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viernes. 23.05.2025
CÓMICS

Feral (Salvajes) 1. Gatos Domésticos: el apocalipsis no solo es humano

feral

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Joan Segovia | @JoanRohan

El terror zombi ha explorado hasta la saciedad la lucha por la supervivencia en escenarios devastados, donde los humanos se enfrentan a sus peores instintos. Sin embargo, Feral 1: Gatos Domésticos de Tony Fleecs y Trish Forstner invierte la perspectiva y pone el foco en aquellos que siempre han sido testigos silenciosos del apocalipsis: las mascotas. 

Los autores, ya habían narrado desde el punto de vista animal en su obra Stray Dogs, un thriller psicológico donde los perros eran los protagonistas de una historia de terror. A través de sus ojos, en ese cómic se abordaban temas humanos como la memoria, el miedo y la manipulación, mostrando cómo los animales pueden reflejar las emociones y vulnerabilidades de sus dueños. En Feral, el dúo creativo retoma esta idea, pero llevándola a un escenario aún más extremo, donde la supervivencia se convierte en el eje central.

La historia sigue a Elsie, Lord Fluffy Britches y Patch, tres gatos domésticos que, tras una epidemia de rabia que azota su mundo, se ven obligados a abandonar la seguridad del hogar y enfrentarse a un entorno hostil. La premisa es sencilla, pero eficaz: sin la protección de sus dueños, estos animales deben aprender a interpretar un mundo en el que el peligro acecha en cada esquina. El cómic se alinea con la tradición del cine de supervivencia zombi, evocando las dinámicas clásicas del género, donde los protagonistas deben adaptarse rápidamente a un entorno hostil y desconocido para seguir con vida. La tensión de lo desconocido y el peligro constante también recuerdan a 28 Días Después, pero desde la perspectiva de animales que, sin una comprensión racional del desastre, deben confiar en su instinto para evitar un destino fatal.

El gran acierto de Feral es cómo adapta la estructura clásica del relato zombi al comportamiento animal

El gran acierto de Feral es cómo adapta la estructura clásica del relato zombi al comportamiento animal. Hay una clara traducción de los códigos del género: los gatos, acostumbrados a una vida de seguridad y comodidad, se ven de repente en la necesidad de cazar para alimentarse, de interpretar las señales de peligro y de enfrentar dilemas morales tan crudos como los de cualquier superviviente humano en una historia similar. La manera en que el relato introduce estas situaciones recuerda a clásicos como The Walking Dead o El amanecer de los muertos vivientes, pero con una aproximación más instintiva y menos intelectualizada.

Dentro de su estilo particular, Fleecs y Forstner siguen explorando las emociones humanas a través de la mirada animal. Si bien en Stray Dogs el horror venía del engaño y la manipulación, aquí el miedo es el de la supervivencia pura, donde cada decisión puede ser la última. Lo interesante es que, a pesar de ser un cómic de terror, el vínculo entre los protagonistas no se pierde; los gatos siguen comportándose como tales, con sus manías y particularidades, lo que refuerza la sensación de que no son simples avatares humanos en cuerpo animal, sino seres que intentan comprender una catástrofe desde sus propios instintos. Esto es lo que le da al cómic su identidad y lo aleja de ser una simple anécdota felina dentro del género zombi.

Feral 1: Gatos Domésticos, publicado en España por Norma editorial, es una adición interesante al cómic de terror contemporáneo

A nivel artístico, el cómic juega con un estilo visual que recuerda a las producciones de animación infantil, lo que intensifica el impacto de la violencia cuando se desata. Trish Forstner y Brad Simpson logran un equilibrio entre la aparente inocencia de los diseños y la crudeza de la historia, creando un contraste similar al de Watership Down o Plague Dogs, aunque con un estilo más cartoon, donde lo adorable se mezcla con lo despiadado. Este recurso visual contribuye a que las escenas de acción sean especialmente tensas, con un manejo del ritmo que sabe dosificar la brutalidad para que no se convierta en un festín de sangre gratuito.

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Sin embargo, Feral no está exento de limitaciones. Su estructura es predecible en algunos tramos, y el desarrollo de los personajes felinos, aunque efectivo, no logra alejarse del todo de los arquetipos del género. La narrativa también tiene momentos de pausa que, si bien sirven para construir atmósfera, pueden sentirse alargados en exceso, algo que el cómic comparte con muchas historias de supervivencia. Se puede decir que trae algo fresco sin salirse del cliché.

Más allá de estos detalles, Feral 1: Gatos Domésticos, publicado en España por Norma editorial, es una adición interesante al cómic de terror contemporáneo. No reinventa la rueda, pero la hace girar desde un ángulo lo suficientemente distinto como para que la experiencia resulte atractiva, en especial para quienes disfrutan del terror zombi, pero buscan una variante que evite los convencionalismos habituales. A medida que avance la serie, quedará por ver si el cómic logrará expandir su universo más allá de su concepto inicial, o si terminará limitado por él, siendo solo un buen inicio de un quiero y no puedo.

Feral (Salvajes) 1. Gatos Domésticos: el apocalipsis no solo es humano