
Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna
Desde que se configuró la oposición parlamentaria en el Parlamento británico del siglo XVIII, la política en las instituciones del Estado se levanta sobre la premisa de que entre la mayoría parlamentaria y la oposición hay puntos comunes que comportan una relación de lealtad que beneficia a la larga al propio Estado. Por eso es una expresión manida, pero cierta, la afirmación de que la oposición debe ser leal al Estado y al Gobierno en la medida en que el Gobierno sirve al Estado.
Viene a cuento esta reflexión al ver las maniobras que el Partido Popular español está desplegando en Bruselas para impedir que el Parlamento Europeo evalúe positivamente a Teresa Ribera como futura Vicepresidenta de la Comisión y Comisaria responsable del Medio Ambiente. En el momento de escribir este comentario no se sabe si Teresa Ribera será evaluada esta semana o si la evaluación se retrasará una o dos semanas, sin que tampoco se conozca el resultado positivo o negativo de la misma.
La derecha prefiere una España inane en Europa antes que desplegar influencia por medio de una Comisaria socialista
En realidad, no debemos extrañarnos de esta manobra de la derecha española. El pasado 23 de septiembre ABC publicó un editorial titulado “Von der Leyen y la incongruencia”, donde se criticaba a la Presidenta de la Comisión por proponer a Ribera como Vicepresidenta del nuevo Colegio comunitario y acababa el editorial con las siguientes palabras:
“La presencia de Ribera representa una garantía para Pedro Sánchez de que tanto la incursión de su Gobierno en el capital de la compañía privada Telefónica, el rescate de Air Europa o el bloqueo de la opa de la húngara Magyar Vagon sobre Talgo no serán cuestionados desde Bruselas por la disciplinada militante socialista, que gritó ‘¡no pasarán!’ en un mitin en Benalmádena, evocando el eslogan más famoso de la izquierda comunista de la Guerra Civil” [sic].
Merecía reproducirse este texto porque es reflejo de la rabia irracional de la derecha española que, para impedir que una socialista sea Vicepresidenta de la Comisión, el ABC saca el fantasma de la Guerra Civil, se muestra partidario de que una empresa de probables conexiones rusas se apodere de Talgo y prefiere que se hunda una de las pocas líneas aéreas españolas que todavía está en funcionamiento.
Cuando se hace política con odio y con deseos de venganza, el entendimiento es imposible
Tampoco debe extrañarnos por otro motivo. Como bien recuerda Xavier Vidal-Folch en El País (“La extraña manía de usar a Europa contra España”, 13 de noviembre de 2024), dos eurodiputados españoles del Partido Popular, Dolors Montserrat y Esteban González Pons, estuvieron durante la anterior legislatura del Parlamento Europeo desprestigiando a España con el fin de deslegitimar al Gobierno del Presidente Sánchez.
El Partido Popular prefiere una España muerta que una España gobernada por la izquierda. Parece que los españoles deberíamos alegrarnos de que el Presidente Sánchez haya conseguido que la primera Vicepresidencia de la Comisión, el puesto segundo del Gobierno comunitario, corresponda a España, pues sin duda favorece a nuestro país que de veintisiete Comisarios el que se ha asignado a España tenga más peso político que el de otros países como Alemania o Francia. Pero al Partido Popular sólo le mueve el rencor por no ocupar el Gobierno.
Añadamos otra circunstancia. Como hemos visto en el editorial de ABC, la derecha prefiere una España inane en Europa antes que desplegar influencia por medio de una Comisaria socialista. Quiere ello decir que para impedir el nombramiento de Teresa Ribera el Partido Popular pensaba utilizar cualquier motivo o pretexto. Pero, ahora el pretexto es particularmente mezquino, que es acusar a Rivera de los desastres valencianos que tienen un culpable, Carlos Mazón. Cuando se hace política con odio y con deseos de venganza, el entendimiento es imposible.