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sábado. 31.05.2025
CINE

'Wicked': bailando al ritmo de políticas mágicas

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Álvaro Gonda Romano | @AlvaroGonda

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El musical fantástico se basa en la novela de Gregory Maguire (1995), éxito de taquilla en su adaptación para los teatros de Broadway (2003); reformulación de un clásico de 1.900 publicado por la George M. Hill Company de Chicago, bajo la autoría de Lyman Frank Brum: El maravilloso mago de Oz.

El relato se centra en el origen de la malvada bruja del oeste, magistralmente interpretada por la cantante y actriz Cynthia Erivo, junto a Ariana Grande y otras figuras del espectáculo; corresponde a la primera parte de una obra complementada por otra cinta a estrenarse en noviembre de 2025.

Elphaba, rechazada por el color verde de su piel, es convocada como discípula exclusiva del mago de Oz. Sus desbordes emocionales delatan un poder cimentado en ocasionales fenómenos de levitación que generan destrozos por doquier. Madame Morrible (Michelle Yeoh) intentará explotar la situación estableciendo un o con el mago de Oz: por fin encontró una aprendiz con dotes naturales. Glinda (Ariana Grande) acompañará a la principiante en una aventura que las tendrá primero como enemigas y luego como amigas.

Un amplio flashback parte del final ya conocido, la bruja ha muerto, quedan por recorrer los orígenes, hasta un punto de corte coincidente con la conformación de un mágico ser que hasta el momento dista mucho de ser malvado: la bruja del oeste. Hasta aquí llega esta primera parte, exhibe todo tipo de planteamientos políticos, sociales y morales, aunque, eso sí, de manera muy obvia, aparatosa y, no digamos sobreactuada, sino exagerada en la parodia de un mágico juego de explicitaciones posmodernas. Una grata sorpresa para quienes concebimos el cine más allá de un mero entretenimiento.

La estética de simetrías propicia vanidades estereotipadas cultivadas en la perfección de los tiempos; labores asimiladas a modelos reconocibles, interrumpen formalidades esbozadas por la exageración. Glinda, la bella chica popular, Elphaba, y la discriminación del diferente en grado extremo, aunque no cimentada en la discapacidad, sino en el aspecto exterior, imagen corrupta, vinculada a desconocidas causas asociadas a una infidelidad oculta. Fiyero (Jonathan Bailey), el galán que recurre a facilismos, homenaje al lado frívolo de la vida, tolerado en el prestigio por la belleza y el estatus; Boq (Ethan Slater), el inocente irador, contrasta con las veleidades del predilecto de la clase. Otra vez la estética haciendo de las suyas, define la aceptación en sectores de popularidad implantados por el sistema; desde Fiyero y Glinda hasta Elphaba y Boq, circuito de realidades instaladas a flor de piel en un engranaje propiciatorio de realidades sociales tan artificiales como la magia del mago.

El relativismo se cuela en el circunspecto ámbito de formación, Winnie Holzman y Stephen Schwartz (guionistas) aciertan al brindar un panorama no del todo estructurado acerca del comportamiento humano. A trasluz se vislumbra la contundencia de los cambios, las transformaciones aquejan de manera permanente, enfoque definidamente posmoderno de realidades que trasiegan un camino hacia diferencias no imaginadas de antemano. Elphaba se rebelará ante la injusticia, Glinda definirá el interés desde la lógica a partir de una frivolidad a tiempo completo, sus cambios van cediendo a impensadas conveniencias del momento; Fiyero empieza a experimentar transformaciones. La “realidad” comienza a filtrarse, el panorama ofrece una dinámica de momentos inconstantes, las tomas de conciencia recalan en instancias diferentes, no todos son permeables a la vez, es lo que la vida humana nos depara: diferencia.

Otra vez la revalorización y rescate del fenómeno posmoderno como acción deshilvanada por la vida; Fiyero introduce el tema, aunque la cinta no lo absolutiza, simplemente lo vierte como alternativa de destaque. Vivir al ritmo de la vida está lleno de implicancias, pero también de esperanzas en la apertura de caminos alternativos a las injusticias de la existencia.

La exageración subraya situaciones, combinaciones en el juego de la vida. Glinda seduce a partir de un simulacro de lectura, Fiyero obedece el juego en la perfecta conciencia que le permite ejercer un adecuado manejo desde su posición de privilegio, es la popularidad de los lindos, de los que ocupan lugares prefabricados en la reproducción de discursos de alabanza defendidos desde la valoración de un estatus social.  

Todo se va desarmando, el mundo de apariencias comienza a claudicar para abrir paso el compromiso; la crisis establece un quiebre, incipiente división en bandos a desarrollar en una segunda parte que promete.

El padecimiento animal moviliza sensibilidades propias de estos tiempos, otro tornillo posmoderno para el edificio de características a caballo de lo conservado y lo reciente, lo permanente solo ite juicio en la percepción de las acciones; contribución a una conciencia familiar, el espectador es invitado a observar la sociedad actual con sus defectos y virtudes. La vida cotidiana trastabilla, lo absoluto se derrumba, la fantasía se vuelve realidad, es la caída en lugares comunes a la existencia humana. El musical no adolece de contemporaneidad, explicita comportamientos, disecciona emociones y conductas, unas veces expresadas otras veces insinuadas por la exageración.

La cinta refiere a los procesos de cambio, transformación de realidades aparentes, generación de compromiso que rompe con estereotipos sociales. Fiyero, el galán frívolo, se compadece de la prisión animal, toma conciencia de un más allá en las necesidades de su propio ego, la causa lo sensibiliza. Glinda aún no comprende, actúa por complacencia para ser aceptada, los ideales se derrumban, es la magia de la vida, no todo será como antes.

Los absolutos se diluyen en categorías móviles, Elphaba es la bruja aun no consagrada, presentación de un acto comprensivo que intenta explicar su desempeño por la propia historia de vida.

Lo malvado se deshace en implicancias. La imagen se cultiva desde fuera, la mujer verde es un ejemplo de solidaridad hacia el prójimo, la maldad refiere a un sistema puesto en riesgo. Es resultado del descrédito sembrado en respuesta a un poder caduco carente de recursos. La militancia política soporta estigmas transformadores, su precio es la bruja del oeste.

Un baldazo de agua a la arrogancia desde el íntimo cachetazo de experiencias novedosas que sensibilizan los egos. Esperanzadora perspectiva que todo lo transforma sin necesidad de ejecutar los hechizos del Grimmerie, texto misterioso destinado a producir un quiebre en la historia. El mago de Oz será evidenciado en su naturaleza humana; la magia consiste en ejercer poderes sobre otros en el inalterable ritmo de la vida, con controles a despecho de benévolas intenciones. El marco de belleza se derrumba en la imperfección de un sistema oculto a la atención. La ingenuidad va cesando de a poco, pero no totalmente, sospecho que Chu nos reserva algo hacia el final, habrá que estar atentos a noviembre.                                                                              

'Wicked': bailando al ritmo de políticas mágicas