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Mónica Grau Seto | @monmislilith

En 2021 apareció Contrapaso. Los hijos de los otros, Cómic.
Teresa Valero es autora integral de este thriller histórico, un proyecto ambicioso en que demuestra sus tablas como guionista e ilustradora, nos traslada a Madrid en plena época franquista, de 1956. Con una trama compleja y muchas capas e historias secundarias, que enriquecen el conjunto, se aprecia el gran trabajo de investigación histórica, permitiendo recrear momentos, la sociedad rota, la pobreza de muchos, escenarios como las calles, vestuario y noticias de la época. Donde se respiran los dos bandos, la España gris, el miedo y los gritos de libertad por la ideología, sexualidad… todo con una narrativa muy cinematográfica que engancha al lector desde la primera página.
La idea surgió a través de la radio, en entrevista a Juan Rada, el director de El Caso, el famoso semanario español de sucesos, y la idea de investigar crímenes por parte de unos periodistas fue tomando forma. Para la recreación contó con el apoyo de Xulio García, documentalista de EFE, o Julio Diamante que participó en la huelga estudiantil, además de entrevistas, investigar prensa de la época, libros, documentales para recrear con máxima fidelidad los hogares españoles, pero mostrando diferencias sociales.
Destaca mucho en el apartado gráfico, como Teresa intercala los mensajes publicitarios moralistas que iban dirigidos a las mujeres, como buenas esposas y amas de casa
En Los hijos de los otros tenemos el primer encuentro con el trio de protagonistas, muy diferentes y que no siempre congenian entre ellos, empezando por el más veterano, el periodista Emilio Sanz, un falangista desencantado de la España actual, por la corrupción, falta de transparencia y la censura a la prensa, porque ante todo es periodista y busca mostrar la verdad sin tintes políticos. Su carrera empezó justo en 1939 y desde entonces está obsesionado con un asesino en serie, este lleva años matando a mujeres, sus cadáveres aparecen como si fueran una especie de composición artística y en ellos hay una cuerda, que curiosamente no ha sido utilizada como arma del crimen, pero el Régimen ha intentado callar rumores y siempre encuentran a cabezas de turco a los que ejecutan, como si fueran asesinatos sin vínculo. En la redacción del periódico “La Capital” entra un nuevo redactor que es joven León Lenoir, entusiasta y con ganas de hacer periodismo de investigación, recién llegado de Francia.
Estamos ante un retrato de la libertad de expresión totalmente secuestrada por la Dictadura, en Los hijos del otros trata un aspecto real y que por desgracia se ha dado en este tipo de regímenes, que fue el robo de bebes a presas, mujeres pobres o cualquiera que fuera enemigo de Franco, para darlos a familias de clase alta. Vinculando también al experimento del psiquiatra franquista Antonio Vallejo-Najera y su teoría del gen rojo, que conducía a estos a una tendencia a la perversión moral, primero analizado en hombres y luego realizó las consultas y pruebas con un grupo de mujeres republicanas de la clínica psiquiátrica de Málaga. Se estima que unos 30.000 pequeños fueron secuestrados y separados de sus madres biológicas, muchas “rojas”, y gran parte entregados en adopción y otros los convertían en seminaristas, borrando cualquier huella de su pasado.
Además de ofrecer un retrato de clases sociales, del abuso de los simpatizantes del régimen, la misoginia de la época y también como se trataba a los homosexuales como enfermos mentales.
Teresa Valero realiza un trabajo de investigación exhaustivo y esto se percibe en cada página y viñeta, desde la prensa clandestina, o los periódicos manuscritos que se hacían en algunas cárceles, además de recrear esa estética de cartelería, publicidad con los mensajes consiguen crear más inmersión en la época.
Es importante diferenciar la prensa que ofrece “La Capital” que es la versión oficial del estado, donde el equipo de periodistas debe recortar y omitir realidades, guardando demasiada información en el cajón, siempre todo bajo la atenta mirada de los censores y las normas reguladas a través de la Ley de Prensa del 38, que permitían al estado designar a los directores de periódicos y llevar un registro de los periodistas que trabajaban para estos medios, pero por otro lado, surgió la prensa clandestina que ofrecía la información verídica sin ningún control, pero siempre ocultando los datos de los periodistas y el lugar de impresión.
Y ya llegando a Contrapaso. Mayores con reparos, donde sigue estando vigente el aspecto del control a la prensa, pero esta vez se da paso a otro medio afectado que es el cine. En esta industria la censura afectaba a varios niveles, desde guiones de directores españoles que eran totalmente diseccionados y cortados, o la revisión a cualquier filme exterior, a través de modificar el diseño de los carteles, tapando básicamente partes del cuerpo femenino de las actrices y recortando escenas de besos apasionados o cualquier actitud que se considerará provocadora. Además de mostrar como curiosamente muchos de los censores (sin formación académica de cinematografía) eran curas.

La experiencia de la autora como profesora en clases sobre la creación de personajes se percibe, y por ello le da una dimensión y una personalidad única a cada uno, y de hecho construye tres personalidades principales sólidas, con un pasado y vivencias propias que les ha marcado y con flash backs que nos muestran infancia y juventud, por lo que son muy diferentes, dotando a cada personaje de defectos y debilidades, de modo que Valero huye de los tópicos y estereotipos típicos del relato del género negro-criminal, y además sustituye la figura noir del detective privado por estos periodistas.
Emilio Sanz, es el más veterano del grupo y con un pasado falangista, pero cada vez está más desencantado con el Régimen y la situación actual del país, tiene un fuerte sentimiento de la justicia social, y sobre todo siente una profunda rabia por no poder ejercer su profesión de periodista con libertad. Lleva años trabajando en sucesos del periódico “La Capital” y vive obsesionado, desde hace 2 décadas, por encontrar y desenmascarar a un asesino en serie de mujeres, que el Estado silencia para evitar pánico en la población.
León Lenoir es un joven español criado en Francia, contrario al Régimen ya que su difunto padre era Comunista y su madre lleva años ingresada en una institución. Bajo su apariencia de hombre muy atractivo que llama la atención de todas las jóvenes, existe ese trauma familiar y culpabilidad desde su infancia, además de su amor imposible y prohibido que no logra olvidar. A pesar de las diferencias política con Sanz, ambos persiguen lo mismo que es ofrecer información verídica sin cortes.
Paloma Ríos es una chica avanzada a esta época, repudiada por su férreo padre, que es un general franquista. Ella se busca la vida con su talento con el dibujo, aunque en un mundo de hombres no la toman en serio y trabaja para una revista femenina “Mujer de verdad”, situada justo en la misma planta donde trabaja su primo León como periodista. A diferencia de sus hermanas que siguen viviendo en el hogar familiar, y siguen de forma más dócil los preceptos del padre, que solo buscar casarlas y que no aspiren a trabajar nunca fuera del hogar. Ella tiene una imagen de chica rebelde, que se corta su preciosa melena y lleva un peinado garçón, que tiene relaciones sin buscar un marido y quiere trabajar gracias a su talento en la ilustración y forma de captar la realidad.
Destaca mucho en el apartado gráfico, como Teresa intercala los mensajes publicitarios moralistas que iban dirigidos a las mujeres, como buenas esposas y amas de casa, y estos aparecen en la revista donde trabaja Paloma, que justamente representa todo lo contrario.
Tras la Guerra Civil Española y una década de aislamiento, en los 50 empieza el periodo de reconstrucción y se inicia una apertura al mundo occidental, con la llegada de los americanos y las primeras bases militares en España. La influencia de EE. UU. también se percibe con las películas que llegan y se deben “adaptar y recortar” para los españoles, y en contraposición el cine rodado en España básicamente era patriótico y de propaganda, con el NO-DO y las apariciones de Franco presentes en las proyecciones. Hay detalles en la historia que nos muestran como en algunos rodajes se filmaban escenas que sólo irían dirigidas al mercado americano o europeo, y otras mucho más recatadas que serían la versión para el público español. Guionistas y directores de cine veían como se limitaba su creación, y había demasiados aspectos que aún no se podían tratar públicamente. Directores como Bardem, Berlanga o Saura tenían que sortear esta censura, indiferentemente de sus ideales políticos.
De nuevo, con la aparición de otras víctimas del asesino en serie, se verán también envueltos en la investigación de otro crimen, donde la víctima es un censor cuyo cadáver aparece en una sala de cine, reuniendo piezas de un puzle que los llevará a algo más grande.
Aquí de nuevo se retrata la miseria en la que vivían muchos españoles, con viudas y niños mendigando, mostrando la infancia rota, la existencia de los poblados de barracas y hasta en casas cuevas, muchas veces por la fuerte emigración de gentes de pueblo que iban a las ciudades y no podían acceder a una vivienda y la especulación inmobiliaria (no tan alejada a la situación actual) y, por otro lado, muestra los abusos y perversiones de los poderosos, con dinero y os, actuaban con total impunidad. Hay muchos temas que se solapan y consiguen dimensionar la realidad de la época.
En este segundo tomo, además, conocemos más la ideología de Emilio Sanz y su posicionamiento en el 36, cuando sintió que Madrid fue abandonada por el bando republicano dejando a rojos y nacionales en la miseria.
Contrapaso está realizado magistralmente en acuarela digital, aunque Teresa no descarta usar también acuarela tradicional en el tercero, pero si tiene claro que la AI es lo contrario al arte. La elaboración de un cómic puede ser similar a un rodaje cinematográfico, un lenguaje que conoce a la perfección, pero con poca inversión de medios, eso sí con un coste de mucho esfuerzo, talento y tiempo para escribir un guion, diálogos, storyboard y planificación de páginas y luego diseñar esos personajes tan diversos físicamente, escenarios y situaciones. En el primer libro estuvo cuatro años, que compaginó como profesora y realizando una serie de animación, y de nuevo para estos otros cuatro años, pero viendo toda la investigación previa y diseño de los nuevos personajes que aparecen, vale la pena la espera. Es imposible no encariñarse de algunos secundarios como la pequeña niña que aspira a ser artista y sobrevive como puede, Vicente que muestra con valentía su homosexualidad y rebeldía con maquillaje exagerado y muchos más que animo a descubrir.
Teresa Valero desde su niñez amaba dibujar y es autodidacta. Empezó en el mundo de la animación siendo secretaria de producción, pero pronto destacó en sus trabajos artísticos dibujando storyboards y layout en largometrajes y series de televisión, como los Trotamundos. Fue una de las fundadoras del estudio Tridente Animación.
Su entrada al mundo del comic no fue ilustrando, sino como guionista de la serie Brujeando (Norma) junto a Juanjo Guarnido. Y posteriormente con Montse Martín realizaron la trilogía Curiosity Shop, donde ganó el premio a la mejor guionista de cómic 2012. En su vida personal también se ve unida al mundo del comic, formando una pareja de artistas junto a Juan Díaz Canales. El porque tardó tanto en deleitarnos con sus ilustraciones tiene una respuesta clara, que sucede en muchas mujeres escritoras, la llegada de la maternidad siempre supone un periodo de pausa creativa y el dibujo requiere horas y horas de dedicación, pero finalmente esta faceta surgió, con un trabajo elaborado y metódico que ha dado paso a esta obra que ha creado como autora total.
Y su experiencia como guionista ofrece un relato con varias capas y tramas, todas muy bien trabajadas, porque ante todo estamos ante una magnífica novela negra. Una historia que saca a relucir miserias de nuestra historia y consigue que nos emocionemos con varios personajes secundarios y nos encariñemos más con los principales, además de crear unas mujeres rebeldes a su época, que demuestran que sirven para algo más que casarse, cuidar al esposo y criar hijos, y que deben enfrentarse a mundos laborales de “hombres”, como forenses o retratistas para prensa.
Hay un trabajo meticuloso recreando el mundo urbano de contrastes con lujo para unos pocos, para luego mostrarnos el extrarradio, con esas zonas de tierra y hierba, con construcciones de chatarra, materiales abandonados de la ciudad, con niños y niñas descalzos y sucios que sobreviven bailando, limpiando zapatos o pidiendo monedas. Sin olvidar los interiores que nos permiten sentir como vivían las familias, escenarios grandes como cines, los despachos de periodistas, estadios de fútbol, platos de rodajes, y aunque humildemente Teresa Valero dice que los escenarios no son su fuerte, y lo que ella ama es dibujar a los personajes, que tienen tanta vida en cada viñeta, en las que te puedes perder con los detalles de miradas, caricias, miedos…
Además, en las últimas páginas tenemos el apartado Realidad y ficción, ética y estética, con carteles reales de la época, donde podemos entender mejor como era esa España esperpéntica de Valle-Inclán, y vemos como muchas situaciones que retrata el comic se basan en la realidad de la época, como cuando se emuló a los autocines americanos en Motocine Barajas, como en los años 50 se hacía la vista gorda hacia la prostitución de burdeles y la existencia de las “queridas” , pero en el 56 se cerraron estos locales y muchas mujeres tuvieron que vender sus cuerpos en las calles o abrir pisos clandestinos, nos muestra la Guía de películas Estrenadas, bajo el control de la Delegación Eclesiástica Nacional de Cinematografía, que buscaba reforzar la moral y que en las puertas de las parroquias clasificaban ese nivel a través de categorías de tipología de público: 1 para niños hasta 14 años, 2 de 12 a 21 años, 3 Mayores, 3R Mayores, con reparo (que da el título al volumen) y 4 Gravemente peligrosa. Podemos ver también una fotografía del impresionante Hotel Castellana Hilton, que fue el primero de la cadena americana en abrir en Europa, y donde se hospedaban directores de cine, estrellas como Frank Sinatra, empresarios, intentado dar una imagen de prosperidad y modernidad de España y su capital, en contraste a las carencias reales de la mayoría de su población.
Como curiosidad, podéis acompañar la lectura de estos dos tomos con la lista de Spotify que creo Teresa: “Contrapaso. Music for Reading Contrapaso comic” por Tervalero, y esperar a que la autora nos vuelva a sorprender con el cierre de la historia en el tercer tomo.
Por todo ello estamos, sin duda, ante UNA DE LAS MEJORES NOVELAS GRÁFICAS DEL AÑO, un imprescindible para cualquier fan del género, de la historia, del cine o de los comics. Una buena herramienta para que los más jóvenes puedan entender un pasado, que tal vez les quede muy lejano, pero a través del lenguaje y formato del cómic van a poder introducirse de cabeza, por lo que debería estar presente en cualquier biblioteca de instituto.
Ficha:
Autora: Teresa Valero.
Bases de color: Juan Díaz Canales y Alma Díaz Valero.
Editorial: Norma
Prólogo: Marta Sanz.
Formato: Cartoné.
Tamaño: 23,5 x 31,2
Páginas: 196 color.
Género: Histórico, Thriller.
Sinopsis:
LLEGA EL ESPERADÍSIMO REGRESO DE LA OBRA MAESTRA DE TERESA VALERO
Madrid, octubre de 1956. Un censor eclesiástico aparece muerto en la butaca de un cine con un rollo de celuloide en la boca. Tirando de ese hilo, León Lenoir, Emilio Sanz y Paloma Ríos destaparán un asunto de altos vuelos en el que se mezclan estraperlistas, especuladores, cineastas, jerarcas del régimen e idealistas de distinto pelaje. Como telón de fondo, una multitud miserable que solo aspira a tener un techo bajo el que cobijarse.
La autora Teresa Valero nos trae la segunda parte de Contrapaso, un conmovedor fresco de la España franquista en el que emoción, denuncia social y suspense van de la mano.