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sábado. 24.05.2025
OBITUARIO

Adiós a Silvia Pinal, el diablo más hermoso

Silvia Pinal en “El ángel exterminador”, de Luis Buñuel.
Silvia Pinal en “El ángel exterminador”, de Luis Buñuel.

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Torres-Remírez | @jostorresremrez

La semana pasada, a sus noventa y tres años, nos dejaba Silvia Pinal, una de las grandes actrices del cine mexicano, del cine hispanohablante y del cine en general. Una de esas actrices que marcan una época y que llevan a los espectadores a las salas de cine, o los encadenan al sofá cuando pasan una de sus películas en la televisión. 

De su pérdida se han hecho eco muchos medios especializados, recordando que ha sido la actriz que más veces trabajó bajo la dirección de ese loco aragonés que era el genio de Luis Buñuel. Y, justamente, me gustaría que homenajeáramos a Silvia Pinal, en el papel que no sólo tentaba a al asceta de Simón, sino que caíamos todos en sus redes pecaminosas.

La grandísima actriz, aprovechando su estancia en la península, trabajó al máximo esos años y rodó entre 1960 y 1961, tres películas más: “Maribel y la extraña familia”, “¡Adiós, Mimí Pompón!” y “Viridiana”

“Simón del Desierto” es una película misteriosa y llena de enigmas. Algunos dicen que la película dura sólo 45 minutos por problemas económicos del productor (el marido de Silvia Pinal), pero hay otras versiones que muestran que este proyecto estaba destinado a ser una película de episodios. Según versiones marginales se expone que eran dos episodios, el segundo dirigido por Vittorio de Sica o Stanley Kubrick. Mientras que otros asumen que sería una película de tres episodios con directores como Fellini y Dassin. Sea como fuere, toda la película serían historias protagonizadas por la mismísima Pinal. Ya fuera por falta de dinero o por desacuerdos con otros directores, la película ha quedado como una rara avis en la filmografía de la actriz y del director aragonés. Pero ¡Qué rareza! Una maravilla en la que vemos a Silvia Pinal dar vida al mismísimo diablo. Un diablo seductor y tentador en la que ya sea por un camino u otro, sabemos desde el principio que conseguirá lo que se propone. Junto con ello tenemos que entender que Pinal venía de dar vida a mujeres buenas y cándidas de la sociedad mexicana. La chica perfecta y la novia que todas las madres quieren para sus hijos. En cambio, no sólo es el diablo, sino un diablo que muestra todo su cuerpo, seduciendo carnalmente a Simón (y al espectador) y envenenando sus oídos. Nunca caer en la tentación, fue tan sencillo. 

A su vez, esta película venía precedida de toda la polvareda que había generado tanto en España como en los países católicos la anterior colaboración de Pinal con Buñuel: “Viridiana”. Por lo que, tratar la vida de uno de los primeros santos, Simón Estilita “el viejo”, en una cinta donde se veían desnudos femeninos, era una declaración de intenciones por parte de ambos. Más aún cuando su lanzamiento se produjo en el festival de cine de Venecia. Nunca sabremos qué recorrido hubiera tenido la película original, o si de verdad existía tal ambición, pero sólo con esta pieza de poco más de cuarenta minutos, vemos la sobresaliente actuación de Silvia Pinal. 

Y aunque este mediometraje fuera suficiente para que pasara a la historia del cine, la carrera de Pinal está repleta de grandes éxitos, nacionales e internacionales. También de alguna que otra película comestible rodada en nuestro país. Justamente estas películas nos podrán servir para conocer aún más la historia del séptimo arte de nuestra patria. El director argentino Tulio Demicheli, quizás uno de los directores más eclécticos del cine en español, tras trabajar con Silvia en la película mexicana de “La Adultera” (1956), la trajo a España para rodar dos películas, hoy ya casi olvidadas y difíciles de encontrar como son “Las locuras de Bárbara” (1959) y “Charleston” (1959), esta última junto con Alberto Closas.

La grandísima actriz, aprovechando su estancia en la península, trabajó al máximo esos años y rodó entre 1960 y 1961, tres películas más: “Maribel y la extraña familia” bajo la dirección de José María Forqué, “¡Adiós, Mimí Pompón!” junto con el inigualable Fernando Fernán Gómez y acompañada de José Luis López Vázquez y la que es una de las mejores películas de nuestro cine, “Viridiana”. Aún volvería a nuestras tierras a principios de los ochenta con “El niño de su mamá” (1980), “El canto de la cigarra” (1981), siendo compañera de Alfredo Landa y por último “Dos y Dos, cinco” (1981). Miren si podríamos descubrir nuevas películas de nuestra filmografía repasando las actuaciones de Silvia Pinal. Una lástima que programas de televisiones que se dedican a poner películas del cine clásico español, hayan dejado pasar la oportunidad de homenajearla programando cualquiera de estas cintas.

Pinal nos ha dejado, pero aún podemos seguir tentados por ella gracias al diablo de “Simón el desierto”.

Adiós a Silvia Pinal, el diablo más hermoso