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Pablo D. Santonja | @datosantonja

La novela Un azul de frío, del argentino Rodolfo Piovera, editada por Plan B Noir, irrumpe con una crudeza serena en el panorama de la novela negra en lengua castellana. Se trata de un descenso contenido al corazón del desencanto argentino postdictadura. Es, también, la consagración literaria de Piovera, galardonado con el Premio Camilo José Cela 2023 por esta obra que atraviesa con firmeza la línea entre lo policial y lo existencial.
La historia se construye alrededor del comisario Leonardo Varela, un policía expulsado por hacer lo que en su entorno es inaceptable: buscar la verdad. El crimen que lo empuja al exilio institucional —el asesinato de una profesora de inglés, inspirado en un caso real que estremeció a Buenos Aires en 1984— sirve como punto de partida para una exploración mucho más amplia: la de una sociedad atrapada entre la amnesia y la necesidad urgente de memoria. ¿Os suena?
Un azul de frío habla de la tristeza. Una tristeza que es social, histórica y cotidiana
Piovera rompe ligeramente con el formato clásico de la novela negra. Si bien hay una investigación, una atmósfera opresiva y personajes con zonas grises, lo que prevalece es una narración cargada de desolación moral. La ciudad se convierte en un personaje más, con geriátricos oscuros y comisarías viciadas.
El título, tomado de un verso del tango Cafetín de Buenos Aires, no es una figura poética. Un azul de frío habla de la tristeza. Una tristeza que es social, histórica y cotidiana. El azul es también la melancolía, un tinte que Piovera extiende sobre sus personajes. Piovera escribe con un tono contenido, sin estridencias, como si supiera que lo que tiene para contar duele más si se dice en voz baja. La novela está construida en capítulos breves, casi cinematográficos, con diálogos secos y justos, y descripciones que huelen a fracaso institucional. El pasado reciente —la dictadura— no es un telón de fondo, sino una fuerza que aún empuja y contamina cada rincón del presente.
Es una novela que desarma lentamente. No por sus giros argumentales —que los tiene— sino por la forma en que nos enfrenta a la pérdida de confianza, de justicia, de país
Un azul de frío es una novela que desarma lentamente. No por sus giros argumentales —que los tiene— sino por la forma en que nos enfrenta a la pérdida de confianza, de justicia, de país. El lector termina por entender que el crimen más profundo no es el de la novela, sino el de una sociedad que se resigna. En este sentido, Piovera logra lo que pocos: hace del noir una suerte de elegía. Oda, sin duda, al pesimismo instaurado en nuestras sociedades. Breve, ágil y punzante.