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sábado. 24.05.2025
POLÍTICA FISCAL

Frente a la catástrofe de la DANA, solidaridad fiscal

Introducir un porcentaje adicional en el Impuesto sobre la Renta sería un paso efectivo y justo.
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Reunión del comité de crisis por la DANA en La Moncloa.

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La reciente devastación causada por la DANA ha dejado a miles de ciudadanos en situaciones de extrema necesidad. Inundaciones, desbordamientos de ríos y daños severos en infraestructuras, negocios y viviendas, han golpeado gravemente a numerosas localidades, especialmente en la Comunidad Valenciana. 

Ante esta catástrofe, surge la cuestión de cómo organizar la ayuda para garantizar una respuesta rápida, eficiente y equitativa. ¿De qué manera puede la ciudadanía participar solidariamente en la asistencia que esta situación requiere? No me refiero solo a los fondos europeos o a las partidas extraordinarias que deben aprobar los diferentes niveles de la istración —central, autonómica, provincial y municipal—, sino también a la solidaridad directa del resto de los españoles y españolas con los afectados.

Hoy, como en desastres pasados, esta solidaridad se canaliza a través de donaciones voluntarias a entidades privadas, ONG o iniciativas espontáneas de empresas, organizaciones, o particulares. Todo esto es loable y necesario, pero insuficiente. Ante la magnitud de la catástrofe y los enormes recursos necesarios para restablecer la normalidad, me pregunto si lo más adecuado, efectivo y justo sería introducir un porcentaje adicional en el Impuesto sobre la Renta. Este recargo, calculado para cubrir una parte de las necesidades de reconstrucción, permitiría una contribución equitativa basada en la capacidad económica de cada persona, promoviendo la justicia redistributiva. Así, los más ricos aportarían más que los menos favorecidos, pero todos participaríamos en la reconstrucción, un principio solidario que trasciende la mera caridad.

La idea de recargos temporales para hacer frente a desastres no es nueva, en otros países ya se han implementado

La idea de recargos temporales para hacer frente a desastres no es nueva. En otros países, las istraciones fiscales han implementado impuestos especiales o recargos en el impuesto sobre la renta para afrontar desastres naturales y otras crisis. 

Algunos ejemplos ilustrativos:

– Japón, que, tras grandes desastres naturales como el terremoto de Kobe en 1995 y el tsunami de 2011, aplicó un «impuesto de reconstrucción». Este recargo temporal en el impuesto sobre la renta se destinó a financiar la recuperación de las zonas afectadas, movilizando rápidamente recursos significativos.

– Nueva Zelanda, que, después del terremoto de Christchurch en 2011, estudió diversas maneras de recaudar fondos para la reconstrucción, optando por una combinación de aumento de impuestos generales y emisión de deuda.

– Alemania, que en los años 1990, tras la reunificación, introdujo un «impuesto de solidaridad» para financiar la infraestructura en los antiguos Estados de la Alemania Oriental. Aunque no fue una respuesta a una catástrofe natural, este ejemplo muestra cómo un recargo fiscal puede afrontar una situación nacional extraordinaria.

– Australia, que en 2011 introdujo un impuesto especial, conocido como «flood levy» (gravamen por inundación), tras las devastadoras inundaciones en Queensland. Este impuesto temporal afectó a los ingresos de los ciudadanos para financiar la recuperación.

Medidas temporales como estas están diseñadas para movilizar rápidamente recursos de manera justa, distribuyendo la carga según la capacidad económica de la población. 

Así todos los ciudadanos y ciudadanas de las diferentes comunidades autónomas contribuiríamos con un pequeño esfuerzo, reafirmando nuestra identidad como país y comunidad solidaria. No como, tantas veces parecemos, una suma de Comunidades Autónomas como esferas independientes que no se tocan. Precisamos solidaridad y cohesión, frente a los discursos que abogan por una compasión y soluciones individualistas.

Aunque las aportaciones privadas son valiosas, debemos aprovechar esta ocasión para ejercer una verdadera solidaridad fiscal. Un recargo progresivo en el Impuesto sobre la Renta permitiría afrontar esta tragedia con dignidad, contribuyendo cada uno según sus posibilidades. Aunque si esta medida se implementara, podríamos esperar sin duda la histérica y radical oposición de esos “benefactores” que, mientras reparten enseres entre el barro de las zonas afectadas transmitiendo en directo por sus canales de televisión y redes sociales, con grandes alardes queriendo representar con ello la ausencia del Estado y con ello alentando la anti política, así como la reacción de aquellos que no dejan de quejarse por lo que califican “asfixia fiscal” que dicen ellos padecer.

Hoy lo esencial es encontrar una respuesta eficaz, que para serlo ha de ser solidaria, pero no la solidaridad de la caridad, sino la de la corresponsabilidad de toda la ciudadanía, y ello sólo puede serlo desde una solidaridad fiscal. 

¿Es una utopía?

Publicado en el blog de Quim

Frente a la catástrofe de la DANA, solidaridad fiscal