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La primera regla en un partido político según Pérez Rubalcaba.
“En un partido político hay que ser leal, leal no significa no decirle al jefe lo que hay que decirle, leal significa que cuando un partido decide, pues al final hay que trabajar todos en la misma dirección. Hay un jugador de fútbol, cuyo nombre no voy a dar, que tiene una frase fantástica, que justifica porqué se fue de su equipo. Me fui de mi equipo el día que cuando me sentaron en un partido, me di cuenta que ya no me importaba quien ganara. Esta es una muy buena frase. Cuando en un debate parlamentario ves a tu líder fajándose con el adversario y no quieres que gane tienes que plantearte seriamente qué haces en ese partido”.
Estas palabras de Rubalcaba son muy adecuadas para enjuiciar el comportamiento pleno de deslealtad, o si se quiere, llamemos las cosas por su nombre, comportamiento pleno de traición de determinados políticos del PSOE. No menos adecuada es la siguiente anécdota, que pude leerla en el artículo, Quim González Muntadas publicado en Nuevatribuna el 26 de marzo de 2005:
"Cuenta la historia que August Bebel, uno de los fundadores del socialismo alemán, se detuvo en seco tras un discurso en el Parlamento. La derecha lo aplaudía. Se miró a sí mismo, desconcertado, y murmuró: “¿Qué has dicho, viejo imbécil, que la canalla te aplaude?”.
Esa frase, mezcla de lucidez y autocrítica, resume una alerta hoy muy vigente: cuando los enemigos históricos te aplauden, quizá has dejado de representar lo que fuiste.
Las palabras citadas de Pérez Rubalcaba y de August Bebel son muy explícitas. ¿No les hace reflexionar a González, Page y Lambán la prontitud con la que son requeridos por la prensa de derechas para que manifiesten sus críticas permanentes a Pedro Sánchez? ¿Por qué acuden tan prestos y sumisos a los requerimientos de los Vicente Vallés, Ana Rosa Quintana, Susana Griso, Carlos Alsina, El Mundo, ABC, La Razón? Han estado haciendo el trabajo sucio a la derecha española. Y siguen haciéndolo. ¿No saben lo que es la lealtad a un partido? Un partido, el PSOE, sin el cual nunca hubieran alcanzado tan importantes puestos a nivel político.
Lanzar ataques furibundos contra el tejado del edificio de su propio partido, contra el Secretario General de su Partido, y Jefe de Gobierno de su Partido. Y también contra la estrategia política de ese gobierno. ¿Por qué lo hacen? ¿Es por su adhesión inquebrantable a los principios del socialismo? ¿O por rencor, envidia, inquina…? ¿O en el caso de Page y Lambán por intereses electorales en su propia autonomía". Convencido de que ahora “la cubre el manto de los dioses de la política más que nunca”. Y parafraseando al torero trianero Juan Belmonte: “Ahora vas a ser requerida para parar, templar y mandar y creo sinceramente, que con la ayuda de todos nosotros, vas a acabar mandando”. Pues no fue así, a pesar de estar tocada por los dioses del socialismo y de la política.
Los González, Page y Lambán criticaron duramente el gobierno con Podemos y los pactos con los partidos nacionalistas o independentistas. Ha sido una crítica constante e implacable. En absoluto constructiva, es puro cainismo. Se quejaban amargamente. ¿Cómo se puede formar un gobierno con podemitas, y apoyado por Bildu –herederos de ETA– e independentistas? Fuera de Euskadi y Cataluña este mensaje cala hasta en parte de la militancia y algunos dirigentes socialistas.
Hagamos un poco de pedagogía política. La situación política actual no tiene nada que ver con la que había en la década de los 80 o los 90 del siglo pasado. Es muy fácil gobernar con 202 diputados en las elecciones de 1982; con los 184 en 1986; los 175 de 1989; e incluso con los 159 de 1996, ya que se pudo pactar para gobernar con PNV y CiU. Hoy se ha tenido que pactar y dialogar, ya que la situación política es muy diferente, con un Parlamento mucho más fragmentado. Los González, Page y Lambán parece que no se han enterado todavía. Y no ha ido tan mal con estos pactos. En el gobierno de coalición con Unidas Podemos se han llevado a cabo políticas socialdemócratas. Los pactos con independentistas y nacionalistas son plenamente democráticos. Recordemos la historia reciente. Parece que la olvidan los González, Page y Lamban. Una de las lacras de nuestra democracia fue el terrorismo de ETA. De su desaparición todos los españoles nos sentimos satisfechos. O deberíamos. La democracia usó los medios policiales y judiciales e instó al mundo terrorista a defender sus ideas abandonando las armas y sustituyéndolas por la palabra y las urnas. Así lo hicieron y participaron en la democracia. Las normas de participación política y las leyes electorales hicieron el resto: legalizar a Bildu, porque sus ideas, nos gusten o no, no están prohibidas y son tan legítimas como las de Vox. El programa de los partidos independentistas vascos y catalanes es la creación de sendos estados independientes de España, pero, es una desiderata que impide nuestra Constitución. Y por último, señor González, Page y Lambán sin esas para ustedes «malas compañías», ¿cómo el Gobierno de coalición habría aprobado sus políticas sociales: Ertes, ingreso mínimo vital, subida del salario mínimo interprofesional, revalorización de las pensiones, reforma laboral y las ayudas para hacer frente a la inflación...? Y esos pactos han servido para encauzar un problema territorial muy enrevesado. ¿Cómo estaba Cataluña en el 2017 y cómo está ahora? Mas, les da igual, siguen en la misma línea de oposición, los tres se han manifestado en contra de la ley de amnistía. Realmente lamentable. Que les estén haciendo parte del trabajo sucio a la derecha más impresentable desde hace décadas es un impensable regalo. Desempeñan perfectamente el papel de “tontos útiles” para la derecha. Deberían haber sido expulsados de una manera fulminante del partido. A nivel orgánico el PSOE ha sido extraordinariamente generoso con ellos.
Y ahora mismo en relación de los WhatsApp entre Sánchez y Abalos, más de lo mismo. Page: Si hay algo evidente en estos mensajes, sobre todo en los de la primera época, es que se estaba demostrando en una dosis muy alta una cierta intolerancia a la crítica o al que pudiera opinar de otra manera. Y Lambán ha revelado serias broncas políticas de Sánchez: Me sorprendió su ira y falta de control. Cualquier circunstancia es buena para criticar a Sánchez. En cuanto a Lambán, desde aquí en Aragón, se le podría aplicar el dicho de “Ver la paja en el ojo ajeno, y no verla la viga en propio”. Ha mostrado una extraordinaria dureza e ira con otros del partido en Aragón. Y no quiero citar nombres por discreción. Y para mostrar su falta de saber estar no acudió al 18º Congreso del PSOE de Aragón, en el que Pilar Alegría fue proclamada como nueva secretaria general del partido. Otra más de Lambán, aunque está ya retirado de la política activa. Ha roto el relato del Gobierno sobre el apagón e insinuó que hay que frenar el cierre de las centrales nucleares que tiene planificado el Gobierno. Lambán cree "urgentes" las explicaciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha comparecido en el Congreso para abordar el asunto.
Pedro, con estos amigos no te hacen falta enemigos. Poco ha, Pepe Álvarez, Secretario General de UGT contestó a un consejero de Fomento de la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha, Nacho Hernando, que estaba criticando al gobierno de Sánchez -qué raro-: "el PSOE con gente como tú dentro no tiene que salir a buscar muchos problemas fuera".
La traición política descrita en líneas precedentes dentro de una organización política genera un efecto en cadena y una serie de secuelas que afectan tanto la dinámica interna como la percepción externa.
a) Internas: La traición destruye la confianza entre los , generando un ambiente de sospecha y división. Esto puede causar fracturas irreparables en la cohesión interna, debilitando el funcionamiento organizacional, pudiendo hacer sentir a los restantes desmotivación y desconfianza, afectando su desempeño.
b) Externas: Las traiciones suelen trascender a la opinión pública, dañando la imagen reputacional de la organización y debilitando su apoyo social y político. Esta falta de unidad proyecta inestabilidad, lo que puede alejar a posibles aliados estratégicos o financiadores, disminuyendo la capacidad de competir eficazmente en las elecciones.
Termino recurriendo a un clásico. En la Divina Comedia de Dante, el noveno círculo del Infierno está reservado para las almas de los traidores, aquellos que en vida traicionaron a sus benefactores, amigos o seres queridos. Este círculo, llamado Cocito, es un lago helado dividido en cuatro zonas:
- Caína: Traidores a sus familiares.
- Antenora: Traidores a su patria o partido.
- Ptolomea: Traidores a sus huéspedes.
- Judecca: Traidores a sus benefactores y señores.
Las almas están sumergidas en el hielo, algunas hasta el cuello y otras completamente congeladas. En el centro del infierno se encuentra Satanás, el traidor supremo, con tres rostros devorando eternamente a Judas Iscariote, Bruto y Casio.
El hielo eterno simboliza la frialdad y la ausencia total de amor y humanidad que caracteriza a la traición. Dante muestra cómo la traición es el pecado más grave y destructivo, conduciendo al alma al nivel más bajo y alejado de la luz divina.