión, ya que, el soldado soviético se había convertido en un maestro del camuflaje y las emboscadas eran comunes. La noche no ofrecía descanso, ya que los defensores de la ciudad preferían atacar de noche, neutralizando el peligro de los bombarderos alemanes.

Hitler no había deseado nunca la guerra de guerrillas en Moscú y Leningrado, ordenaba la conquista de la ciudad bajo esa premisa, que implicaba la guerra calle por calle, casa por casa, un tipo de combate que ni el ejército alemán ni la SS estaban preparados.

No era una limitación para los bombarderos soviéticos, que pasaban sobre la ciudad arrojando pequeñas bombas de 400 kilogramos. Finalmente, el sexto ejército alemán solicitó a la Luftwaffe, que mantuviera la presión sobre la aviación soviética durante la noche, porque las tropas no tienen descanso.

Si los bombardeos nocturnos, las minas antipersona y las emboscadas de la infantería soviética no eran suficientes para mantener alerta a los alemanes los francotiradores sí lograron captar la atención de los oficiales alemanes.

Los francotiradores soviéticos, empleaban las ruinas como refugios e infligieron grandes daños a los alemanes. El francotirador Vasuly Zaitsev durante la batalla mató a 225 soldados y oficiales alemanes, mientras que Tania Chernova mató a 80 enemigos.

Chuikov ordenó que la artillería fuera trasladada a la orilla oriental del río Volaga y atacase detrás de las líneas alemanas, con el objetivo de destruir las líneas de comunicación y las formaciones de infantería en la retaguardia.

Las medidas impuestas por Chuikov a veces eran extremas. Enviaba a miles de soldados sin experiencia para apoderarse de las trincheras alemanas, asumiendo muchas bajas. La ciudad se cubrió de una atmósfera repulsiva y pútrida. Los cadáveres de ambos bandos se descomponían bajo los escombros

La Policía Militar alemana había estado capturando judíos y haciendo cautivos a civiles que fueran aptos para el trabajo y se ejecutó a unos 3.000 civiles judíos de todas las edades. Otros 60.000 fueron enviados a Alemania para trabajos forzados.

Los ataques combinados de infantería y blindados resultaban inútiles en el caos de la lucha urbana. La artillería pesada se volvió inútil en este ambiente de lucha urbana, ya que, debido a la falta de precisión de la misma, no se podía atacar una casa ocupada por el enemigo, porque las casas vecinas estaban ocupadas por tropas amigas. Una gran cantidad de baterías de artillería apoyaron a ambos lados de la lucha.

El diecisiete de septiembre, varias divisiones soviéticas evitan que la 24º división alemana rompa las defensas y penetre al centro de la ciudad. Al día siguiente, la batalla en Stalingrado se ralentiza, debido al ataque por el norte de varias divisiones soviéticas enviadas por Zhúkov, en la zona de Gorodische, que obligaron a los alemanes a desplazar tropas y utilizar la aviación para frenar la ofensiva.

En el sur de Stalingrado, la zona más vulnerable de la defensa, las divisiones alemanas 14 y 29º, obligan a retroceder hacia el centro a las fuerzas soviéticas, mientras los infantes de marina del regimiento 92º, se guarecen en un gran elevador de granos, entorpeciendo el avance de las tropas germanas.

La batalla en la estación central de la ciudad, especialmente en la conquista de la colina de Mamáyev Kurgán y en las fábricas en el centro de la ciudad, duró más de dos meses y se convirtió en una enconada lucha en que las banderas de ambos bandos ondearon alternadamente, ya que, si los alemanes controlaban esta colina, su artillería dominaría el río Volga.

El diecinueve de septiembre, la primera Guardia Soviética y el 24º ejército soviético lanzaron otra ofensiva contra el 8º Cuerpo de Ejército del general, Walter Heitz en Kotluban. Hubo una oleada de bombarderos en picado Stuka para evitar un gran avance.

En medio de los escombros de la ciudad destruida, los ejércitos 62º y 64º soviéticos, que incluían la trece división de fusileros de la Guardia Soviética, anclaron sus líneas de defensa con puntos fuertes en casas y fábricas.

El ejército soviético logra hacer retroceder algo a los alemanes en la zona de la colina de Mamáyev Kurgán, pero no lo suficiente para aliviar la presión germana sobre el centro de la ciudad.

Los alemanes logran penetrar las líneas de defensa en el centro y sur de la ciudad, llegando hasta el embarcadero, lugar crucial para los soviéticos, porque por allí se realizaba el suministro de alimentos y municiones, así como el ingreso de refuerzos por medio de ferrys.

Guerra de ratas

Los combatientes soviéticos trataron de ubicarse a escasos metros de las posiciones enemigas, en cuyo caso la artillería y los aviones alemanes no podían operar sin el riesgo de destruir su propia infantería.

Los oponentes estaban divididos por una pared, piso o escalera. En este caso, la infantería alemana tuvo que luchar en igualdad de condiciones con la infantería soviética: rifles, granadas, bayonetas y cuchillos. La lucha fue por cada calle, cada fábrica, cada casa, sótano o escalera.

Los soldados pronto desarrollaron neurosis por estar sometidos constantemente al grado de tensión de la llamada guerra de ratas y no era excusa para abandonar el campo de batalla, ya que tanto alemanes como soviéticos no reconocían esta enfermedad y la calificaban de cobardía, que implicaba la ejecución sumaria inmediata.

El día veintiuno de septiembre, las orillas del río Tsaritsa afluente del Volga eran ocupadas por los alemanes y llevan su artillería a pocos metros del muelle principal.

El general Chuikov se vio obligado a trasladar su cuartel general, ubicado en el búnker del barranco Tsaritsa, a la colina Mamáyev Kurgán. La zona central de la ciudad está estancada, ambos ejércitos están agotados.

Los soviéticos aún pueden traer refuerzos empleando los transbordadores del extremo septentrional de la ciudad y los subterráneos, donde tienen sus cuarteles, hospitales y refugios, inalcanzables para la artillería germana. La ciudad es ya un montón de escombros.

El general Zuikov sólo ha enviado cinco divisiones a Stalingrado en la última semana. En la retaguardia, entrena a veintisiete divisiones de infantería y prepara diecinueve brigadas de carros para realizar una contraofensiva.

El día veintitrés de septiembre, las divisiones 95º y 284º compuestas de siberianos del ejército soviético, contraatacan para evitar que el ejército alemán tome control de la margen occidental del río Volga, haciéndola retroceder nuevamente hasta la estación de trenes, pero sin lograr restablecer o con las tropas soviéticas que defienden el sur de la ciudad.

El veinticinco de septiembre, la resistencia en el sur de la ciudad había virtualmente colapsado, limitándose a dos divisiones la 35º y 244º, encerradas en unas pocas cuadras y rodeadas por tropas alemanas.

Los soviéticos aún controlaban la mitad del centro, la colina y el barrio industrial al norte, donde la planta siderúrgica Octubre Rojo, tenía su propio embarcadero.

Controlado el sur y el centro, Paulus puso la mira en la amplia zona fabril al norte de la ciudad y la colina Mamáyev Kurgán, desde la que se podía bombardear el barrio industrial. Para ello movilizó las divisiones 34º y 94º de tanques panzer hacia el norte.

El veintisiete de septiembre, Paulus decidió acelerar la toma de la ciudad y preparó una ofensiva de gran envergadura. La principal fuerza alemana atacó al norte del Mamáyev Kurgán, cerca de los asentamientos obreros de las fábricas Octubre Rojo y Barrikady.

Los alemanes observaron atónitos cómo los civiles que huían de los asentamientos para buscar refugio en las líneas alemanas eran derribados por sus propios soldados. En ocasiones los alemanes también disparaban a civiles asistiendo al ejército rojo.

Una división escogida de soldados alemanes capturó la Casa de los Especialistas, donde se hicieron fuertes y comenzaran a disparar contra las lanchas que iban y venían por el río Volga trayendo soldados. Los cañones de 55 mm, los aviones y la artillería alemana competían en hundir las barcazas que traían soldados del otro lado del Volga.

Chuikov que intentó mejorar la posición soviética en la colina Mamáyev Kurgán, fueron arrasadas todas sus líneas sobre la colina y las primeras viviendas del barrio industrial, por la aviación alemana, siendo el avance de tres kilómetros. Al día siguiente, la aviación alemana bombardeó las embarcaciones que llevaban provisiones y armamentos a la fábrica Octubre Rojo, hundiendo cinco de las seis embarcaciones.

La batalla por la colina Mamáyev Kurgán se vuelve muy dura y ninguno de los dos bandos la controla. Chuikov refuerza las tropas en el barrio industrial, haciendo de cada taller una barricada.

Tanto para Stalin como para Hitler, la batalla de Stalingrado se convirtió en una cuestión vital para la moral de sus tropas y pueblos, además de la importancia estratégica de la ciudad.

Las batallas por la fábrica de Krasny Oktiabr, la fábrica de tractores y la fábrica de artillería de Barricadas se dieron a conocer en todo el mundo. Los soldados soviéticos continuaron defendiendo sus posiciones disparando contra los alemanes, mientras los trabajadores de las fábricas estaban reparando tanques y armas soviéticas dañadas en las inmediaciones del campo de batalla, y algunas veces en el propio campo de batalla.

Los alemanes desplegaron todo un sistema de altavoces incitando a la deserción de los soviéticos. Muchos se pasaron y se convirtieron en hiwis [1], muchos otros fueron fusilados por acción u omisión. Para las fuerzas soviéticas de Stalingrado fue el momento más crítico de la batalla.

Los alemanes asaltaron al 62º ejército en estado crítico, siendo salvado del desastre gracias a la intervención de la 13º división de Fusileros de la Guardia del general Rodímtsev y a la reactivación de la 8º Fuerza Aérea Soviética, donde servía un hijo de Stalin. Las operaciones soviéticas en tierra fueron constantemente obstaculizadas por la aviación alemana.

El veintinueve de septiembre, los alemanes atacaron la saliente de Orlovka, una gran zona controlada por un puñado de soldados soviéticos ubicada al norte y noroeste del barrio industrial, que podría permitir la llegada de las tropas de Zhúkov desde el norte. 

El día treinta de septiembre, la mayor parte de la saliente había sido tomada, encerrando a unos 500 combatientes soviéticos. Con el fin de aliviar la presión sobre el norte de la ciudad, los soviéticos lanzaron una serie de ataques sobre el flanco sur.

El cuatro de octubre Paulus lanza su cuarta y mayor ofensiva para tomar la ciudad, poniendo como objetivo central tomar las tres grandes fábricas. Hitler había puesto el catorce de octubre como plazo máximo para completar la ocupación de la ciudad.

Al día siguiente, la aviación alemana realizó dos mil bombardeos sobre el barrio industrial y las tropas tomaron el edificio de la fábrica Silikat, a escasos 200 m de la fábrica Barricadas. 

Para ese día, los generales Zhúkov y Vassilievksi, del estado mayor del ejército soviético, acuerdan con los comandantes de los tres Frentes soviéticos en la zona de Stalingrado las operaciones para cercar al sexto Ejército alemán de Paulus dentro de la ciudad.

El siete de octubre, los soviéticos intentaron un contraataque en el barrio industrial con escasos resultados, que no impidió que dos divisiones alemanas, apoyadas por tanques, volvieran a adelantar sus líneas tomando varios bloques de viviendas, aproximándose al estadio del club de fútbol Traktor Stalingrad, a solo dos manzanas de la fábrica de tractores. 

Ciento veinte combatientes cercados por los alemanes en el bolsillo de Orolkov, lograron escapar y reintegrarse a las tropas apostadas en el barrio industrial.

Las fuerzas con las que contaba Paulus sumaban 90. 000 soldados, 300 tanques, 1.000 aviones y 2.000 piezas de artillería y morteros. Chuikov tenía 55. 000 combatientes, 950 piezas de artillería, 80 tanques y 500 morteros, pudiendo recurrir al apoyo de 101 aviones bombarderos y 87 cazas.

El plan del general soviético fue concentrar la mayor cantidad de tropas en el barrio industrial, con el fin de defender prioritariamente la fábrica de tractores.

En la mañana del catorce de octubre, Paulus lanza una nueva ofensiva general, con 30.000 soldados de reserva que acababan de llegar al frente y cinco divisiones. A media noche las ametralladoras alemanas ingresan a la fábrica de tractores.

Pocas horas después completan la toma de la fábrica y rodean a tres divisiones soviéticas que quedan aisladas del resto del ejército. Hitler ordena a Von Paulus que sus tropas deben mantener a toda costa las líneas ya alcanzadas.

Para el día quince de octubre, las tropas alemanas logran llegar al margen del río Volga, por el centro de la ciudad, partiendo al ejército soviético por la mitad. Presionados por todos lados, el cuartel general del ejército soviético solicitó refuerzos ante el temor de ser empujados a la otra orilla del río.

Los refuerzos llegaron al día siguiente por parte de la 138º división de fusileros, que cruzaron el río por el lado norte de la ciudad, cerca de la fábrica de Barricadas, y de inmediato se pusieron en acción, con grandes pérdidas. Los alemanes fueron rechazados una vez más.

El diecisiete de octubre, los alemanes logran ingresar a la fábrica Barrikady por la esquina noroccidental. Al atardecer del día dieciocho de octubre, luchando metro a metro, los alemanes consiguen llegar a los muros occidentales de la fábrica. Las tropas soviéticas se repliegan dentro de la fábrica y en sus alrededores, quedando el río a sus espaldas a solo 300 m.

Los alemanes esperaban tomar la fábrica Barrikady hacia el día diecinueve, pero el veintiuno de octubre aún había fuertes resistencias soviéticas dentro y en los alrededores. Mientras tanto, el ejército soviético volvía a atacar los flancos norte y sur para aliviar la presión sobre Stalingrado, con pocos resultados.

Al finalizar el mes, las tropas del ejército soviético de Chuikov, eran hostigadas por el sexto ejército alemán de Von Paulus y parte de la cuarta panzer, tan solo dominan las ruinas de dos fábricas al norte de la ciudad y una franja de dos km de ribera portuaria del río Volga, por la que recibe refuerzos, suministros y pertrechos. Durante este mes, las tropas alemanas han perdido 400 tanques y unos 40.000 soldados, gastando miles de toneladas de munición.

La trece división de Fusileros de la Guardia de Rodímtsev, que había sido decisiva para evitar el colapso de las tropas soviéticas dentro de Stalingrado al mando del general Chuikov, había sido muy duramente castigada en la colina y en el centro de la ciudad.

Los supervivientes fueron trasladados a la orilla del río Volga, alrededor del principal muelle de desembarco, un sector relativamente tranquilo. De los 10.000 soldados con que contaba la división al principio de la batalla, solo 320 verían el fin de la batalla el resto resultó muerto o herido.

En noviembre, el río Volga comenzó a congelarse, complicando los suministros de municiones y alimentos de las tropas soviéticas. Paulus pone como objetivo siguiente la fábrica química que se encontraba al sur de la siderurgia Octubre Rojo, con el fin de aislar a las tropas soviéticas apostadas en la franja costera del barrio industrial, separándolas de las que se encontraban en el centro de la ciudad. 

El nueve de noviembre, la temperatura baja a dieciocho grados bajo cero y caen las primeras nevadas, había llegado el invierno y la ciudad quedó sumida en un manto blanco.

Los grupos enfrentados hacían señales de tregua temporales con banderas que asomaban en los orificios de las ruinas, permitiéndose retirar algunos caídos con vida en tierra de nadie; realizando además un intercambio no oficial de abastos entre pequeños grupos de ambos bandos, realizado muy a escondidas en treguas concertadas espontáneamente.

El once de noviembre, las tropas alemanas lanzan su mayor ataque, empleando cinco divisiones en un frente de 500 m para capturar los restos de la ciudad. Logran llegar al río Volga, cerca de la fábrica Octubre Rojo.

Tras el avance, capturan parte de la fábrica de cañones Barrikady, y logran rodear a la 138º división de fusileros, cortando la conexión con el 62º ejército. La 138ª división de Lyudnikov se aferró a un tramo de territorio de 500 m de ancho × 200 m de largo a las orillas del Volga.

La artillería soviética tuvo que ser evacuada hacia la orilla este, tras el cerco de la unidad. Pero la 138º se sostendrá por más de dos meses, con una fuerza cada vez más reducida por los feroces asaltos alemanes.

Chuikov declaró más adelante que las tropas alemanas estuvieron muy cerca de completar la toma de la ciudad y que pudieron haber arrojado a los rusos al otro lado del río con el ataque de un solo batallón más. Para el trece de noviembre, las divisiones alemanas 208º y 212º, comienzan a ocupar la fábrica Octubre Rojo.

El diecisiete de noviembre, Hitler habló a sus comandantes del frente de Stalingrado, les pidió que conquisten la fábrica de cañones Barricada y la planta de acero Octubre Rojo.

Al día siguiente, tropas alemanas toman al final del día la fábrica de Tractores y gran parte de la fábrica de cañones Barricada, además de varios cientos de metros de la orilla del Volga. Chuikov informa que el sesenta dos ejército solamente domina 1/10 de la ciudad y se le están acabando las municiones y los víveres.

Después de tres meses de sangrientos combates callejeros y lentos avances, los alemanes habían logrado capturar casi toda la ciudad en ruinas, mientras que las fuerzas soviéticas continuaban resistiendo en tres pasillos estrechos.

Los témpanos de hielo en el Volga impiden ahora a los botes y remolcadores abastecer de aprovisionamiento a los defensores soviéticos.

En la defensa de Stalingrado, los soviéticos habían perdido desde julio unos 643.000 soldados, 1.400 tanques, 12.100 piezas de artillería, y 2.060 aviones. Del veinte de julio al veinte de noviembre, el sexto ejército alemán perdió 76.184 hombres, incluidos 16.643 muertos, 56.880 heridos y 2.661 desaparecidos. De igual forma, la cuarta Panzerarme perdió 21.489 hombres, incluidos 4.393 muertos, 16. 633 heridos y 463 desaparecidos.

El diecinueve de noviembre, el ejército soviético lanzó una contraofensiva bajo el nombre clave de Operación Urano. Era una fuerza de más de un millón de soldados, la mayoría siberianas, 13.541 piezas de artillería, 894 tanques y 1.115 aviones, y atacaron desde los flancos norte y sur, rodeando completamente a las tropas de Paulus.

La red de espías soviéticos “Orquesta Roja”, habían informado de la debilidad de los flancos del ejército enemigo, formado por soldados inexpertos rumanos, y equipados con cañones ses sin repuestos y con solo dos obuses cada uno.

Hitler continuó ignorando los informes de la ofensiva soviética en el Don-Volga. Al día siguiente, en la conferencia por el aniversario de su intento de asesinato de la cervecería Löwenbraükeller de Múnich, Hitler manifestó a sus seguidores que el puerto fluvial del Volga de la ciudad de Stalingrado estaba prácticamente en manos alemanas.

Era diecinueve de noviembre de 1942, y en la retaguardia de Stalingrado y el río Don, se encontraba preparado el ejército soviético de Zhukov dirigidos también por Vatutin y Rokossovski, por el sureste y el norte del Don, y Stalingrado, por Yeriómenko.

El ejército soviético inicia la tan esperada contraofensiva, lanzan un bombardeo artillero con unas 3.500 piezas sin descanso sobre las líneas enemigas más débiles entre Serafimóvich y Klestkaya, las cuales constaban de tropas rumanas con escaso material antitanque.

Después de una hora de fuego de artillería, los batallones de fusileros avanzaron sobre las filas rumanas. El quinto ejército de Tanques del general Romanenko y el 51º ejército del general Chistyakov atacaron desde el norte y sur al sexto ejército de Paulus al 4º Ejército Panzer de Hoth, apoyado este por el 3º y 4º ejércitos rumano.

Los rumanos logran contener brevemente las primeras oleadas de infantería, pero fueron arrasados por carros de combate T-34 hacia el mediodía. Cuando los fortines fueron demolidos, los rumanos huyeron en desbandada por la planicie blanca, siendo perseguidos por las oleadas soviéticas.

Los comandantes del sexto Ejército infravaloraron el ataque hasta que fue demasiado tarde. Los combates en la misma ciudad de Stalingrado no se detuvieron durante varios días una vez comenzado el ataque soviético. Los aviones alemanes acudieron a dar apoyo a las unidades del Eje, pero el avance soviético era por entonces imparable.

El objetivo donde convergían las tenazas de la ofensiva era el pequeño pueblo de Kalach y su puente, donde los alemanes no poseían una fuerza para afrontar la amenaza y donde quedaban expuestos sus talleres y depósitos de suministros.

Los soviéticos lograrían cercar al sexto ejército de Paulus y parte de cuarto Ejército panzer en Stalingrado con 250.000 soldados y oficiales, más otros 50.000 de otras unidades y 30.000 unidades rumanas, en total unos 330.000 hombres, con unos 150 tanques y cerca de 5.000 piezas de artillería.

Estos efectivos eran apoyados en sus flancos noroeste y sur por unos 700.000 soldados del Eje repartidos entre el 3º y 4º ejércitos rumanos, el segundo húngaro y el octavo italiano, este con 220. 000 soldados. Eran unos 800 km de líneas poco guarnecidas con tropas mal armadas. Entre todos sumaban unos 1.040.000 soldados, 10. 290 cañones, 275 tanques y 1.260 aviones.

El veinte de noviembre, el 26º Cuerpo de ejército soviético reanuda la ofensiva llegando cerca de las factorías de Ostrov y Plesistovski. El 4º Cuerpo de ejército soviético avanza hacia el río Don, rompiendo las líneas del catorce panzer, llegando a Golubinski.

El 21º ejército soviético avanza hacia Verjne, Formijinki y Raspopinskaia, acabando con la resistencia del sector. Mientras otra división hostiga al 3º y 4º ejércitos rumanos, que había emprendo la huida.

Desde el sur de Krasnoarmeisk se movilizan los 51º y 57º ejércitos soviéticos, ante los cuales se mantiene firme la 29ª División alemana, pero el primero consigue cruzar sus líneas en dirección a Kalach.

Durante la maniobra de cerco que el ejército soviético intenta realizar a las tropas del sexto ejército en Stalingrado, las fuerzas soviéticas avanzan desde el norte y sur hacia Kalach, donde deberán converger para cercar a los germanos. Paulus se ve obligado a trasladar su cuartel al aeródromo de Gumrak, a ocho km al este de Stalingrado.

El Alto Mando había propuesto retirar el grueso del sexto ejército desde Stalingrado por el sudoeste hacia el río Don, y así evitar ser cercada. Tal proyecto aún podía ejecutarse ya que había brechas importantes que aún no estaban cerradas.

Hitler se negó a aceptar semejante solución, y exigió a Paulus y sus hombres mantenerse en la ciudad conquistada mediante una contraorden directa, retirando las vanguardias enviadas en dirección sudoeste para tratar de superar el cerco.

El veintiuno de noviembre, la retaguardia del sexto ejército alemán de Von Paulus se halla en serias dificultades, el cuarto ejército rumano ha sido aplastado por las tropas rusas del general Yeriómenki, haciendo 65.000 prisioneros.

Hitler consideraba que la situación no estaba del todo perdida y confiaba en poder repetir la situación producida en febrero de ese mismo año, donde una gran masa de soldados alemanes pudo resistir un prolongado cerco soviético mediante un puente aéreo.

Hermann Goring sin consultar a sus asesores técnicos prometió a Hitler que sus aviones podrían realizar un vasto abastecimiento desde el aire. Esta decisión exasperó al general de aviación Von Richtofen, pues el tiempo nublado con tormentas de nieve impediría volar a los aviones de forma sostenida e incluso haría imposible siquiera que despegasen. En estas condiciones Paulus radió un mensaje directo a Hitler:

“Mi Führer: se nos agotan las municiones y el combustible. Abastecimiento suficiente y oportuno es imposible. En estas circunstancias, solicito plena libertad de acción. Paulus”.

El veintitrés de noviembre, unidades soviéticas del cuarto Cuerpo de Ejército acorazado y unidades del cuarto Cuerpo del ejército enlazan en las proximidades de la granja Sovietski.

Las fuerzas soviéticas se encuentran así al oeste de Stalingrado, completando el cerco de las fuerzas del sexto ejército alemán del general Paulus y parte de la cuarta panzer. En total veintidós divisiones, unos 330.000 hombres, en una franja con una distancia entre el frente exterior e interior de 13,5 a 19 km y de unos 40 km de longitud.

Al noroeste, en Raspopinskaia, se rinde la 5º División rumana. De esta forma las tenazas soviéticas se cerraron en menos de cuatro días de lucha. El veinticuatro de noviembre, Stalingrado estaba bajo asedio soviético.

La División 94º al mando del general Walther von Seydlitz-Kurzbach, al ver que Paulus carecía de iniciativa, ordenó a sus tropas evacuar su sector y forzar el bloqueo, esperando con ello que las demás divisiones le siguieran en su retirada no autorizada.

Apenas dejó su posición, le cayó encima el 62º ejército soviético y muchos de sus batallones fueron aniquilados sin contemplaciones. No hubo prisioneros.

Todas están cercadas en un área de 10.000 km cuadrados, sumidas en una enorme confusión jerárquica y logística. Hitler ordena al sexto ejército y demás unidades que permanezcan en Stalingrado.

El General Paulus informa que detiene sus maniobras para abandonar el cerco hacia el sudoeste de la ciudad pues por el momento es posible resistir, si bien a costa de numerosas bajas y grandes pérdidas de material.

A última hora de ese día Paulus envía un mensaje: “Se termina la munición y el combustible... y vuelve a pedir permiso para reagruparse y escapar del cerco por el sudoeste”.

Paulus dice a Hitler que podrá mantener al sexto ejército y otras unidades auxiliares deberá recibir 750 toneladas al día de municiones, carburante, forraje y víveres, 40 t de total serían de pan. Von Richtofen, comandante de la aviación dice que sus aviones pueden transportar 350 toneladas al día.

Hermann Göring se compromete a llevar 500 t. diarias a los cercados. Ante los informes advirtiéndole lo imposible de la misión, prometió abastecer con 500 t diarias de pertrechos, pero los aviones apenas lograron llevar 130 toneladas en tres días de operaciones en medio de tempestades de nieve.

Para aumentar los males, los soviéticos atacaron de manera audaz la principal base aérea de suministros, el aeródromo de Pitomnik, llegando a colapsar las bases de reaprovisionamiento y acentuando la escasez de aviones de carga para las operaciones del puente aéreo.

Sumado a las inclemencias climatológicas perjudiciales para los alemanes, los soviéticos lanzaban bengalas desde posiciones recién tomadas para hacer creer a los aviones de abastecimiento, que en ese emplazamiento todavía quedaban soldados alemanes que solicitaban suministros.

Hitler dijo a Von Rischtofen “Si Paulus sale de Stalingrado, jamás volveremos a tomar la plaza”. Al mariscal Manstein se le ordena personarse al sur de la ciudad para asumir el mando de un nuevo Grupo de Ejército con los que se ejecutará una ofensiva hacia Stalingrado.

Ante el comienzo de la Operación Urano, el mando soviético había sugerido una segunda fase de operación al norte de Rusia, ante el peligro de que los alemanes transfirieran esas grandes fuerzas al frente de Stalingrado.

Para ello, Zhukov tenía a sus órdenes a dos grupos de Ejércitos, el Frente Occidental y el Frente de Kalinin, al mando de Kónev y Purkáyev respectivamente, con 1.890.000 soldados, 24. 682 cañones, 3.375 carros y unos 1.170 aviones. Se les destinó a la ofensiva de la Operación Marte.

Mussolini aconseja a Hitler el cese de las hostilidades contra la Unión Soviética, le pide que “cierre...el capítulo de la guerra contra Rusia, de un modo u otro, a la vista de que no tiene ya objeto proseguirlo”. Hitler lo ignorará.

Sin agua ni alimentos suficientes, atacados por las epidemias y en medio del pútrido olor a descomposición, los alemanes se aprestaron a sufrir en Stalingrado un largo asedio en medio de las mayores penurias.

Unos 330.000 soldados alemanes quedaron atrapados en una bolsa con la orden, por parte de Hitler, de no retroceder ni rendirse. Pese a que el mariscal del aire Goring prometió abastecer a las tropas desde el aire, la llegada de recursos a las tropas alemanas fue casi imposible y apenas se realizaron algunos vuelos.

Los alemanes pudieron utilizar el aeródromo de Pitomnik, pero este se hallaba sujeto a continuos ataques soviéticos. Los pocos aviones no daban abasto y los afortunados que podían subir escapaban del infierno, los heridos colgaban de las puertas y algunos desesperados se aventuraban a volar asiéndose en las alas.

Tras la caída de Pitomnik, el dieciséis de enero queda solo el aeródromo de Gumrak, más pequeño y en peores condiciones que el de Pitomnik, pero Gumrak caería en manos soviéticas el veintitrés de enero.

A partir de ese día las hambrientas tropas alemanas solo pudieron recibir provisiones mediante cajas lanzadas en paracaídas por la aviación alemana, lo cual no aseguraba que la carga llegase a destino.

Los soldados soviéticos a veces se quedaban con las provisiones, estas caían al río Volga, o simplemente las tropas germanas estaban muy agotadas y hambrientas para buscar dichos suministros entre las ruinas de la ciudad. Unos 10.000 civiles soviéticos también quedaron atrapados en la bolsa, de los cuales nunca se volvió a tener noticia.

Los soldados alemanes cercados tuvieron una leve esperanza en diciembre pues Erich von Manstein venía en su auxilio. Manstein, que acababa de asumir el mando del grupo de ejércitos del Don cuya finalidad será enlazar con el sexto ejército alemán de Von Paulus sitiado en Stalingrado.

Esta nueva agrupación la forman por el momento tres divisiones panzer del 4º Panzer del general Hoth, un total de 60.000 hombres y 300 tanques.

La Operación Tormenta de invierno incluía dos amplias operaciones con un punto de partida diferente. Una vendría de Chirsk y la otra de Kotelnikovo, a 160 km de Stalingrado.

Para los generales más incrédulos del régimen nazi, el hecho de que Hitler abandonara al sexto ejército era algo impensable, por lo cual sentían esperanzas de un posible rescate.

El ejército alemán se aseguró de hacer todo lo posible por rescatar a este ejército de élite cercado lejos de Alemania. El objetivo es romper el cerco de Stalingrado y socorrer al sexto ejército de Von Paulus, que dista 120 km de Kotielnikovski, punto de partida del ataque.

La ofensiva empezó el doce de diciembre, las divisiones panzer 6º y 23º del general Hoth, apoyadas por infantería y aviación, siguen la vía ferroviaria a Stalingrado, que está defendida por las 126º y 302º divisiones de infantería rusa.

En la noche del trece de diciembre, la 23º división panzer avanza hasta el norte de Nebikovo. Habiendo cruzado Aksai, y la 23º panzer alcanza el río y asegura una cabeza de puente en la carretera y el ferrocarril de Krugliakov.

Stalin envía al segundo ejército de Guardias. Las temperaturas oscilan entre - 30° y -35°, pero quince de diciembre son rechazados hasta el río Aksai, por el Cuerpo de ejército Mecanizado ruso. En cuanto a la sexta división panzer llegó al pueblo de Verjnekumski.

Las batallas por Verjnekumski continuaron con éxito variable del catorce al diecinueve de diciembre. Solo el diecinueve de diciembre, el fortalecimiento del grupo alemán por parte de la diecisiete división panzer y la amenaza de cerco obligaron a las tropas soviéticas a retirarse, hacía una nueva línea defensiva en el río Myshkova.

El retraso de cinco días de los alemanes en Verjnekumski fue un éxito indiscutible para las tropas soviéticas, ya que ganó tiempo para traer el segundo ejército de la Guardia. El dieciséis de diciembre, comenzó la ofensiva del frente de Vorónezh.

En la zona del río Don, tres ejércitos soviéticos arrollan al octavo ejército italiano, muy mal armado, avanzando hacia Rostov con la posibilidad de aislar al grupo de Ejércitos del Don del mariscal Manstein, que están intentando abrirse camino hacia Stalingrado, y al Grupo de Ejércitos A de Kleist, que opera en el Cáucaso.

El primer ejército soviético hace huir en masa a los 220.000 italianos. Hitler llama a Mussolini pidiéndole que ordene a sus soldados que detengan su huida y resistan. La mitad de los italianos serán muertos o prisioneros.

Carros de combate soviéticos asaltan el aeródromo alemán de Tazinskaia, del que parten la mayoría de aparatos que abastecen a los sitiados en Stalingrado. Unos 124 aviones alemanes logran remontar el vuelo antes de que los rusos lo ocupen.

Para el diecisiete de diciembre, el mariscal Manstein, comandante del Grupo de Ejércitos del Don, envía a la región del bajo Chair a la sexta división panzer para intentar detener la ofensiva rusa hacia Rostov. 

La Operación Wintergewitter continúa, pero la ofensiva rusa amenaza los 200.000 hombres del grupo de ejércitos del Don, junto con el Grupo de Ejército A del Cáucaso y el sexto ejército sitiado en Stalingrado, que supone que cerca de 1.500.000 soldados alemanes corren peligro de ser aniquilados.

Al día siguiente, las fuerzas alemanas de Hoth sufren elevadas pérdidas de hombres y material obligando a su comandante a detener su avance esperando la llegada la División Motorizada SS Viking.

Sus probabilidades de llegar a Stalingrado casi desaparecen. Manstein llama a Paulus pidiéndole que intente una salida de la ciudad y e con las tropas de Hoth, que ha podido acercarse hasta unos 50 km. Muchos comandantes del sexto ejército alemán están a favor de escapar del cerco.

Cuentan con 50.000 soldados en condiciones de combatir y combustible para unos 100 carros y unos 500 vehículos. Paulus se niega, pues el Führer le ordenó resistir.

Llega al mando soviético del Frente del Don el general de artillería Nikolái Vóronov, con la misión expresa de aniquilar al sexto ejército alemán cercado en Stalingrado.

El veinte de diciembre, las fuerzas de vanguardia del cuarto panzer del general Hoth cruzan el Myshkova por Vasilievka, llegando a 50 km de su objetivo, Stalingrado, pero las grandes pérdidas son de un 60 % de infantería motorizada y 230 tanques, que socavaron significativamente el potencial ofensivo del general Hoth.

La situación exigía comenzar inmediatamente una ruptura del ejército de Paulus desde el cerco hacia el cuarto ejército panzer, ya que Hoth no tenía la oportunidad de atravesar el corredor. El avance debía comenzar con laseñal de código Thunderbolt.

Manstein no se atrevió a utilizar el Plan Donnerschlaga debido a que no estaba seguro de que el jefe del sexto ejército Friedrich Paulus lo llevara a cabo.

  • Primero, de acuerdo con la orden de Hitler, Paulus tuvo que mantener “Fortaleza de Stalingrado”, y romper el cerco significaba abandonar la ciudad.
  • En segundo lugar, el mando del sexto ejército requirió seis días para preparar un avance, ya que el combustible disponible sería suficiente para superar solo 30 km.

El veintiuno de diciembre, el cuarto ejército panzer de Hoth intenta romper las líneas del segundo ejército de Guardias del general Malinovski y el séptimo ejército acorazado soviético en la ribera norte del río Myshkova para llegar a Stalingrado, y rescatar así al sexto ejército alemán, cercado e inmovilizado en la capital nada menos que por siete Ejércitos rusos.

Algunas avanzadillas llegan a unos 48 km de la ciudad. Tras las tropas de combate marcha una columna con 3.000 t de alimentos y munición para los cercados.

El veintitrés de diciembre, las tres divisiones panzer de Hoth, que tratan de romper el cerco soviético a las tropas de Paulus en Stalingrado, intentan cruzar las líneas al norte del río Myshkova, a cincuenta km de la ciudad.

Agotadas, sin suministros, careciendo de pertrechos, y ante la imposibilidad de que Paulus pueda aproximarse para enlazar con ellas, las unidades germanas comienzan a retroceder a Kotielnikovski. El sexto ejército quedará abandonado a su suerte.

La detención significó que los soviéticos le atacaran con todo y lo hicieran retroceder 200 km más. El ataque, que fue llevado a cabo por la sexta división blindada soviética, de manera implacable al comienzo, se vio amenazada en la retaguardia, por lo cual se decidió retroceder de manera definitiva. A todo esto, el aeródromo de Tatsinskaya, el principal de los aviones para reaprovisionamiento, cayó en poder soviético.

En los días siguientes, la situación en el frente de Chirsk se deterioró tanto que el veintitrés de diciembre. Manstein ordenó a la sexta división panzer retirarse de sus posiciones y dirigirse hacia Morózovsk.

Al amanecer del veinticuatro de diciembre, las tercera división panzer del cuarto ejército panzer del general Hoth, son atacadas por el segundo ejército de Guardias del general Malinovski, que avanza hacia Kotielnikovski desde el Norte, y el 51º ejército soviético, que avanza desde el nordeste, rompiendo las defensas del cuarto ejército rumano, iniciando una maniobra de cerco.

Con la retirada de la columna alemana, el segundo ejército de Guardias de Malinovski pasó a la ofensiva contra el flanco extendido del 57º Cuerpo panzer alemán. Las tropas soviéticas volvieron a capturar Verjnekumski.

Las fuerzas del segundo ejército de la Guardia con tres cuerpos mecanizados, lanzó otra ofensiva sobre Kotelnikovo. El general Hoth dio la orden de retirada general ese mismo día, eliminando así toda opción sería de salvar a las tropas sitiadas en Stalingrado.

La rendición final

Se dan violentos combates en el perímetro de Stalingrado entre rusos y alemanes. Las tropas del sexto ejército se encuentran diezmadas, agotadas, padeciendo del frío y enfermedades. La falta de alimentos ha llevado a los sitiados a comerse unos 12.000 caballos.

Siete ejércitos soviéticos, al mando de Zhukov, cercan Stalingrado y presionan hacia el interior para aniquilar a los defensores y debido a su precario abastecimiento aéreo, a partir de mañana su ración diaria de pan descenderá de 200 a 100 g.

Paulus, asqueado ante lo absurdo de las órdenes de Hitler, se dio cuenta de que, para el Führer, el sexto ejército, o lo que quedaba de él, era poco menos que una pieza sacrificable en el juego de la guerra.

La vida de los soldados no tenía la menor importancia para Hitler. Porque mientras los jerarcas nazis fletaban un avión de la Luftwaffe a Rostov para traerle 200 libras de caviar, sus hombres morían de inanición, tifus o disentería en las afueras de Stalingrado.

Los civiles de los territorios ocupados les odian. Para el día veinticinco de diciembre mueren 1.280 soldados de frío y hambre. Para el año nuevo, los soviéticos montaron una serie de cocinas y realizaron fiestas en la orilla sur del Volga con el doble objetivo de celebrar el año y desmoralizar a los alemanes cercados.

El veintiocho de diciembre, debido a la ofensiva rusa contra Rostov y el Don, que amenazaba con cortar las líneas del Grupo de Ejércitos A, las tropas del general Ruoff, retroceden lentamente del Cáucaso hacia Tamán, en los días siguientes formarían una cabeza de puente en Kubán.

Hitler se mostraba contrario a esta decisión, pero Manstein y otros oficiales lograron convencerlo. La zona de Rostov continuó siendo asediada por las tropas rusas, siendo escenario de duros combates.

Durante la contraofensiva del ejército soviético hacia Kotielnovski, el treinta y uno de diciembre, el cuarto ejército rumano es aniquilado y la cuarta panzer se retira hasta alcanzar entre 200 y 240 km de distancia de Stalingrado.

Las fuerzas rusas del frente de Stalingrado llegan a la línea Verjne -Rubezhni -Tormosin -Gluboki, teniendo la posibilidad de lanzar una gran ofensiva sobre el sector meridional del frente alemán. Para el Estado Mayor soviético, lo primordial era acabar con la bolsa de fuerzas alemanas en Stalingrado.

Para el día nueve de enero del año 1943, se presentaron dos oficiales del ejército soviético en la línea occidental del frente alemán con un ultimátum del Estado Mayor soviético para Paulus. Si dicho ultimátum no se aceptaba, los soviéticos lanzarían una ofensiva final.

El ultimátum fue rechazado. Las penurias se multiplicaron en el sexto ejército, las epidemias diezmaban los soldados, la disciplina había desaparecido y el hambre era tan atroz que los alemanes sacrificaron todos sus caballos, además de perros y ratas para poder alimentarse.

Cabe destacar que aún en estas penosas condiciones, la resistencia del sexto ejército continuaba, ya que las líneas del frente se retiraban combatiendo e infligiendo bajas a los soviéticos que ejecutaban el plan anillo para acabar con los alemanes.

El diez de enero del año 1943, el alto mando dio la orden de atacar las posiciones alemanas en Stalingrado. La Operación Anillo comenzó con los disparos de unos 7.000 cañones, morteros y lanzacohetes Katyusha que durante una hora arrasan las trincheras alemanas.

Posteriormente, se lanzan oleadas de infantes apoyados por carros. La ofensiva se centra en tomar el aeródromo de Pitomnik en donde aterrizan los aviones de suministros a los sitiados y llevándose sus heridos. Hitler ordena a Paulus “Prohíbo la capitulación”.

Las tropas deberán defender sus posiciones hasta el último hombre y el último cartucho, para que con su comportamiento heroico contribuir a la estabilización del frente y la defensa de Occidente.

El día dieciséis de diciembre, caería el único aeródromo alemán Pitomnik en manos soviéticas, los alemanes tuvieron que reconstruir el de Gumrak, gravemente dañado por ellos mismos, para poder seguir recibiendo suministros.

Los soviéticos vuelven a ofrecer a los cercados en Stalingrado la posibilidad de rendirse, pero Paulus ordena a sus tropas, que intenten romper el cerco por cualquier punto posible para evitar su total aniquilamiento.

Unidades rumanas que habían formado parte grueso del sexto ejército, a los que han privado de raciones, se estaban rindiendo en grupos de forma continua. Otros alemanes comenzarán a sobornar a pilotos para que los saquen por el aeródromo de Gumrak.

El dieciocho de enero del año 1943, parte el que será el último avión correo alemán de Stalingrado. El general Paulus envía una carta a su esposa con su anillo de boda, el de graduación y sus medallas.

El general Hube, el primero que llegó a la ciudad, es obligado a partir en el Cóndor que despega del campo aéreo de Gumrak. Este protestará ante Hitler del fracaso del puente aéreo sugiriendo que los responsables, incluido Göring, sean fusilados. Hitler ignoró esto, como muchos otros consejos.

El veintidós de enero, Gumrak, el último aeródromo alemán a unos 8 km de Stalingrado, es abandonado por las fuerzas alemanas ante el empuje del ejército soviético.

El día veinticuatro de enero, las tropas alemanas forman en erizo en Gorodishche mientras se repliegan al este, a los restos de una fábrica de tractores. Los combates son durísimos. En el sur, los alemanes aguantan en los suburbios.

Entre las ruinas se arrastran unos 20.000 heridos alemanes sin auxilio. Hay miles de cadáveres entre ellos muertos por frío y hambre, casi siempre desarmados. Durante los últimos tres días, las fuerzas soviéticas avanzaron de 10 a 15 km, empujando a los alemanes y sus aliados a ocupar una aérea de 90 km2.

La aviación alemana en un intento desesperado por llevar suministros a lo que quedaba del sexto ejército, lanzaba municiones y provisiones en paracaídas, pero estas frecuentemente caían en territorio defendido por los soviéticos.

El día veintiséis de enero, el sexto ejército hace frente a la 13º División de fusileros de Rodímtsev en la colina Mamáyev Kurgán dividiendo lo que queda del sexto ejército de Von Paulus en dos bolsas de resistencia al norte y sur de la capital arrasada. Los tanques T-34 rusos atraviesan las ruinas.

En el Norte, lo que queda del 51º Cuerpo alemán resiste en la derrumbada fábrica de tractores. En el Sur, los restos de otros cuatro Cuerpos alemanes luchan en torno a las ruinas de la Plaza Roja, donde Paulus había trasladado su cuartel general, en el sótano de los almacenes Univermag.

Al día siguiente, los 21º, 57º y 64º ejércitos soviéticos atacan a las tropas alemanas cercadas al sur de la ciudad, que protegen a Paulus. La resistencia germana es encarnizada.

El veintinueve de enero, el sexto ejército alemán radia un saludo al Führer, felicitándole con antelación por su décimo aniversario del ascenso al poder, diciendo que “La bandera de la cruz gamada aún ondea en Stalingrado...” Hitler haría lo mismo en un discurso augurando la "victoria final".

Hitler llama secretamente a sus aliados del Eje, Italia y Hungría, a que retiren sus respectivas tropas del frente del Don. Sin embargo, hacía días que los italianos ya habían emprendido la huida, y los inexpertos húngaros habían perdido unos 80.000 soldados y otros 63.000 resultaron heridos en los últimos diez días.

El treinta de enero, Hitler asciende al rango de Mariscal de Campo al general Paulus, Hitler confiesa a Keitel: “En la historia de la guerra no se registra ningún caso en que un mariscal de campo haya aceptado caer prisionero...”.

Este ascenso fue recibido con otra orden de suicidio. Paulus declaró entonces: “No tengo intenciones de dispararme por este cabo bohemio”, en referencia a Hitler, e informó a otros generales, que él no se suicidaría y se prohibía hacerlo a los demás oficiales para seguir la suerte de sus soldados.

Las tropas soviéticas entran esta noche al que fuera el centro urbano de Stalingrado, La Plaza Roja, ahora reducida a un montón de escombros. Las posiciones alemanas sucumben ante las sucesivas oleadas del Ejército Rojo.

Al día siguiente, el cuartel general de Paulus avisa por radio a Manstein de que el sexto ejército se rendirá, los soviéticos se encuentran a unos metros de su cuartel, en el sótano de los almacenes Univermag.

Tras conocer las intenciones de Paulus de rendirse a los soviéticos, varios grupos de soldados germanos eligen entre hoy y mañana intentar escapar antes que ir a los gulag, siendo avistados por aviones de reconocimiento alemanes. De todos ellos sólo el suboficial Niewig conseguirá llegar a las líneas alemanas.

El uno de febrero del año 1943, los últimos mensajes radiados desde el cuartel general de Paulus en Stalingrado dicen “Los soldados vagabundean... pocos combaten todavía... el mando ya no se ejerce...” A las 05:45 llega el último mensaje: “Los rusos están ante el búnker...”.

Soldados soviéticos capturan al mariscal y su estado mayor, pidiéndoles su rendición incondicional. En Stalingrado los restos del sexto ejército y parte del cuarta panzer se rinden al ejército soviético. Entre las ruinas yacen unos 80.000 muertos, un mariscal, 23 generales, unos 2.000 oficiales, 91.000 soldados y 40.000 auxiliares de origen ruso se entregan a los soviéticos. Menos de 6.000 de todos ellos regresaran vivos tras la guerra.

Se reunirán en el cautiverio con los 16.800 que ya fueron apresados durante la batalla. Unos 42.000 tuvieron más suerte y pudieron ser evacuados como heridos con anterioridad. Aún resiste el grupo de alemanes del general Streker, al norte de la ciudad demolida.

El dos de febrero, el 51º Cuerpo de ejército alemán, al mando del general Streker se rinde. Con esta acción finaliza el combate por la ciudad arrasada, la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial.

Paulus fue el primer mariscal que capitula en la historia alemana, desobedeciendo así a Hitler, atenazado por las tropas soviéticas, la falta de alimentos y el frío polar de la estepa rusa, para el que sus tropas no tenían material suficiente, todo lo contrario, a lo que afirmaba Hitler.

Un informe del Estado Mayor alemán dirá que los alemanes consiguieron ocupar en la ciudad a 107 divisiones y 13 regimientos de carros soviéticos, por lo cual el sacrificio germano no habría sido en vano. Desde el diez de enero de 1943 hasta el dos de febrero, el ejército soviético eliminó veintidós divisiones alemanas y otras 160 unidades enviadas a socorrer al sexto ejército.

Unos 11.000 soldados alemanes no acataron la rendición y siguieron luchando hasta el final, a principios de marzo los soviéticos acabaron con los últimos reductos de resistencia en los sótanos y túneles.

Pérdidas

Hitler perdió en Stalingrado a su mejor ejército. Las pérdidas también incluyen parte del cuarto ejército panzer y el grupo de ejército del Don e incontables recursos materiales que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad de la que disponía los soviéticos.

Entre muertos, heridos, desaparecidos o caídos prisioneros, el ejército alemán había perdido desde julio del año 1942 hasta el final de la batalla a más de 400.000 combatientes, muchos de ellos experimentados, tropas de élite que solo podían ser reemplazadas mayormente por reclutas.

Si se incluyen las pérdidas del grupo de ejércitos A, el Grupo de ejércitos Don y unidades alemanas del Grupo de ejércitos B durante el período del veintiocho de junio del año 1942 al dos de febrero del año 1943, las bajas alemanas fueron más de 600.000.

Por otra parte, los ejércitos aliados de Hitler, sufrieron similares pérdidas devastadoras, siendo el punto de quiebre en las relaciones de los países satélites con Alemania. Los alemanes también perdieron 900 aviones, así como 500 tanques y 6.000 piezas de artillería.

Según un informe soviético de la época, las fuerzas soviéticas confiscaron 5.762 piezas de artillería, 1.312 morteros, 744 aviones, 1.666 tanques y cañones de asalto, 261 otros vehículos blindados, 571 vehículos semi-orugas, 10.722 camiones, 10.679 motocicletas 12,701 ametralladoras pesadas, 80.438 metralletas, 156.987 rifles. Se desconocen las pérdidas de las partes húngara, italiana y rumana.

Los soviéticos, aparte de haber asegurado una ciudad prácticamente destruida, habían sufrido más de un millón de bajas. De estos, “unos 13.000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas”, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc.

Aunque, informes soviéticos hablan de solo 278 ejecuciones. La excesiva cifra proporcionada por los historiadores occidentales, bien podrían haber sido los más de 52.000 soldados soviéticos vestidos de uniforme alemán, que murieron o cayeron prisioneros en la batalla de Stalingrado, si bien fueron tomados prisioneros, se desconoce el paradero final que tuvieron.

Según el cálculo más alto, si se incluye a todas las fuerzas que pelearon en el Volga y el Don, murieron, desaparecieron y fueron heridos 774.168 soldados alemanes y 108.890 fueron capturados.

Cerca de 1.130.000 soldados soviéticos fueron muertos y más de 300.000 civiles desaparecieron o encontraron su fin, incluyendo refugiados y gentes que vivían en pueblos y ciudades donde también se combatió. Cabe resaltar que un cuarto de millón de civiles fue evacuado hacia el este del país.

Cuando el sexto ejército alemán se rindió con más de 91.000 soldados, estos fueron condenados a andar sobre la nieve en la denominada “marcha de la muerte” muriendo 40.000 a causa de la caminata y las palizas.

Al resto se les recluyó en los campos de concentración de Lunovo, Suzdal, Krasnogorsk, Yelabuga, Bekedal, Usman, Astrakán, Basianovski, Oranki y Karaganda, e incluso a 3.500 de ellos en la misma Stalingrado para que reconstruyeran la ciudad.

La mayoría de ellos, con temperaturas de -25 y -30°C grados bajo cero enfermó de tifus, disentería, ictericia, difteria, escorbuto, tuberculosis, hidropesía y malaria. De los 91.000 prisioneros solo lograrían sobrevivir 5.000.

Las consecuencias de esta catástrofe fueron inmensas y de gran alcance. La tragedia no pudo ocultarse al pueblo alemán, decretando tres días de duelo nacional. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que pasar a la defensiva.


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[1]  El hiwi era un prisionero de guerra soviético que ofrecía sus servicios a sus captores alemanes, ayudando en pequeñas tareas de istración de un campo de prisioneros o trabajando como asistente de confianza de los guardias germanos.

La batalla de Stalingrado